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lunes, 31 de mayo de 2010

La flotilla de la libertad

Ya era raro. Casi seis meses sin que el insoluble problema palestino-israelí se apoderara de las primeras páginas de la prensa mundial. Hoy nos despertamos con la noticia de que el ejército israelí ha atacado un convoy que se dirigía a Gaza con ayuda humanitaria, causando al menos 14 muertos.
Los detalles aún son confusos, y tras el enfrentamiento armado vendrá el enfrentamiento ideológico y mediático. La opinión pública volverá a dividirse en dos sectores irreconciliables: los partidarios de los israelíes como estandarte del único país democrático de la zona, y los defensores incondicionales de unos palestinos angelicales. Dibujo en blanco y negro en el que sólo hay buenos y malos.
Sin embargo la cosa no es tan sencilla –casi nunca lo son estas cosas-. Los israelíes han vuelto a demostrar que sólo piensan en su supervivencia, y que les importa bien poco la opinión pública internacional. Probablemente se han pasado en la contundencia de su acción, aunque han conseguido su fin: mantener el bloqueo a Gaza.
Y desde el otro lado no todo es tan puro. No se trataba simplemente de un convoy humanitario. El hecho de que en él participaran gran número de personalidades políticas de diferentes países hace que el convoy tuviera un componente más político que de ayuda a los necesitados. El propio nombre dado a la expedición –flotilla de la libertad- indica que no sólo se pretendía paliar las necesidades materiales de los palestinos de Gaza.
En este largo conflicto no puedo ponerme de parte de ninguno. Los palestinos tienen toda las razones del mundo para sentirse exiliados en su propia tierra, además de sojuzgados por un estado que no es el suyo. Pero los israelíes actuales tienen toda la razón en defender con uñas y dientes un estado precario, rodeado de otros en los que millones de personas hacen todo lo que pueden para arrojarles al mar. Y los israelíes de hoy han nacido prácticamente todos allí.

viernes, 28 de mayo de 2010

Demasiados loros

De repente, el gobierno ha descubierto que la crisis que nunca existió, y de la que ya pasó lo peor hace un año, amenaza con llevarnos directamente a la bancarrota. Presa del pánico, se ha inventado una serie de medidas para recortar los gastos sociales que nunca (jamás, jamás) se iban a tocar, y para meter la tijera a ministerios y ayuntamientos.

Ante la situación de necesidad, lo primero que hicieron  fue buscar al loro para quitarle el chocolate. Reducir el número de coches oficiales es el chocolate del loro. Bajar un 15% el sueldo de los ministros y diputados…. es el chocolate del loro. Recortar las dietas y viajes de los cargos públicos… más chocolate del loro. Suprimir algunas consejerías –como ha hecho Leopoldo Barrera en Castilla-La Mancha, es chocolate del loro.
Los funcionarios piensan que recortarles un 5% el salario es el chocolate del loro. Igual que opinan las futuras madres de los 2.500 euros que ya no van a cobrar. Un chocolate más miserable es el de las pensiones de los jubilados. Los cien euros que cobran las madres que trabajan y tienen hijos pequeños…. es chocolate del loro. Racanear en fotocopias y folios en la administración es el chocolate del loro. Y las subvenciones a la minería del carbón, y el PER andaluz, y el coste de la Alianza de Civilizaciones, y el establecimiento del “copago” en sanidad, y las pensiones máximas de los diputados, y las universidades en cada provincia, y los aeropuertos en cada comarca, y las recepciones y banquetes oficiales.

Cada cosa tomada por separado es el chocolate del loro. El problema es que hay demasiados loros tomando chocolate, y una sola vaca para dar leche. De tanto querer evitar quitarle el chocolate a los millones de loros, al final se morirá la vaca, todos los loros se quedarán sin chocolate, y terminarán matando a picotazos a los incompetentes que les dijeron que el chocolate era infinito.

