La Generalidad ha patrocinado la publicación de una guía audiovisual de los insectos de Cataluña, que incluye fotografías y un CD con los sonidos que emiten grillos, saltamontes y cigarras.
Ahora entiendo por qué ese gobierno ha tenido que recortar drásticamente el gasto en sanidad, cerrando consultorios, y poniendo trabas a la expedición de recetas a los enfermos de otras regiones que visitan Cataluña. Es cierto esto suponga una grave merma en los servicios que se prestan y otra diferencia en los derechos de los españoles, pero la crisis económica impone estas restricciones. Y si hay que elegir, es evidente que los catalanes están mucho más interesados en sus grillos, sus saltamontes y sus cigarras que en sus artritis, sus cataratas o sus diabetes.
Me sorprende que el gobierno de Aragón no haya puesto en marcha una iniciativa similar. Por una parte porque supone un agravio para los grillos, saltamontes y cigarras aragoneses, sufridos insectos que llevan siglos sufriendo la opresión centralista. Y por otra, porque el fomento del interés en esos bichitos podría crear miles de puestos de trabajo, y revitalizar la economía. Se ha perdido la oportunidad de que millones de viajeros de todo el mundo vinieran a Aragón, cámara y grabadora en ristre, rastreando los Monegros, el Somontano, los Montes Universales, ávidos de encontrar alguno,
Algunos políticos están como grillos, mientras la sociedad sigue cantando como cigarras.
Preguntas y reflexiones sobre la sociedad, su evolución, y las relaciones entre las personas.
............

lunes, 29 de agosto de 2011
viernes, 26 de agosto de 2011
El milagro
Durante los últimos 33 años en España se ha modificado casi todo. Los valores sociales, las creencias dominantes, los roles de sexo, la educación, las lenguas, los estilos de vida, y las costumbres. Y cuando algo no se ha podido modificar, se le ha cambiado el nombre para que parezca diferente. Sólo dos cosas han permanecido inmutables: el color del uniforme de la Guardia Civil, y la Constitución.
En numerosas ocasiones se ha propuesto la necesidad de cambiar esta última: eliminar la preferencia del varón en la sucesión a la Corona; reconocer la existencia de las CC.AA.; modificar el Título VIII para racionalizarlo; y unas cuantas cuestiones más. Pero siempre nos hemos encontrado con la misma negativa por parte de nuestros eminentes políticos. Al parecer, reformar la Constitución era difícil, delicado, inoportuno y hasta peligroso. Con la excepción de un microscópico cambio en 1992 –para adaptarla al Tratado de Maastrich- la Constitución de 1978 ha sido elevada a los altares, y convertida en un texto sagrado, intocable e inviolable.
Ahora nos enteramos de que en unas pocas horas el PP y el PSOE se han puesto de acuerdo y coinciden en que una reforma de la Constitución no sólo es posible, sino absolutamente necesaria y urgente. Y también se han puesto de acuerdo –esto no es novedad- en que se reformará sin consultar a los españoles en referendum.
¡Y yo que no creía en los milagros!
En numerosas ocasiones se ha propuesto la necesidad de cambiar esta última: eliminar la preferencia del varón en la sucesión a la Corona; reconocer la existencia de las CC.AA.; modificar el Título VIII para racionalizarlo; y unas cuantas cuestiones más. Pero siempre nos hemos encontrado con la misma negativa por parte de nuestros eminentes políticos. Al parecer, reformar la Constitución era difícil, delicado, inoportuno y hasta peligroso. Con la excepción de un microscópico cambio en 1992 –para adaptarla al Tratado de Maastrich- la Constitución de 1978 ha sido elevada a los altares, y convertida en un texto sagrado, intocable e inviolable.
Ahora nos enteramos de que en unas pocas horas el PP y el PSOE se han puesto de acuerdo y coinciden en que una reforma de la Constitución no sólo es posible, sino absolutamente necesaria y urgente. Y también se han puesto de acuerdo –esto no es novedad- en que se reformará sin consultar a los españoles en referendum.
¡Y yo que no creía en los milagros!
jueves, 25 de agosto de 2011
Risoterapia y política
Me decía una amiga que la gente se desentiende de la cosa política por la aburrida seriedad de las intervenciones. En su opinión, lo que se necesita son “más sonrisas y menos crispación”.
Coincido en que la crispación, la cara de perro, la descalificación y el insulto son componentes muy negativos, ya que enturbian el diálogo, dificultan la comprensión, y cierran las puerta a los acuerdos. Convierten la política en una confrontación –como si de una liga futbolística se tratara- en la que el objetivo es ganar al contrario, y no exhibir buen juego.
En cambio, me alarma lo de que la política es aburrida y seria, y que hacen falta más sonrisas. Si fuera cierto que una mayoría de los españoles piensa así –y es probable que lo sea-, eso abre un boquete en la línea de flotación de la democracia, que puede terminar hundiéndola.
El hedonismo se ha convertido en uno de los valores más sólidos de nuestra sociedad. Todo tiene que ser placentero y divertido: las comidas, las clases escolares, los programas de televisión, y ahora también la política. Y no es así: no todo puede ser divertido. La alimentación es una necesidad biológica; el estudio requiere esfuerzo; la televisión debería hacernos pensar y no sólo reír; y la política sirve para organizar la vida en común.
Sin darse cuenta, lo que mi amiga echa de menos es algo muy antiguo: el “pan y circo” de los romanos, o el “pan y fútbol” de Franco. Zapatero llegó al poder a lomos de su sonrisa, y ahí tenemos las consecuencias. La sociedad a soportado sin rechistar la suprema levedad de unos gobiernos banales porque le ofrecían sonrisas y buenismo, y sólo ha empezado a revolverse cuando comienza a escasear el pan. Lo cierto es que los políticos que nos hacen reír suelen ser unos políticos que se ríen de nosotros. La política es algo muy serio porque nos jugamos todos mucho. Si lo que esperamos de la democracia son sonrisas, es que lo que necesitamos no es democracia, sino otra cosa.
