Esta mañana, en una entrevista en Onda Cero, Rosa Díez decía
que el gobierno tenía que hacer cumplir la Constitución y la ley en todas las
CC.AA., a lo que le respondía Miguel Ángel Rodríguez que cuando el ministro de Educación ha dicho que hay que hablar el español, en Cataluña “se ha montado la marimorena”. A lo que Rosa Díez replicaba sin titubear: “Ah, pues que se monte. Es que hay cosas que hay que hacer, a pesar de los nacionalistas”.
Se puede coincidir o no con las opiniones y las propuestas
de la portavoz de UPyD; pero lo que nadie puede decir es que no hable claro.
Sabe lo que quiere decir, lo dice, y además se le entiende. Toda una rareza en
el panorama político español.
Yo estoy de acuerdo con Rosa en que las políticas de
apaciguamiento que todos los gobiernos han venido siguiendo respecto a los
nacionalismos españoles sólo han servido para alimentar más a la fiera. Para
darle ánimo, y para que prosiguiera en su escalada de exigencias sin límite.
En los años 30 del siglo pasado Francia y Gran Bretaña
cometieron el mismo error respecto a Hítler –casualmente, otro
ultranacionalista-. Como advirtió Churchill, tenían que elegir entre la
indignidad y la guerra; escogieron la indignidad; pero tuvieron también la guerra.
Alguien me dirá que no se puede comparar al nacionalismo
catalán o al vasco con el nazismo. Pero se equivocan: se puede.
Comparar no es igualar, sino analizar semejanzas y diferencias; y decir que Charles Chaplin
llevaba bigote al igual que Hítler no significa que ambos personajes tuvieran
la misma catadura. Sólo que los dos llevaban bigote. En eso son comparables.
Y los nacionalismos españoles llevan el mismo bigote que Hítler.
Gritan, hacen discursos patrióticos, acusan a los demás de toda clase de
agravios, se inventan la Historia; y sus exigencias no tienen fin. En eso son
idénticos. Por lo demás, es cierto que los nacionalistas no han dicho que
quieran exterminar en cámaras de gas a los que no son catalanes (o vascos); es
cierto que no están creando un poderoso ejército para invadir las regiones
vecinas. Es cierto que los nacionalistas catalanes no han dicho que pertenezcan
a una raza superior –aunque los nacionalistas vascos sí que lo han hecho-.
Ahora se trata de saber si el gobierno de España seguirá
cometiendo la misma torpeza que cometieron los bienintencionados gobiernos de
Francia y Gran Bretaña. Los nacionalistas vascos y catalanes (y también los
gallegos, los aragoneses, y todos los nacionalistas) no son iguales que los
nazis. Pero llevan el mismo bigote.