miércoles, 26 de mayo de 2010

El eslabón perdido

Una sociedad es una tupida malla en la que millones de individuos están interrelacionados por infinidad de conexiones. Algunas son horizontales, como los lazos afectivos, familiares, de amistad, etc. que conectan a las personas de manera no jerárquica.
Junto a esas conexiones horizontales existen otras verticales. Cadenas más o menos largas, en las que los individuos están subordinados unos a otros. Es lo que ocurre entre padres e hijos; entre directivos y empleados; entre profesores y alumnos; o entre oficiales y soldados.
La Administración está trabada por esa clase de cadena. Los funcionarios tienen un jefe inmediato, que depende de otro jefe superior, el cual obedece a un director general, que está a las órdenes de un ministro, que obedece a un presidente de gobierno. La red es compleja, e incluye el estado, las CC.AA., los ayuntamientos, las diputaciones, la UE, y otros organismos internacionales.
Por ejemplo, la UE obliga al gobierno de España a tomar medidas para reducir el déficit. El gobierno obliga a los ayuntamientos a hacer lo propio, y los ayuntamientos impondrán a sus ciudadanos restricciones en los servicios que les prestan. Las decisiones se mueven a través de la cadena, y la máquina funciona.
Pero España tiene una grave anomalía: falta un eslabón en la cadena. El sistema autonómico se ha configurado de tal manera que el Estado apenas puede influir sobre las CC.AA. A veces a la fuerza, y a veces con irresponsabilidad, ha venido cediendo competencias que ahora es incapaz de recuperar.
Cada día que pasa aumenta el vértigo ante la situación económica. Cada vez hay más gente furiosa con el gobierno central, y lo va a estar pronto con sus ayuntamientos. Sólo las CC.AA. se libran de la rabia ciudadana. Han conseguido el milagro de ser el eslabón perdido: el que más gasta sin que nadie se fije mucho,  y el que impide que la cadena funcione.

martes, 25 de mayo de 2010

Que nos lleven de excursión

Un preso de la cárcel de Daroca se ha fugado durante una excursión a la Ciudad de las Ciencias de Valencia. El grupo lo formaban trece presos, tres educadores, y dos psicólogas.

Y digo yo… ¿qué hacemos pagando excursiones a Valencia a delincuentes condenados? ¿por qué no iba ningún vigilante? ¿para qué se necesitaban dos psicólogas?

Instituciones Penitenciarias dice que esas actividades se hacen para preparar a los internos para su vida en libertad. ¡Claro! es lo que hacemos los que no hemos cometido delitos todos todas las semanas: visitar la Ciudad de las Ciencias; el museo del Prado; o La Alhambra.

Además de que no está claro que esa sea la mejor manera de preparar a nadie para nada, también hay que hacerse la pregunta del millón, la que nadie explica, la que puede estar en la raíz de la ruina económica hacia la que nos dirigimos: ¿Cuánto cuestan cada año estas excursiones? ¿Por qué no nos llevan gratis a los que no hemos hecho nada para estar en prisión?

lunes, 24 de mayo de 2010

Hijos para el mundo

Siempre que se habla de problemas sociales relacionados con la convivencia o con actitudes personales (la circulación, los malos tratos, las drogas, el botellón, la violencia en el deporte, el egoísmo, la picaresca, etc.) alguien termina diciendo “es una cuestión de educación”.
Y en cuanto se nombra la palabra “educación” todos vuelven su mirada hacia los colegios los maestros, los profesores de secundaria, y los organismos que se proclaman “de Educación” (ministerio, consejerías, etc.). Pero se equivocan por completo: eso es enseñanza. La educación es otra cosa. En los colegios se enseñan conocimientos, gramática, matemáticas, historia, idiomas, ciencias. La educación o se produce en la familia o no se producirá.

En un conocido artículo –cuya lectura recomiendo-, Leopoldo Abadía llama la atención sobre una curiosa confusión que se observa en la mayoría de los padres. Preocupados por los acontecimientos cotidianos –guerras, economía, medio ambiente, injusticias, salud, etc.) suelen hacerse la misma pregunta: “¿qué mundo vamos a dejar a nuestros hijos?”. Como bien explica el autor, se trata de una pregunta inútil, que no puede ayudar en nada a esos hijos.