Coincido en que la crispación, la cara de perro, la descalificación y el insulto son componentes muy negativos, ya que enturbian el diálogo, dificultan la comprensión, y cierran las puerta a los acuerdos. Convierten la política en una confrontación –como si de una liga futbolística se tratara- en la que el objetivo es ganar al contrario, y no exhibir buen juego.
En cambio, me alarma lo de que la política es aburrida y seria, y que hacen falta más sonrisas. Si fuera cierto que una mayoría de los españoles piensa así –y es probable que lo sea-, eso abre un boquete en la línea de flotación de la democracia, que puede terminar hundiéndola.
El hedonismo se ha convertido en uno de los valores más sólidos de nuestra sociedad. Todo tiene que ser placentero y divertido: las comidas, las clases escolares, los programas de televisión, y ahora también la política. Y no es así: no todo puede ser divertido. La alimentación es una necesidad biológica; el estudio requiere esfuerzo; la televisión debería hacernos pensar y no sólo reír; y la política sirve para organizar la vida en común.
Sin darse cuenta, lo que mi amiga echa de menos es algo muy antiguo: el “pan y circo” de los romanos, o el “pan y fútbol” de Franco. Zapatero llegó al poder a lomos de su sonrisa, y ahí tenemos las consecuencias. La sociedad a soportado sin rechistar la suprema levedad de unos gobiernos banales porque le ofrecían sonrisas y buenismo, y sólo ha empezado a revolverse cuando comienza a escasear el pan. Lo cierto es que los políticos que nos hacen reír suelen ser unos políticos que se ríen de nosotros. La política es algo muy serio porque nos jugamos todos mucho. Si lo que esperamos de la democracia son sonrisas, es que lo que necesitamos no es democracia, sino otra cosa.
miércoles, 24 de agosto de 2011
Chapuzas a granel
Al ayuntamiento de Logroño ha construido un aparcamiento para los funcionarios de una biblioteca municipal. Está totalmente equipado, salvo un pequeño detalle: carece de rampa de acceso para los coches.
En este caso es un ayuntamiento gestionado por el PSOE. Pero hay cientos o miles de ejemplos de disparates similares cometidos por ediles de otros partidos. España se parece cada vez más al mundo de Alicia en el País de las Maravillas. Aparcamientos sin rampa de acceso, aeropuertos sin aviones, trenes de alta velocidad sin pasajeros, carriles bici sin ciclistas.
Y más allá del despropósito ¿cuánto ha costado ese aparcamiento? ¿por qué hay que gastar dinero para que unos funcionarios pueden dejar su coche cómodamente? ¿por qué los demás trabajadores tienen que dar vueltas por las calles para buscar hueco?
El grado de despilfarro es tan inmenso que ni siquiera las duras medidas que se anuncian –ý las que se ven venir- serán suficientes para librarnos de la ruina. Se habla cada vez más de la necesidad de una regeneración democrática. Pero no sería bastante con reformar las instituciones. Se necesita una gran regeneración social. Un tsunami de agua y jabón que limpie a fondo la enmohecida conciencia de los ciudadanos. Cuando los políticos hacen chapuzas, cuando buscan su beneficio particular en detrimento del interés general no están haciendo otra cosa diferente de lo que hacemos la inmensa mayoría de los ciudadanos. En el reino del “tonto el que no pille”, nos acercamos cada vez más al reino del “sálvese quién pueda”.
En este caso es un ayuntamiento gestionado por el PSOE. Pero hay cientos o miles de ejemplos de disparates similares cometidos por ediles de otros partidos. España se parece cada vez más al mundo de Alicia en el País de las Maravillas. Aparcamientos sin rampa de acceso, aeropuertos sin aviones, trenes de alta velocidad sin pasajeros, carriles bici sin ciclistas.
Y más allá del despropósito ¿cuánto ha costado ese aparcamiento? ¿por qué hay que gastar dinero para que unos funcionarios pueden dejar su coche cómodamente? ¿por qué los demás trabajadores tienen que dar vueltas por las calles para buscar hueco?
El grado de despilfarro es tan inmenso que ni siquiera las duras medidas que se anuncian –ý las que se ven venir- serán suficientes para librarnos de la ruina. Se habla cada vez más de la necesidad de una regeneración democrática. Pero no sería bastante con reformar las instituciones. Se necesita una gran regeneración social. Un tsunami de agua y jabón que limpie a fondo la enmohecida conciencia de los ciudadanos. Cuando los políticos hacen chapuzas, cuando buscan su beneficio particular en detrimento del interés general no están haciendo otra cosa diferente de lo que hacemos la inmensa mayoría de los ciudadanos. En el reino del “tonto el que no pille”, nos acercamos cada vez más al reino del “sálvese quién pueda”.
martes, 2 de agosto de 2011
El señor Riesgo y su prima
No tengo el gusto de conocer al señor Riesgo. No sé si ha hecho nada importante en su vida. He buscado en los libros de Historia, y lo más parecido que he encontrado ha sido el general Riego, cuyo mérito más destacado fue el de dar su apellido al himno que adoptó la República española.
Lo único que sé del señor Riesgo es que tiene una prima –cuyo nombre de pila desconozco también-. Por lo que sé, debe practicar algún deporte, porque se pasa las semanas subiendo y bajando. Ignoro de qué deporte se trata, pero no creo que sea alpinismo, ya que observo que cuanto más sube, más se mosquea el personal, en lugar de aplaudirla como sería lo lógico. Tampoco creo que sea una afamada ciclista porque ni en el “tour” ni en el “giro” ni en la “vuelta” se permite la participación de mujeres (Y me extraña que Leyre Pajín no haya hecho aún nada al respecto). Podría ser ascensorista, pero jamás he visto que ese digno oficio proporcione tanta fama.
