Miles de Citröen 2CV recorren las
calles de Alcañiz con motivo de la concentración mundial de este modelo. Un espectáculo insólito para los más jóvenes, y un soplo de
nostalgia para los que peinan canas. Coches sin pretensiones, que en su momento
representaron el inconformismo de la juventud, y que recorrían carreteras y
caminos con la osadía del que no tiene mucho que perder.
Esta concentración de 2CV en Alcañiz es
todo un símbolo de la España actual. Un país que había borrado de su memoria a
estos vehículos para entregarse ciegamente en brazos de los Audi y los BMW. La
apuesta por la seguridad y el confort a cualquier precio. Se había vuelto
imprescindible el aire acondicionado, los siete air-bags, el navegador, el
equipo de música envolvente, el motor de 190 CV, y el limpiaparabrisas
automático.
Los españoles queríamos todo eso, y
tratábamos de conseguirlo, tuviéramos o no dinero para pagarlo. Para eso
estaban los bancos, para que nos prestaran lo necesario para viajar más
cómodos, y de paso poder presumir ante los vecinos. Y de repente, sin aviso
alguno, nos hemos encontrado con que el banco nos apremia para que devolvamos
los préstamos, con que en la gasolinera ya no nos venden a crédito, con que no
podemos pagar el seguro a todo riesgo, y con que los neumáticos del Audi tienen
un precio astronómico.
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