El mundo es algo que hacen en cada momento histórico los que viven en él, y no algo estático que se mantiene tal como lo han dejado otros. Igual que los herederos de una gran empresa pueden engrandecerla o arruinarla, nuestros hijos harán con el mundo que les dejemos lo que ellos mismos sean capaces de hacer.

Si realmente quisiéramos ayudar a nuestros hijos –y de paso al mundo-, deberíamos darle la vuelta a esa inquietud y preguntarnos: ¿Qué hijos vamos a dejar a este mundo?

viernes, 21 de mayo de 2010

Salomón con cachirulo

Las Cortes de Aragón han aprobado la primera ley de custodia compartida de España. En los divorcios en los que no haya acuerdo, el juez optará preferentemente por establecer la custodia compartida de los hijos menores.

Así, en principio, suena bien. Es lo más natural, que padre y madre se responsabilicen por igual de la educación y el cuidado de sus hijos. Los problemas aparecen a la hora de llevar a la práctica esa custodia compartida. O bien los hijos van y vienen, cada mes o cada seis meses, de casa de papá a la de mamá, y así sucesivamente, o bien los niños siguen en la misma cassa, y son papá y mamá los que viven en esa casa en periodos sucesivos.
En el primer caso es un disparate, porque un niño necesita disponer de un entrono estable, tanto físico como social. Un dormitorio, una decoración, un cuarto de baño, un hogar. Y unos vecinos, un barrio, unos amigos. Someterle a la obligación de adaptarse a todo eso cada mes o cada seis meses es una barbaridad.
En el segundo caso porque los problemas son infinitos, si la misma vivienda es ocupada por turno por dos personas que, además, han resultado incapaces de vivir juntas o de ponerse de acuerdo para separarse. ¿Se lleva el uno todos los objetos personales cada vez? ¿la decoración y el mobiliario quién de los dos lo decide? ¿se los llevan también cuando se van?

La ley pretende terminar con un grave agravio comparativo: la costumbre de que los jueces otorguen –por defecto- la custodia de los hijos a las madres. Pero ese agravio no puede eliminarse creando una situación aún más conflictiva que la que tenían antes de divorciarse. Lo razonable es –si no hay acuerdo- que un equipo multidisciplinar evalúe la capacidad psicosociolaboral del padre y de la madre, junto al grado de afinidad de los hijos hacia ellos, y que emitan un informe vinculante para el juez. De ese modo, en unos casos sería la madre la encargada de la custodia, y en otros el padre. Sin la actual discriminación por razón de sexo.
Todos estamos de acuerdo en que lo ideal sería que los hijos pudieran crecer junto a un padre y una madre en buena armonía. Pero si se rompe la convivencia de los padres, eso ya no va a ser posible. Es muy injusto, pero a los hijos también les toca padecer esa ruptura. Crear nuevos problemas no va a mejorar nada.

jueves, 20 de mayo de 2010

Goleada de realidad

Hace días que me cuesta encontrar algo que dé pie a un comentario optimista. La vida sigue, los niños ríen, los adolescentes se enamoran, los adultos ven el fútbol, los jubilados juegan a la baraja. Hay mucha gente feliz, y sin embargo… la atmósfera está cargada de nubes muy negras que amenazan con un terrible diluvio.
Por fin hoy veo una buena noticia: ETA ha sido descabezada. Ha sido detenido el jefe del llamado “aparato militar”, y dos de sus secuaces. La agencia de noticias los llama subalternos, pero son secuaces. (Me pregunto cuando las personas que vivimos democráticamente dentro de la ley dejaremos de utilizar el lenguaje de los delincuentes). En todo caso, es la gran noticia. Ya tenemos un motivo para olvidar por unos segundos el fantasma de la ruina. Ya tenemos la ocasión de aplaudir un instante un acierto del gobierno. Ya casi podemos ser felices. La detención del número uno de la banda asesina es un verdadero “brote verde” hacia la tranquilidad general. Es el comienzo del fin de ETA

Lástima que esta sea la vigésimo séptima vez que leo esa noticia en los últimos treinta años. Lástima que llevemos treinta años iniciando el fin de ETA. Lástima que seamos tan propensos a vender la piel del oso antes de haberlo cazado. Lástima que hace ya tres años que estábamos a punto de superar económicamente a Francia e Italia.