Sea lo que sea, no cabe duda que la dichosa prima del señor Riesgo ha superado en popularidad a Belén Esteban y a toda la fauna patético-televisiva. A ver si un día de éstos consigo encontrar una foto suya en alguna revista. Y si estuviera con su primo, muchísimo mejor.
Lo único que sé del señor Riesgo es que tiene una prima –cuyo nombre de pila desconozco también-. Por lo que sé, debe practicar algún deporte, porque se pasa las semanas subiendo y bajando. Ignoro de qué deporte se trata, pero no creo que sea alpinismo, ya que observo que cuanto más sube, más se mosquea el personal, en lugar de aplaudirla como sería lo lógico. Tampoco creo que sea una afamada ciclista porque ni en el “tour” ni en el “giro” ni en la “vuelta” se permite la participación de mujeres (Y me extraña que Leyre Pajín no haya hecho aún nada al respecto). Podría ser ascensorista, pero jamás he visto que ese digno oficio proporcione tanta fama.
Sea lo que sea, no cabe duda que la dichosa prima del señor Riesgo ha superado en popularidad a Belén Esteban y a toda la fauna patético-televisiva. A ver si un día de éstos consigo encontrar una foto suya en alguna revista. Y si estuviera con su primo, muchísimo mejor.
martes, 19 de julio de 2011
La muerte digna
El 13 de mayo de este año el gobierno aprobó el anteproyecto de la Ley de Cuidados Paliativos y Muerte Digna, para regular el derecho de las personas en estado terminal a no prolongar su sufrimiento innecesariamente. Era una de las propuestas estelares del programa electoral del presidente Zapatero.
Sin embargo, la ley no ha sido aún aprobada, y –sarcasmos de la Historia- su impulsor no puede beneficiarse de ella. Zapatero agoniza políticamente. Su patología política es compleja: optimitosis crónica combinada con iluminitis republicata asociada a una hipersimplosis infecciosa. Desde hace más de dos años, algunos médicos le venían recomendando un tratamiento urgente a base de jarabe de realismo; inyectables de veracidad, y estricta dieta de sentido común. Otros le recomendaron que se ejercitara con una calculadora en operaciones aritméticas simples. Pero sus médicos particulares no compartían el diagnóstico, y le alentaban a proseguir en su desatinado viaje hacia ninguna parte.
Ahora sus propios facultativos han reconocido la gravedad de sus dolencias. Desde el doctor González –que siempre ha tenido dudas sobre la salud del ilustre enfermo- hasta el doctor Rubalcaba –que no lo da más de seis meses de vida-. Finalmente, el jefe de servicio, doctor Cebrián, ha sentenciado que el paciente está en estado crítico, y que lo más sensato sería terminar cuanto antes con su calvario.
Pero –sarcasmos de la Historia- la Ley de Cuidados Paliativos y de Muerte Digna aún no ha sido aprobada. Y en las filas socialistas se oye un murmullo que dice “ni cenamos, ni se muere el padre”.
Sin embargo, la ley no ha sido aún aprobada, y –sarcasmos de la Historia- su impulsor no puede beneficiarse de ella. Zapatero agoniza políticamente. Su patología política es compleja: optimitosis crónica combinada con iluminitis republicata asociada a una hipersimplosis infecciosa. Desde hace más de dos años, algunos médicos le venían recomendando un tratamiento urgente a base de jarabe de realismo; inyectables de veracidad, y estricta dieta de sentido común. Otros le recomendaron que se ejercitara con una calculadora en operaciones aritméticas simples. Pero sus médicos particulares no compartían el diagnóstico, y le alentaban a proseguir en su desatinado viaje hacia ninguna parte.
Ahora sus propios facultativos han reconocido la gravedad de sus dolencias. Desde el doctor González –que siempre ha tenido dudas sobre la salud del ilustre enfermo- hasta el doctor Rubalcaba –que no lo da más de seis meses de vida-. Finalmente, el jefe de servicio, doctor Cebrián, ha sentenciado que el paciente está en estado crítico, y que lo más sensato sería terminar cuanto antes con su calvario.
Pero –sarcasmos de la Historia- la Ley de Cuidados Paliativos y de Muerte Digna aún no ha sido aprobada. Y en las filas socialistas se oye un murmullo que dice “ni cenamos, ni se muere el padre”.
miércoles, 13 de julio de 2011
Robin Hood en Lavapiés
El pasado día 5, una multitud salió a la calle en el barrio de Lavapiés, de Madrid, gritando airadamente. ¿Pedían trabajo? No. ¿Protestaban contra la crisis? Tampoco. ¿Contra las listas de espera en Sanidad? Pues no. Salieron para echar a la policía de “su” barrio.
Al parecer la policía había retenido a un inmigrante que se había colado en el Metro. Alguien lanzó en Twitter el mensaje de que se estaba realizando una redada racista, y la multitud se fue acumulando en la calle, la policía pidió refuerzos, pero ante las imprecaciones se fueron retirando y se marcharon del barrio, ante el entusiasmo de la gente.
Una semana después se ha vuelto a repetir el suceso. Esta vez la policía iba a detener a un individuo sospechoso de traficar con drogas, y nuevamente los vecinos volvieron a impedirlo, y los policías volvieron a retirarse con la porra entre las piernas.
El suceso ha quedado casi como una nota pintoresca. Incluso muchos estarán orgullosos del protagonismo directo “del pueblo”. En cambio, a mí me parece que se trata de hechos muy preocupantes. Un Estado de Derecho se fundamenta en la legitimidad democrática y en el imperio de la ley. El Estado ostenta el monopolio del uso de la violencia, que sólo ejerce para garantizar el cumplimiento de las leyes. Si abandona esa función entregando el poder a cualquier grupo desorganizado y vociferante, habremos dado un impresionante paso atrás, desde el Estado de Derecho hacia los tiempos de Robin Hood. Se puede prever que los hechos se repetirán en más barrios y en más ciudades, en la medida que se va comprobando que la policía tiene órdenes de replegarse ante la presión popular. Mal asunto.
