Hace unos años, una conocida marca de jabones lanzó una
potente campaña publicitaria en la que destacaba que su producto tenía “el
frescor de los limones salvajes del Caribe”. Como en tantas otras estrategias
comerciales, se trataba de colocar una etiqueta llamativa –en este caso
exótica- en un producto que no tiene nada relevante que lo distinga de los
demás.
Me he acordado de aquellos anuncios al ver cómo el PSOE ha
presentado las bondades de su candidatura al Parlamento Europeo, presumiendo de
que se trata de una “lista cremallera”. Es decir, en la se van alternando
sucesivamente una mujer y un hombre desde el principio hasta el final.
Nuevamente, este partido desorientado, que trata de
encontrar una identidad perdida y un líder que le guíe a la tierra prometida
del poder, recurre a un truco de prestidigitación y marketing, aparentando que
saca un conejo de una chistera que está completamente vacía.
Colocar a hombres y mujeres alternos en una candidatura es
tan irrelevante como ordenarlos según su estatura: el más alto de número uno, y
el más bajito en último lugar. Venderlo como un gran logro y un avance
democrático es, sencillamente, una estafa y un insulto a la inteligencia de los
electores.
Sin embargo, no faltarán ciudadanos que se dejen hipnotizar
por el truco. Deslumbrados por la apariencia, olvidarán que los limones
salvajes del Caribe pueden ser apestosos si están en estado de descomposición.