Sociedad que huye de la realidad, que vive con un pie en la nostalgia o el rencor del pasado, y el otro en la fantasía y la quimera del futuro, mientras la realidad pasa una y otra vez entre las piernas. Cualquier día, uno de esos balones de realidad nos va a destrozar las partes más sensibles.

martes, 18 de mayo de 2010

Tenía que ocurrir

Sabía que antes o después ocurriría. Al principio sólo eran los sindicalistas y poco más…. que repeteían machaconamente eso de “compañeros y compañeras” o “los trabajadores y las trabajadoras”. Después se extendió a los colegios, a los ayuntamientos, a los parlamentos, y muchos maestros, concejales y diputados se afanaban como loritos a hablar de “alumnos y alumnas”, “ciudadanos y ciudadanas”, “los vascos y las vascas”.
La cosa se fue extendiendo, y algunos medios de comunicación adoptaron la tontería con entusiasmo, repitiendo hasta el aburrimiento todo en masculino y femenino.
Y hoy he escuchado lo que sabía que ocurriría. La concejal de Parques y Jardines de Zaragoza, Dolores Campos, estaba en la SER respondiendo a cosas que le planteaban los oyentes. Una señora se quejó de que los perros entraban en los parques y dejaban allí sus regalitos malolientes y resbaladizos. Y entonces la concejala quiso ser más que nadie, y dio el paso que faltaba. Su respuesta fue:

“Esto es una cuestión de educación y de civismo. Cada persona que entra a un parque con su perro… bueno… o su perra, claro (porque aquí todos tenemos sexo)….”.

Parafraseando a Neil Armstrong: “Un pequeño paso para la estupidez de la concejal, un gran paso para el atontamiento de la sociedad”.

lunes, 17 de mayo de 2010

Siempre pagan los mismos

Tras el anuncio de recortes en pensiones, sueldos de funcionarios, transferencias a ayuntamientos, cooperación internacional, etc., media España se ha caído del guindo. Se habían estado aferrando a la quimera que alentaba su líder bondadoso, y esperaban contra viento y marea que se cumpliera el gran eslogan: ¡Que paguen los ricos!
 
Y resulta que no. Que van a pagar los de siempre. Por varias razones: porque los que más ganan ya pagan más; porque los ricos riquísimos no son tantos, y porque estos súper ricos no tendrían el menor problema en irse a otro país si en éste se les estruja demasiado el bolsillo.
¿Qué hará ahora esa media España que acaba de caerse del guindo? ¿pensará que su líder bondadoso ha sido víctima de la conspiración maligna de los banqueros, las derechas, los franquistas, y los reyes godos? ¿volverán sus iras contra ellos? ¿asaltarán bancos y sedes del PP?
¿O empezarán a darse cuenta de quiénes son los que realmente nos están arruinando? No confío mucho en ello, pero podría ser que por fin se dieran cuenta de dónde está la principal razón de que España se esté hundiendo mucho más que otros países, con la misma crisis internacional. El Estado autonómico actual, con sus diecisiete virreinatos es completamente insostenible. Cientos de millones de euros se despilfarran en cosas tan irracionales como embajadas autonómicas por el mundo, o traductores de catalán, gallego y vasco en el Senado.
Y sobre todo en los cientos de millones que se reparten sin rechistar los sindicatos, la patronal, y los propios partidos políticos. Verdaderas sanguijuelas de la democracia. Se han vestido de instituciones esenciales, pero son auténticos negocios del chanchullo. Los sindicatos tienen que mantenerse exclusivamente con las cuotas de sus afiliados. La patronal con la de sus asociados. Y los partidos políticos con las de sus militantes.
¿Cuándo la media España que acaba de caerse del guindo dejará de echarle la culpa a “los ricos”? ¿Cuándo empezará a echarle la culpa a los mangantes?