La epopeya de Robin Hood resulta muy bonita en un libro. Pero no conviene olvidar que en aquél tiempo la gente vivía infinitamente peor, y ni siquiera hubiera soñado con disfrutar de los derechos y libertades que tenemos hoy.

miércoles, 6 de julio de 2011
Usar la cabeza
Me hablaba un viejo conocido de sus tiempos escolares. y me recordaba que en las aulas había 40 o 50 alumnos. Medio centenar de chavales que cantaban la tabla de multiplicar; recitaban la lista de los reyes godos; mojaban sus plumillas en un tintero, y tenían que repetir el trabajo cuando caía una gota de tinta. De ese medio centenar, algunos fueron años más tarde ingenieros, arquitectos, médicos, abogados, jueces o catedráticos. Otros se hicieron mecánicos, albañiles, fontaneros, charcuteros o peluqueros.
Hoy las aulas albergan una veintena de chicos, y además existen clases de refuerzo, profesores de apoyo, orientadores, y psicólogos (creo que aún no tienen masajista, pero todo llegará). No se les pide que memoricen mucho, y disponen de ordenadores, vídeos, y toda clase de artilugios sofisticados. De esos veinte, uno será ingeniero, arquitecto, juez o catedrático; cuatro serán licenciados en algo que no podrán ejercer; diez serán mecánicos, albañiles, fontaneros o funcionarios; y el resto se quedarán en casa viendo la tele, o se irán a acampar a alguna plaza.
Todo el mundo está preocupado por la educación. Todo el mundo reclama más medios materiales y humanos para la escuela. Políticos, profesores y padres discuten sobre la primacía de la escuela pública o privada. Todos reconocen que el sistema educativo español es un desastre.
¿A alguien se le ha ocurrido usar la cabeza?
Hoy las aulas albergan una veintena de chicos, y además existen clases de refuerzo, profesores de apoyo, orientadores, y psicólogos (creo que aún no tienen masajista, pero todo llegará). No se les pide que memoricen mucho, y disponen de ordenadores, vídeos, y toda clase de artilugios sofisticados. De esos veinte, uno será ingeniero, arquitecto, juez o catedrático; cuatro serán licenciados en algo que no podrán ejercer; diez serán mecánicos, albañiles, fontaneros o funcionarios; y el resto se quedarán en casa viendo la tele, o se irán a acampar a alguna plaza.
Todo el mundo está preocupado por la educación. Todo el mundo reclama más medios materiales y humanos para la escuela. Políticos, profesores y padres discuten sobre la primacía de la escuela pública o privada. Todos reconocen que el sistema educativo español es un desastre.
¿A alguien se le ha ocurrido usar la cabeza?
jueves, 30 de junio de 2011
Después del atracón
El Parlamento griego ha aprobado las durísimas medidas que le impone la UE para ayudarles a refinanciar una deuda estratosférica que ya no pueden pagar, al tiempo que decenas de miles de griegos se enfrentan a la policía. Europa respira, pero sigue temblando: esto no acaba aquí.
Fiebre, temblores, vómitos, dolor de cabeza, agotamiento físico. Los efectos que suceden a una noche loca, con cena pantagruélica, bebida sin mesura, y cánticos a todo pulmón. Las sociedades occidentales llevamos mucho tiempo de juerga, y ahora el organismo nos va a pasar factura por todos los excesos. Nos habíamos adaptado tanto al fin de semana de fiesta que se nos había olvidado que el lunes hay que volver a trabajar; que el maná no cae del cielo; que el esfuerzo y el sacrificio son los únicos motores permanentes del bienestar.
Nos hemos convertido en unas adolescentes malcriados e insatisfechos, pero vulnerables y totalmente dependientes de unos padres. Pero son esos padres los que nos han educado así.
Han sido los partidos de las democracias los que han venido retorciendo el sistema capitalista, buscando la cuadratura del círculo: comer más de lo que tiene el plato. Para conseguir votos han ofrecido más de todo a los niños. Como unos padres divorciados: si papá te compra la bici, yo te regalo un móvil nuevo. Y los niños lo han recibido todo creyendo que era su derecho, y sin dejar de exigir siempre más.¿Quién se atreve a decirle al niño que no? ¿cómo enfrentarse a sus rabietas? ¡no va a ser menos que sus amiguitos! ¿Y qué van a aprender los niños si los padres no se privan de nada y viven en el lujo?
Y cuando la familia está en la ruina, cuando pierden la vivienda, tienen que vender la bici, y les cortan el teléfono hay que despertar del sueño. Primero los niños se enfadan, gritan y tiran cosas al suelo. Después reniegan de sus padres. Y por fin se hacen adultos.
Fiebre, temblores, vómitos, dolor de cabeza, agotamiento físico. Los efectos que suceden a una noche loca, con cena pantagruélica, bebida sin mesura, y cánticos a todo pulmón. Las sociedades occidentales llevamos mucho tiempo de juerga, y ahora el organismo nos va a pasar factura por todos los excesos. Nos habíamos adaptado tanto al fin de semana de fiesta que se nos había olvidado que el lunes hay que volver a trabajar; que el maná no cae del cielo; que el esfuerzo y el sacrificio son los únicos motores permanentes del bienestar.
Nos hemos convertido en unas adolescentes malcriados e insatisfechos, pero vulnerables y totalmente dependientes de unos padres. Pero son esos padres los que nos han educado así.
Han sido los partidos de las democracias los que han venido retorciendo el sistema capitalista, buscando la cuadratura del círculo: comer más de lo que tiene el plato. Para conseguir votos han ofrecido más de todo a los niños. Como unos padres divorciados: si papá te compra la bici, yo te regalo un móvil nuevo. Y los niños lo han recibido todo creyendo que era su derecho, y sin dejar de exigir siempre más.¿Quién se atreve a decirle al niño que no? ¿cómo enfrentarse a sus rabietas? ¡no va a ser menos que sus amiguitos! ¿Y qué van a aprender los niños si los padres no se privan de nada y viven en el lujo?
