“Los barones” autonómicos del Partido Popular se han reunido
con Rajoy para establecer los criterios con se van a establecer los límites del
déficit de cada CC.AA. La reunión ha resultado ha tenido un importantísimo
resultado: se han puesto de acuerdo en que tienen que ponerse de acuerdo. Se ha
escenificado así una realidad que subyace en la estructura del Estado, y que se
reproduce en la arquitectura de casi todos los partidos políticos: el modelo
medieval.
Como en la época feudal, los viejos partidos políticos se
configuran en una rígida escala de vasallaje. Entonces una tupida red de nobles
rendían vasallaje a otro noble de mayor rango, y todos al rey. A cambio, el rey
prestaba su protección a sus nobles, y garantizaba su posición privilegiada en
cada feudo.
Se trataba de una relación en la que tanto el rey como los
nobles salían beneficiados, a expensas del pueblo llano. Los nobles obedecían
al rey, pero éste no podía extralimitarse en sus exigencias, ya que en última
instancia dependía del apoyo de las tropas de los nobles para conservar el
trono. El sistema estuvo en vigor durante varios siglos, y sólo con la aparición
de los estados-nación se pudo salir de una situación que, además de injusta,
impedía el desarrollo económico.
Es lo mismo que ocurre hoy en estos partidos antiguos, que
se dicen nacionales, pero que en realidad son totalmente medievales. Los “barones”
de cada Comunidad Autónoma rinden pleitesía al jefe de su partido, pero dejan
de hacerlo si éste pone en peligro su posición en el condado. Hace 1.000 años
los nobles ejercían su presión ante el rey con la fuerza de sus ejércitos. Hoy
en día lo hacen con la fuerza de sus votos regionales. En la Edad Media los
señores pagaban a sus soldados con el dinero de los impuestos del pueblo. Hoy
en día los “barones” consiguen sus votos con el dinero de los impuestos del
pueblo. Hemos recorrido un largo camino para volver al mismo punto.