viernes, 14 de mayo de 2010

Pasar de política

Ayer la diputada y portavoz de UPyD, Rosa Díez, impartió una conferencia en la Facultad de Económicas de Zaragoza.
Me llamó la atención que la sala, con un aforo de 240 personas estaba llena. Unas treinta más permanecieron de pie, en los laterales, y otras treinta o cuarenta lo hicieron desde el pasillo exterior.
Me dicen que en las veces que Rosa Díez a visitado Zaragoza para un acto público, en la ocasión en que más gente hubo no se rebasaron los 150. Para tratarse de la portavoz de un partido pequeño, reciente, y poco conocido, me pareció llamativo ese incremento del interés de los ciudadanos.
Con su estilo habitual, firme y enérgico, se refirió a la actual situación de crisis económica: “quien no toma decisiones, termina cumpliendo  instrucciones”, dijo. Criticó que con las medidas anunciadas anteayer, el presidente se quiere cargar el único gran pacto que aún se mantenía vivo: el de Toledo, que regula la prestación de las pensiones de jubilación.
Pero, sobre todo, se refirió a la reforma de la Constitución,  para permitir que los derechos fundamentales que en ella se proclaman puedan ejercitarse de manera efectiva, independientemente de la CC.AA. en la que se resida. “Los derechos no son de los territorios, sino de los ciudadanos. Y los llevan consigo cuando se mueven de una Comunidad a otra”. En esa línea de reforzar el papel del Estado, aseguró que UPyD no pactará ni en el Congreso ni en las CC.AA. con partidos que no sean nacionales. Subrayó la paradoja de que con el actual sistema la UE tiene más poder sobre España que el gobierno de España sobre las CC.AA.
Apunté alguna de sus frases que me parecieron interesantes. De todas ellas me quedo con esta: “Cuando los ciudadanos pasan de la política, los políticos terminan pasando de los ciudadanos”.

jueves, 13 de mayo de 2010

Amarga realidad

Se desmontó la farsa. Como todo el mundo sabía –excepto los que no quieren ver lo que no les gusta- el presidente Zapatero ha anunciado severas medidas de recorte del gasto público. Medidas que incluyen lo que decía que no se iba a tocar jamás: los gastos sociales. Medidas que significan que la crisis la pagaremos entre todos, y no sólo “los ricos” como había dicho. Medidas que eran imprescindibles, y que confirman esa curiosa costumbre del presidente de acertar sólo cuando rectifica. Una característica muy natural en un adolescente, pero muy grave para un gobernante.

Pero no quería criticar a Zapatero. Es totalmente innecesario. Dice un viejo refrán que el tiempo pone a cada uno en su lugar, y así ha sido. Lo que me resulta sorprendente es que algunas de las medidas que hoy se han anunciado forman parte de una lista que publiqué hace ya un par de años –hace catorce meses en este blog, y un año antes en otro foro-. Me parecían obvias ante el aumento del déficit del Estado y del desempleo. Puedo entender que este presidente creyera que iba a salir de la crisis a base de optimismo y voluntarismo. Pero me cuesta creer que entre sus cientos de asesores y consejeros no haya habido nadie capaz de decirle que los milagros no existen.

Muchos han respirado con alivio hoy. Y otros muchos han quedado sumidos en el desconcierto. Pero a pesar de lo justificado de estas medidas, mucho me temo que no sean suficientes. El tiempo lo dirá, pero resulta raro que lo que pudo ver un simple botijo hace dos años, no haya querido verlo nadie en el gobierno.

miércoles, 12 de mayo de 2010

Tres protones de diferencia

Ayer hablaban en la radio de las leyendas urbanas. Llamaban los oyentes y relataban historias inverosímiles que corren por ahí como hechos indiscutibles.
La chica fantasma que se aparece a los conductores en la curva en la que se había matado.
Los chinos que están exentos de pagar impuestos en España.
Walt Disney congelado hasta que se pueda curar la enfermedad de la que murió.
Los móviles explosivos que no hay que tocar.
Messenger que va a cerrar todos los meses.
Latas que no ha que beber porque están contaminadas con orín de ratas.
La margarina a la que sólo le falta un átomo para ser plástico.

Leyendas, bulos, mitos, cuentos, embustes, trolas, timos… Internet como paraíso de los hoax.