Y cuando la familia está en la ruina, cuando pierden la vivienda, tienen que vender la bici, y les cortan el teléfono hay que despertar del sueño. Primero los niños se enfadan, gritan y tiran cosas al suelo. Después reniegan de sus padres. Y por fin se hacen adultos.
lunes, 20 de junio de 2011
Como pollo sin cabeza
Ayer se manifestaron decenas de miles de personas impulsadas por el espíritu del “15 –M”. En sus pancartas se podían leer exigencias de lo más variadas: la instauración de una “democracia real”, el rechazo al pacto del euro, la convocatoria de una huelga general, y el repudio de los políticos y de los bancos en general.
Para tomar en serio sus exigencias habría que analizar con detalle en qué consisten y qué consecuencias podrían tener. Habría que saber qué es eso que llaman “democracia real”. Habría que ver cómo podríamos evitar la quiebra si España se distanciara del resto de la UE y no suscribiera el pacto del euro. Convendría conocer el coste de una huelga general para la maltrecha economía. Tendrían que explicar cómo se gestionaría un país si no hubiera políticos, y de dónde se obtendrían créditos si no hubiera bancos.
Muchas de las cosas que se pedían ayer son imposibles de cumplir, algunas quiméricas e ingenuas, y otras perjudiciales o contradictorias entre sí. Pero, con todo, sería un error encogerse de hombros y hacer como si no hubieran salido a la calle. Se mueven como pollo sin cabeza, sí. Pero su indignación está más que justificada, y una sociedad estable no puede permitirse millones de pollos sin cabeza correteando por sus ciudades. Es imprescindible abordar con valentía las causas que han excitado a la gente a dar el paso. Es probable que las soluciones que habría que aplicar no sean las que ellos proponen. Pero lo peor que podrían hacer las autoridades es ignorar lo que está ocurriendo.
Si hay decenas de miles, millones, de “pollos sin cabeza” es, sin duda, porque los que han sido democráticamente elegidos para ser cabeza han demostrado hasta la saciedad que sólo son estómago. Si no son capaces de verlo así, no tardarán en aparecer otras cabezas para sustituirles. Es cierto que las actuales están desplumando al pobre pollo, pero nada garantiza que las nuevas no lo devoren.
Para tomar en serio sus exigencias habría que analizar con detalle en qué consisten y qué consecuencias podrían tener. Habría que saber qué es eso que llaman “democracia real”. Habría que ver cómo podríamos evitar la quiebra si España se distanciara del resto de la UE y no suscribiera el pacto del euro. Convendría conocer el coste de una huelga general para la maltrecha economía. Tendrían que explicar cómo se gestionaría un país si no hubiera políticos, y de dónde se obtendrían créditos si no hubiera bancos.
Muchas de las cosas que se pedían ayer son imposibles de cumplir, algunas quiméricas e ingenuas, y otras perjudiciales o contradictorias entre sí. Pero, con todo, sería un error encogerse de hombros y hacer como si no hubieran salido a la calle. Se mueven como pollo sin cabeza, sí. Pero su indignación está más que justificada, y una sociedad estable no puede permitirse millones de pollos sin cabeza correteando por sus ciudades. Es imprescindible abordar con valentía las causas que han excitado a la gente a dar el paso. Es probable que las soluciones que habría que aplicar no sean las que ellos proponen. Pero lo peor que podrían hacer las autoridades es ignorar lo que está ocurriendo.
Si hay decenas de miles, millones, de “pollos sin cabeza” es, sin duda, porque los que han sido democráticamente elegidos para ser cabeza han demostrado hasta la saciedad que sólo son estómago. Si no son capaces de verlo así, no tardarán en aparecer otras cabezas para sustituirles. Es cierto que las actuales están desplumando al pobre pollo, pero nada garantiza que las nuevas no lo devoren.
jueves, 16 de junio de 2011
La chusma
Los “indignados”, tras obtener la tolerancia y el aplauso de muchos medios de comunicación, de todos los partidos políticos, y de buena parte de una sociedad aquejada de buenismo congénito, van dando pasos para demostrar en qué consiste eso que ellos llaman “democracia real”. Hoy han impedido la entrada al Parlamento de Cataluña de los diputados y han zarandeado a uno de ellos –ciego, para más gloria del movimiento-. En Madrid, ayer acosaron al alcalde Ruiz Gallardón cuando paseaba con su familia, y hoy han increpado y arrojado agua al diputado Cayo Lara.
Es lo previsible cuando las instituciones democráticas se pervierten, se abandona la noción de autoridad legítima en favor del todo vale, y una reducida chusma se apropia de la representación de un pueblo al que sus políticos olvidan por completo, excepto en vísperas de las campañas electorales. Es lo lógico cuando un país lleva siete años dirigido por una persona que no cree en la nación para la que trabaja, que hace todo lo que puede para que no se cierren las viejas heridas, que piensa que las palabras no importan, y que entiende la política en términos de buenos y malos.
El pasado día 22 yo no he votado al partido de Ruiz Gallardón, ni al de Artur Mas, ni al de Cayo Lara. Soy de los que creen que padecemos la peor clase política de la etapa democrática, y soy de los que creen que una parte de las reclamaciones que han expuesto los “indignados” son absolutamente necesarias. Pero, con todas las carencias y perversiones que tantas veces he denunciado de los políticos, me sitúo del lado de éstos y no de esta chusma que sólo se representan a sí mismos. Los ciudadanos libres hemos permitido que unas castas políticas hayan implantado en España una partitocracia maloliente. Si en lugar de buscar vías democráticas alternativas ahora entregamos el poder a la chusma, habremos descendido varios peldaños más en el camino hacia el caos.
