Cuando yo era niño me decían que el Ángel de la Guarda estaba siempre cerca de mí, y su trabajo consistía en protegerme para que no me pasara nunca nada malo. Yo me lo creía, claro, aunque me mosqueaba bastante cuando me daba un coscorrón y me dolía un buen rato.
Felipe González se ha sumado a los que dicen que si alguien no puede pagar la hipoteca de su piso, la deuda debería quedar saldada con la entrega de dicho piso, aunque el valor de mercado del piso no fuera suficiente para cubrir la deuda con el banco.
Hay que reconocer que perder tu vivienda por no poder pagarla es, como diría, Fernández Toxo “una gran putada”. Gordísima. es cierto. Pero también es verdad que el banco lo que presta no es un piso, sino dinero contante y sonante, y que parece lógico que quiera recuperar el total de lo que prestó, y no un piso devaluado.
Por otra parte, de ponerse en marcha esa medida, repercutiría inmediatamente en una gran restricción en los préstamos, en una subida de los tipos de interés, y en un incremento de las exigencias de garantías. Lo que en la práctica se traduciría en una mayor dificultad para obtener préstamos.
Lo que era un consuelo para niños ha llegado a convertirse en un fraude para adultos. Porque –nos digan lo que nos digan los obispos o los gobiernos- la vida es riesgo. La vida es tomar decisiones. Acertar en unas y equivocarse en otras. Salir beneficiado en las primeras y quedar perjudicado en las segundas.
Lo más corrosivo –socialmente hablando- del síndrome del Ángel de la Guarda es que estimula la toma de decisiones precipitadas, aventuradas, e irracionales. Si la gente adulta cree que hay un Ángel de la Guarda que les salvará de sus meteduras de pata, que cancelará sus deudas, que les dará de comer sin trabajar, que les devolverá lo que han derrochado, tenderá a comportarse precipitada, aventurada, e irracionalmente.
El Estado-Providencia se convierte así en un sustituto laico de la tradicional Providencia Divina. Millones de personas creen firmemente en la segunda. Al parecer, el resto cree igual de firmemente en la segunda. El resultado: una sociedad que se considera adulta, pero que actúa como los niños de ocho años. Algo muy malo para la sociedad. Algo excelente para la tranquilidad de los gobernantes.
Boti, vamos a tener que hablar de Dios directamente...porque si pasamos por el Angel de la Guarda, tampoco discutimos, y me va a pasar como a Sara...jajja
ResponderEliminarCreo que de alguna manera nos gusta ser esclavos. Que se ocupen de todo, que nos solucionen todo, delegamos todo, y lo unico que no se delega es el pataleo...pero en el sitio, sin moverse para conseguir lo que se reclama.
Si un dia nos pusieramos a hacer cuentas de cuanto nos cuesta delegar, y pagar tantos "seguros" ese dia lo mismo anulabamos todos, y empezabamos a asumir los riesgos.
Lo mismo nos pasabamos de Angel de la Guarda, y asumiamos nuestra propia "guarda". Ayudate y el cielo te ayudara. Y nunca mejor servido que por uno mismo.
Los que se quedan sin piso...es muy triste. pero si lo vendieran con un suculento beneficio, no le darian un porcentage al banco. Los bancos no son ONG, viven de prestar dinero, y quieren que se les devuelva dinero...y con intereses, no son inmobiliarias. Se dieron y se aceptaron creditos muy alegremente.