Y al otro lado… millones de personas dispuestas a creer casi cualquier cosa. Las leyendas urbanas se mantienen porque hay quién se las cree. Siempre hay alguien que nos cuenta algún secreto que sólo unos pocos conocen. Y siempre hay alguien dispuesto a creerlo.

Después nos sorprende la facilidad con la que los dirigentes políticos nos toman el pelo, nos cuentan toda clase de falsedades con aire muy solemne, y nos prometen toda clase de imposibles. Pero si uno es capaz de dejar de consumir margarina por si le falta un átomo para ser plástico…. ¡cómo no va a creer a alguien que habla con seguridad y encima manda mucho!

A alguien se le ha olvidado enseñar en los colegios que sólo hay tres protones de diferencia entre el plomo y el oro. Quizá sólo haya tres protones de diferencia entre dejarse atrapar en cualquier manipulación o ser capaz de comprobar la veracidad de las cosas. Quizá sólo hay tres protones entre ser dueños de nuestro destino, o estar a la merced de una pandilla de embaucadores.

La diferencia no estriba en ser catalán o andaluz, ni en ser de izquierdas o de derechas, ni joven o anciano, ni rico o pobre, del Madrid o del Barça. La diferencia está en esos tres protones.

martes, 11 de mayo de 2010

Los primos de "zumosol"

La situación económica mundial sigue pareciendo una montaña rusa. A veces parece avanzar razonablemente estable, y a veces parece que se desploma hacia un desastre final.

Echarles la culpa a los bancos o a los especuladores resulta tentador. Siempre descarga la conciencia pensar que son otros los responsables de todo lo malo. Pero los bancos no son sino unos operadores que venden dinero al que se lo pide, y no es obligatorio pedirles dinero. Y “especuladores” somos todos, en el sentido de que todos hacemos cálculos para tomar decisiones buscando nuestro propio beneficio. Los especuladores hicieron caer la bolsa la semana pasada, y los especuladores la han hecho subir hoy.

Así que algo se está haciendo mal desde hace mucho tiempo, El sistema financiero viene dando avisos desde hace tres años, y la única medida que se ha ido aplicando ha sido la de recurrir al primo de zumosol. Primero los estados acudieron en apoyo de las entidades bancarias en peligro de derrumbarse. Ahora la UE y el FMI acuden en ayuda de los estados que están en peligro de bancarrota. ¿Quién vendrá en ayuda de la UE o de EE.UU. si estos también terminan hundiéndose.

Probablemente el mundo desarrollado ha estirado el brazo mucho más de lo que permite la manga. Los llamados Estados del Bienestar (o Estados Providencia) tienen muy buena acogida y dan muchos votos. Así que los gobernantes se dejan seducir para aumentar los gastos que dan votos. Pero es realmente dudoso que en un mundo globalizado, en el que hay que competir con los productos de países emergentes, los estados occidentales puedan mantener indefinidamente una situación en la que cada vez son más lo que reciben y menos los que pagan.

Al final algunos se cansarán de hacer el primo. Lo ha resumido muy bien el ministro sueco de finanzas cuando ha dicho: “los contribuyentes suecos no están dispuestos a financiar a los griegos que se jubilan a los 40 o 50 años”.

lunes, 10 de mayo de 2010

5.000 - 5.000 = 0

Hace seis meses el gobierno anunció un nuevo “Plan E”, con un gasto de 5.000 millones de euros para que los ayuntamientos pudieran realizar obras, y crear así algunos puestos de trabajo.

Ayer el gobierno anunció un recorte del défict en 5.000 millones de euros. Cómo el déficit es el resultado de una sencilla operación -gastos menos ingresos- sólo se puede reducir recortando gastos o aumentando ingresos. Pero… ¡cachis! el gobierno no ha dicho cómo piensa reducir el famoso déficit.

Los gastos de las administraciones públicas pueden dividirse en unos pocos grandes apartados:
  • Inversiones: infraestructuras, carreteras, hospitales, equipos, etc.
  • Personal: sueldos y gastos de funcionarios y cargos políticos.
  • Prestaciones sociales: pensiones, subsidios, cheques bebé, prestación desempleo, etc.
  • Gastos corrientes: electricidad, gasolina vehículos, material oficina, propaganda, etc.
  • Gastos financieros: amortización e intereses de la deuda pública.
Además, puede añadirse otro gasto que consiste en el dispendio que supone la duplicación de funciones y servicios por parte del estado, de las CC.AA. y de los ayuntamientos.