Es lo previsible cuando las instituciones democráticas se pervierten, se abandona la noción de autoridad legítima en favor del todo vale, y una reducida chusma se apropia de la representación de un pueblo al que sus políticos olvidan por completo, excepto en vísperas de las campañas electorales. Es lo lógico cuando un país lleva siete años dirigido por una persona que no cree en la nación para la que trabaja, que hace todo lo que puede para que no se cierren las viejas heridas, que piensa que las palabras no importan, y que entiende la política en términos de buenos y malos.
El pasado día 22 yo no he votado al partido de Ruiz Gallardón, ni al de Artur Mas, ni al de Cayo Lara. Soy de los que creen que padecemos la peor clase política de la etapa democrática, y soy de los que creen que una parte de las reclamaciones que han expuesto los “indignados” son absolutamente necesarias. Pero, con todas las carencias y perversiones que tantas veces he denunciado de los políticos, me sitúo del lado de éstos y no de esta chusma que sólo se representan a sí mismos. Los ciudadanos libres hemos permitido que unas castas políticas hayan implantado en España una partitocracia maloliente. Si en lugar de buscar vías democráticas alternativas ahora entregamos el poder a la chusma, habremos descendido varios peldaños más en el camino hacia el caos.
martes, 14 de junio de 2011
El principio de Peter
El principio de Peter dice que “cualquier persona que hace bien su trabajo asciende en la organización hasta que alcanza un nivel en el que resulta incompetente”. Y lo peor del postulado es que, generalmente, ahí se quedan.
El fenómeno se da en ámbitos empresariales, políticos, administrativos, educativos, asociativos, etc. Las consecuencias son enormemente perjudiciales para la sociedad. Un encargado de taller incompetente puede llevar a la ruina a la empresa, si el gerente no se da cuenta a tiempo. Hemos visto ejemplos de malos gestores en las finanzas internacionales, que han propiciado la actual crisis económica mundial, además de haber provocado la quiebra de su banco.
En lo político, estamos asistiendo a un largo proceso en el que un incompetente secretario general del PSOE está conduciendo a éste al borde del abismo. Pero lo mismo puede ocurrir en un partido pequeño, en cualquier provincia, en un sindicato o en una ONG. Una persona –que puede ser competente para otras cosas- puede destruir en poco tiempo el trabajo de muchas otras, si está situada en un puesto para el que carece de habilidad o capacidad. La organización chirría, se resiente, los demás miembros se desmotivan, reducen su nivel de desempeño, o sencillamente abandonan.
Cuando esto sucede, casi todo el mundo se da cuenta de la causa del problema. Todos excepto quien ha designado al incompetente para su función. Especialmente si éste consigue filtrar los flujos de información, de manera que el máximo responsable no pueda evaluar acertadamente la magnitud del desastre que se le viene encima.
Es, probablemente, uno de los principales errores del actual presidente del gobierno: haberse rodeado de incompetentes muy poco capacitados para resolver problemas, pero muy hábiles para pelotear al jefe y hacerle creer que es listísimo y que todo lo que funciona mal es siempre culpa de terceros. Naturalmente, la catástrofe es inevitable. El daño que puede hacer un incompetente situado fuera de lugar es letal para la organización, y siempre arrastra en la caída al que lo nombró. Hábil para nadar y guardar la ropa, incluso puede sobrevivirle.
El fenómeno se da en ámbitos empresariales, políticos, administrativos, educativos, asociativos, etc. Las consecuencias son enormemente perjudiciales para la sociedad. Un encargado de taller incompetente puede llevar a la ruina a la empresa, si el gerente no se da cuenta a tiempo. Hemos visto ejemplos de malos gestores en las finanzas internacionales, que han propiciado la actual crisis económica mundial, además de haber provocado la quiebra de su banco.
En lo político, estamos asistiendo a un largo proceso en el que un incompetente secretario general del PSOE está conduciendo a éste al borde del abismo. Pero lo mismo puede ocurrir en un partido pequeño, en cualquier provincia, en un sindicato o en una ONG. Una persona –que puede ser competente para otras cosas- puede destruir en poco tiempo el trabajo de muchas otras, si está situada en un puesto para el que carece de habilidad o capacidad. La organización chirría, se resiente, los demás miembros se desmotivan, reducen su nivel de desempeño, o sencillamente abandonan.
Cuando esto sucede, casi todo el mundo se da cuenta de la causa del problema. Todos excepto quien ha designado al incompetente para su función. Especialmente si éste consigue filtrar los flujos de información, de manera que el máximo responsable no pueda evaluar acertadamente la magnitud del desastre que se le viene encima.
Es, probablemente, uno de los principales errores del actual presidente del gobierno: haberse rodeado de incompetentes muy poco capacitados para resolver problemas, pero muy hábiles para pelotear al jefe y hacerle creer que es listísimo y que todo lo que funciona mal es siempre culpa de terceros. Naturalmente, la catástrofe es inevitable. El daño que puede hacer un incompetente situado fuera de lugar es letal para la organización, y siempre arrastra en la caída al que lo nombró. Hábil para nadar y guardar la ropa, incluso puede sobrevivirle.
viernes, 10 de junio de 2011
Indignados e indignos
¿Qué habrá más?
¿Indignados manifestándose contra los políticos indignos?
¿O políticos indignos haciéndose los sordos?
¿Indignados manifestándose contra los políticos indignos?
¿O políticos indignos haciéndose los sordos?
lunes, 6 de junio de 2011
Gamberros, mendaces, y pícaros
El Secretario de Organización del PSOE, Marcelino Iglesias, ha declarado que el PP practica “el gamberrismo político” cuando anuncia que las CC.AA. que han estado gobernadas por los socialistas durante décadas se encuentran al borde de la ruina.
Es llamativa la capacidad que tienen los dirigentes del PSOE de adjetivar a los adversarios. Casi ante cualquier crítica o denuncia, la respuesta se centra en hacer un diagnóstico del crítico o denunciante, y nunca en demostrar la falsedad del hecho denunciado.
