El sábado, 7 de septiembre, los afiliados de UPyD en Aragón
eligen a los delegados que les van a representar en el II Congreso del partido,
que se celebrará en Madrid a primeros de noviembre.
Unión Progreso y Democracia es un partido que presume de ser
diferente, y demuestra esa diferencia en la manera en que los afiliados
participan en las decisiones. En primer lugar porque los delegados que
aprobarán las ponencias en el II Congreso no representarán a territorios, sino
a los afiliados: el número de delegados de cada provincia es proporcional al
número de afiliados.
En segundo lugar porque cualquier afiliado puede presentar
su candidatura, sin tener que pedir permiso a nadie, y sin verse obligado a
obtener apoyos, firmas ni avales de ningún tipo. Todos los candidatos disponen
del mismo espacio en la web para publicitar su candidatura; y todos disponen
del mismo tiempo para dirigirse a los demás compañeros el día de la elección.
Por otra parte, también todos –delegados o no- pueden
presentar enmiendas a las ponencias presentadas, que serán debatidas y votadas
en el Congreso; y todos podrán votar para elegir al nuevo Consejo de Dirección.
En una formación en el que el 90% de los afiliados no han militado nunca en
ningún partido, la independencia de su voto es la norma general.
Sin embargo, desde los viejos partidos y desde algunos
medios de comunicación seguirán surgiendo voces acusando a UPyD de autoritarismo,
de falta de democracia interna, y de personalismo de Rosa Díez. A falta de
otros argumentos para atacar a un partido joven y vital, que está insuflando
aire fresco al panorama político nacional; ante el insultante contraste de este
partido con otras formaciones aquejadas de unas dolencias crónicas que no van a
poder curar, la acusación gratuita de autoritarismo es la más fácil.
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