Por el lado de los ingresos el estado sólo dispone de dos posibilidades:
  • Vender activos: privatizar empresas, vender propiedades.
  • Aumentar los impuestos.

Si este gobierno sigue jurando que nadie va a salir perjudicado con la crisis, la gran pregunta sigue siendo ¿cómo piensa recortar esos 5.000 millones de déficit? ¿va a conseguir la cuadratura del círculo? ¿por qué se gastó alegremente los 5.000 millones que ahora quiere ahorrar?
O quizá continúa engañándonos. 5.000 menos 5.000 es igual a cero.

viernes, 7 de mayo de 2010

Sangre y tomate

Los mercados financieros andan revueltos de nuevo. El Ibex-35 lleva tres días cayendo; ayer la bolsa de Nueva York se hundió un 9% en pocos minutos –aunque se recuperó después-; el Estado español encuentra dificultades para colocar su creciente deuda; el euro se debilita; y Grecia sigue siendo una incógnita.
Para combatir estas turbulencias, el presidente Zapatero ha propuesto en Bruselas la creación de una agencia de calificación de riesgos europea. Estas agencias son entidades que otorgan etiquetas de confianza a empresas y estados. Y esas etiquetas son tenidas en cuenta por los inversores de todo el mundo para tomar sus decisiones financieras. Las agencias de calificación no son infalibles, y de hecho se han equivocado estrepitosamente en muchas ocasiones.

La iniciativa de Zapatero refleja el pensamiento profundo del presidente: si no le gusta la descripción de una cosa, se cambia la descripción, no la cosa. Lo ha aplicado en educación: se prohibe poner ceros en los exámenes y se permite pasar de curso con tres suspensos. En economía: se repite machaconamente que ya hemos salido de la crisis a ver si así salimos de la crisis. Respecto al pacto social, se dice mil veces que habrá acuerdo entre empresarios y sindicatos, aunque sigue sin haberlo.

Se trata de la vieja táctica del avestruz. Un recurso que no ha salvado la vida a un sólo avestruz atacado por una fiera. Los inversores internacionales son como fieras, es cierto. Huelen la sangre. Pero para no perecer en sus colmillos lo que hay que hacer es taponar las heridas y cortar la hemorragia. De nada va a servir colocar muchos letreros que digan: “Señoras fieras, esto no es sangre, es salsa de tomate”.

miércoles, 5 de mayo de 2010

¿Hay tres Españas?

La metáfora de las dos Españas viene de antiguo. Dos Españas enfrentadas sin remedio. Una España de terratenientes, industriales, financieros, clero, y caciques. Otra España de jornaleros, obreros, analfabetos y pobres.
La II República fue la ocasión perdida de establecer la convivencia entre las dos. La guerra civil terminó con el aplastamiento de una España a la otra. La transición de los 70 parecía que había encontrado la solución al eterno problema.
En un interesante artículo, Rosa Díez –parlamentaria de UPyD- apela a una "Tercera España" para impulsar otro estilo de convivencia, y propugna una inaplazable reforma de la Constitución. Respecto a la “España plural de los territorios” dice: “El fetichismo de la diferencia a ultranza nos parece una solemne majadería política de la que viven unos cuantos iluminados y numerosos mangantes de la política local”.
Dice de la Transición: “El perdón y el olvido que se acordó entre vencedores y vencidos de la Guerra Civil y de sus secuelas no significó ningún empate: la democracia venció por goleada”. Y añade: “Estoy segura de que hay millones de españoles que añoramos esa Tercera España que tan bien representaron un liberal como Marañón y un socialdemócrata como Besteiro”.