Entremos, pues, en ese juego. Dejemos de comprobar si hay una inflación de altos cargos o de funcionarios. Olvidemos el agujero negro de las empresas y organismos públicos. Corramos un tupido velo sobre la locura del derroche de miles de millones en planes E o planes Z. Hagamos la vista gorda respecto a los cientos de millones que se destinan a sindicatos y partidos políticos. Pasemos por alto el absentismo laboral, la economía sumergida, los fraudes y las corruptelas. Dejemos aparte el endeudamiento del Estado, de las CC.AA. de los ayuntamientos, de las empresas y de los particulares.
Hagamos sólo una evaluación de la España de 2011 en términos de adjetivos: un gran partido de gamberros; otro de mendaces… y una sociedad de pícaros. Y una vez diagnosticados todos ¿cuáles son las soluciones?
Es llamativa la capacidad que tienen los dirigentes del PSOE de adjetivar a los adversarios. Casi ante cualquier crítica o denuncia, la respuesta se centra en hacer un diagnóstico del crítico o denunciante, y nunca en demostrar la falsedad del hecho denunciado.
Entremos, pues, en ese juego. Dejemos de comprobar si hay una inflación de altos cargos o de funcionarios. Olvidemos el agujero negro de las empresas y organismos públicos. Corramos un tupido velo sobre la locura del derroche de miles de millones en planes E o planes Z. Hagamos la vista gorda respecto a los cientos de millones que se destinan a sindicatos y partidos políticos. Pasemos por alto el absentismo laboral, la economía sumergida, los fraudes y las corruptelas. Dejemos aparte el endeudamiento del Estado, de las CC.AA. de los ayuntamientos, de las empresas y de los particulares.
Hagamos sólo una evaluación de la España de 2011 en términos de adjetivos: un gran partido de gamberros; otro de mendaces… y una sociedad de pícaros. Y una vez diagnosticados todos ¿cuáles son las soluciones?
martes, 31 de mayo de 2011
Democracia mediática
Pasados quince días desde su aparición, el tutti-frutti de los indignados continúa en sus campamentos urbanos. Todo el mundo habla de ellos, las televisiones emiten sus declaraciones, los periódicos analizan sus propuestas, y los políticos intentan arrimarse a su sombra. En sus asambleas deciden sobre la economía nacional, la postura ante la banca, la gestión del medio ambiente o la política militar. Los medios de comunicación reproducen todas y cada una de sus propuestas, y en Sol o en la Plaza del Pilar hay casi más cámaras y enviados especiales que acampados.
Nadie los ha elegido, no se representan sino a sí mismos. Sin embargo, entre todos los acampados suman menos que los votos obtenidos por un partido ecologista, del que nadie habla, y cuyas opiniones no son expuestas por medio de comunicación alguno. ¿Por qué han obtenido tanta relevancia? Sencillamente porque no tienen votos, pero tienen respaldo mediático. Los medios lo pueden todo. Pueden hacer que lo de Libia sea un escándalo o que no exista. Pueden encumbrar a un movimiento social improvisado y sin ideas coherentes, y pueden hacer que un partido riguroso y democrático pase desapercibido.
Franco decía que España era una democracia orgánica. Los países del bloque soviético se denominaban democracias populares. Los acampados piden democracia real. Lo cierto es que una democracia no es tal si necesita un apellido. Eso le ocurre a nuestra actual democracia mediática.
Nadie los ha elegido, no se representan sino a sí mismos. Sin embargo, entre todos los acampados suman menos que los votos obtenidos por un partido ecologista, del que nadie habla, y cuyas opiniones no son expuestas por medio de comunicación alguno. ¿Por qué han obtenido tanta relevancia? Sencillamente porque no tienen votos, pero tienen respaldo mediático. Los medios lo pueden todo. Pueden hacer que lo de Libia sea un escándalo o que no exista. Pueden encumbrar a un movimiento social improvisado y sin ideas coherentes, y pueden hacer que un partido riguroso y democrático pase desapercibido.
Franco decía que España era una democracia orgánica. Los países del bloque soviético se denominaban democracias populares. Los acampados piden democracia real. Lo cierto es que una democracia no es tal si necesita un apellido. Eso le ocurre a nuestra actual democracia mediática.
lunes, 30 de mayo de 2011
El dedito
El comité federal del PSOE ha designado a Pérez Rubalcaba como candidato del partido a las elecciones generales, tras ser convenientemente convencidos por Rodríguez Zapatero. El veterano ministro tendrá que competir contra el humo en las primarias, y dispondrá de unos pocos meses para convencer a los españoles de que él es la renovación del PSOE, él no ha tenido nada que ver con el gobierno de Zapatero, él es la esencia de la juventud y el futuro del PSOE. Capacidad de convicción no le falta, y algunos se lo creerán.
Todos recordamos cuando la cúpula del PP aclamó a Mariano Rajoy como sucesor de Aznar, a petición de éste. Aquello fue un dedazo. El PSOE y su infantería mediática no han dejado ni un sólo día de repetir lo del “dedazo” de Aznar. ¿Ahora resulta que la izquierda también recurre al “dedazo”? No, en absoluto.Rubalcaba ha sido designado por el dedito de Zapatero, y no por un dedazo.
En la conciencia colectiva de los españoles se ha instalado la noción de que todo lo que proviene de la izquierda –o de los que dicen ser de izquierdas- goza de un plus de legitimidad, de un marchamo de calidad ética y democrática. Se trata de una creencia irracional, naturalmente, pero lo que cuenta en las creencias no es su veracidad o falsedad, sino las consecuencias que producen. Todo el mundo está convencido de que sus creencias son verdaderas, y por lo tanto actúa como si lo fueran. Así que, una vez construido el espejismo de que todo lo que proviene de la izquierda es bienintencionado, solidario, respetuoso, legal, veraz, virtuoso y benéfico, la gente se comporta como si así fuera, y cuando observa evidencias de que no es así, considera que se trata de meras excepciones que confirman la regla.