Tengo la impresión de que el artículo de Rosa Díez podría ser suscrito por millones de ciudadanos. Pero me temo que se trata de los ciudadanos menos bulliciosos, de los menos estridentes, de los más desengañados de la política. Me gustaría que Rosa tuviera razón, y que esa Tercera España fuera capaz de hacer oír su voz. Pero no lo tengo nada claro. Mucho me temo que esa tercera España volverá a votar a una de las dos Españas de siempre. Para seguir recibiendo golpes de ambas. Es el riesgo de encontrarse en medio de dos fanáticos irreconciliables.

martes, 4 de mayo de 2010

No a la guerra... según para qué

El sábado me fui a callejear, con la intención de observar el ambiente del 1º de mayo.
Al llegar a la Pl. Paraíso me encontré con la cabecera de la manifestación conjunta de UGT y CC.OO. Docenas de banderolas rojas con las iniciales de las dos centrales. Cincuenta metros atrás otros grupos llevando ante sí las grandes pancartas reivindicativas: “Por el empleo decente y la protección social para todos y todas”, decía una de ellas. Me alegré que no se hubieran olvidado de incluir a “todas”, que igual al gobierno se le ocurre algo para que haya empleo para todos, y se olvida de las pobres todas.
Claro que me parece que las pancartas y las reclamaciones no iban contra el gobierno. No sé contra quién.
En todo caso, la gente caminaba muy despacio, sin prisa. Tampoco se notaba demasiada efervescencia. El entusiasmo y la fuerza de la rebeldía sindical estaban completamente ausentes. Más bien parecía un rito que hay que cumplir cada año.
Una camioneta llena de banderas de UGT portaba a tres o cuatro sindicalistas, que desde lo alto de ella trataban de animar un poco al personal. Una de las ocupantes de la camioneta lanzaba de vez en cuando proclamas a través de un potente megáfono. Una de las que más repetía decía:

“Si esto no se apaña,
¡caña, caña, caña!
Y si esto no se arregla,
¡haremos una guerra!”

Me quedé pensativo… Por una parte, por la ligereza con la que invocaban la guerra como medio de arreglar dificultades laborales. Por otra, porque me pregunto a quién tendrían pensado declarar esa hipotética guerra.
Y por último, porque recuerdo esas mismas banderolas de UGT y de CC.OO., y esos mismos manifestantes, que, junto a otros miles que ahora no salieron, recorrían las calles gritando hasta enmudecer aquello de “¡No a la guerra!”.
Ahora veo que al preparar las pancartas de hace siete años se les olvidó incluir una parte esencial. Deberían haber dicho: “No a la guerra… según para qué”.
Ahora ya lo entiendo.

lunes, 3 de mayo de 2010

Sociedad infantil

Las características más destacadas de la infancia son inmadurez, dependencia y vulnerabilidad.
Justamente tres características que se aprecian en la sociedad española. Una inmadurez que hace que no deseemos ver lo que no queremos ver, y que que prefiramos que nos cuenten bonitos cuentos, aunque sean todos mentira.
Una dependencia que nos hace esperar que el Estado se ocupe de solucionar todos nuestros problemas, desde los económicos hasta los personales. Queremos ser hijos del Estado, que el Estado cuide de nosotros, y no estamos dispuestos a correr el menor riesgo.
Y una vulnerabilidad de que se desprende de los dos puntos anteriores. De tanto esperar que el Estado se ocupe de todo, hemos perdido la capacidad de ocuparnos nosotros de lo nuestro. A lo más que llegamos es a enarbolar una pancarta para exigirle algo al Estado. Esa obsesión por evitar el menor riesgo nos coloca en la situación de ser muy vulnerables ante cualquier tropiezo.
Todo sería muy bonito si fuera real. Y casi sería posible si al frente del Estado hubiera "padres" prudentes, responsables, íntegros y honrados. Pero todo puede acabar en desastre si al frente del Estado hemos colocado a individuos sectarios, incompetentes, visionarios y tramposos.
Y como no queremos ni soñar con que pueda suceder ningún desastre, aquí seguimos, apretando con fuerza los párpados para no verlo venir, y aferrándonos desesperadamente a una fe ciega en un Estado que nos ha prometido de todo, pero que no podrá traspasar una de las leyes fundamentales de la física y del sentido común: la que afirma que de donde no hay, no se puede sacar.