Por eso los gobiernos de la derecha recurren a decretazos invasiones y a un gran dedazo; mientras que los gobiernos de izquierda sólo emplean ajustes, ayudas humanitarias, y... un dedito.
Todos recordamos cuando la cúpula del PP aclamó a Mariano Rajoy como sucesor de Aznar, a petición de éste. Aquello fue un dedazo. El PSOE y su infantería mediática no han dejado ni un sólo día de repetir lo del “dedazo” de Aznar. ¿Ahora resulta que la izquierda también recurre al “dedazo”? No, en absoluto.Rubalcaba ha sido designado por el dedito de Zapatero, y no por un dedazo.
En la conciencia colectiva de los españoles se ha instalado la noción de que todo lo que proviene de la izquierda –o de los que dicen ser de izquierdas- goza de un plus de legitimidad, de un marchamo de calidad ética y democrática. Se trata de una creencia irracional, naturalmente, pero lo que cuenta en las creencias no es su veracidad o falsedad, sino las consecuencias que producen. Todo el mundo está convencido de que sus creencias son verdaderas, y por lo tanto actúa como si lo fueran. Así que, una vez construido el espejismo de que todo lo que proviene de la izquierda es bienintencionado, solidario, respetuoso, legal, veraz, virtuoso y benéfico, la gente se comporta como si así fuera, y cuando observa evidencias de que no es así, considera que se trata de meras excepciones que confirman la regla.
Por eso los gobiernos de la derecha recurren a decretazos invasiones y a un gran dedazo; mientras que los gobiernos de izquierda sólo emplean ajustes, ayudas humanitarias, y... un dedito.
miércoles, 25 de mayo de 2011
Arrimar el hombro en caso de guerra
El ganador de las elecciones locales en Zaragoza, Eloy Suárez, ha propuesto un pacto con el PSOE para gobernar la ciudad. El presidente en funciones del gobierno de Aragón y secretario de organización del PSOE, Marcelino Iglesias, ha replicado de inmediato que “con el PP se pacta sólo en caso de guerra o en circunstancias excepcionales”.
Es evidente que no estamos en guerra (aunque en el PSOE tendrían que explicar por qué en Afganistán no estamos en guerra y en Irak sí que lo estábamos). Pero me gustaría saber qué considera el señor Iglesias que son “circunstancias excepcionales”. En mi opinión, un ayuntamiento fuertemente endeudado, pringado en una maraña de entidades público-privadas de las que no se conocen las cuentas, que continúa alargando la demora en el pago a sus proveedores, que no tiene expectativas de mejorar sus finanzas a causa del parón inmobiliario, y que carece de una ley de financiación local adecuada, se encuentra en una situación muy excepcional.
Pero lo más llamativo es esa desvergüenza con la que desde el PSOE utilizan los mismos argumentos para una cosa y para la contraria, esa absoluta falta de rigor en el discurso. El mismo partido que ahora dice que con el PP sólo se pacta en caso de guerra es el que lleva siete años rasgándose las vestiduras por que el PP no les ha apoyado en cuestiones como la negociación con ETA, las reformas estatutarias, o las medidas contra la crisis. “¡El PP no quiere arrimar el hombro!”, decían. Ahora ellos están dispuestos a arrimar el hombro todo lo que haga falta… en cuanto estalle la guerra.
Es evidente que no estamos en guerra (aunque en el PSOE tendrían que explicar por qué en Afganistán no estamos en guerra y en Irak sí que lo estábamos). Pero me gustaría saber qué considera el señor Iglesias que son “circunstancias excepcionales”. En mi opinión, un ayuntamiento fuertemente endeudado, pringado en una maraña de entidades público-privadas de las que no se conocen las cuentas, que continúa alargando la demora en el pago a sus proveedores, que no tiene expectativas de mejorar sus finanzas a causa del parón inmobiliario, y que carece de una ley de financiación local adecuada, se encuentra en una situación muy excepcional.
Pero lo más llamativo es esa desvergüenza con la que desde el PSOE utilizan los mismos argumentos para una cosa y para la contraria, esa absoluta falta de rigor en el discurso. El mismo partido que ahora dice que con el PP sólo se pacta en caso de guerra es el que lleva siete años rasgándose las vestiduras por que el PP no les ha apoyado en cuestiones como la negociación con ETA, las reformas estatutarias, o las medidas contra la crisis. “¡El PP no quiere arrimar el hombro!”, decían. Ahora ellos están dispuestos a arrimar el hombro todo lo que haga falta… en cuanto estalle la guerra.
lunes, 23 de mayo de 2011
Bocadillo de collejas
En 2004 los españoles le dieron una fuerte “colleja” al PP. En una sociedad con pocos matices, en la que predominan las ideas sencillas y los análisis superficiales, darle una colleja a alguien supone entregar una medalla a su oponente. Igual que los forofos del Barcelona se alegran cuando pierde el Real Madrid.
El 22 de mayo de 2011 los españoles le han dado una fuerte “colleja” al PSOE. Como la sociedad no ha cambiado, como la memoria es frágil si no se la mantiene viva con leyes como la de la memoria histórica, la manera de hacerlo ha sido premiar al PP. Igual que los forofos del Real Madrid se alegran cuando pierde el Barcelona.
Todo sigue igual. Bocadillo de collejas. Partidos fijos-discontinuos en los gobiernos. Clase política mediocre, pancista y apesebrada. Campañas electorales con partidos derrochando millones en carteles, festivales, y gorras y mecheros para regalar a ávidos ciudadanos que se conforman con un mechero a cambio de su voto.
Hay dos rarezas en este panorama desalentador. Una la que se plasma en el movimiento 15-M, que recoge el descontento generalizado y variopinto, sin orientación concreta hacia soluciones posibles. Es la voz del hartazgo pasivo. El grito de los que exigen que alguien solucione sus problemas. Un fenómeno interesante, pero que también abona el terreno al surgimiento de movimientos totalitarios: si la democracia no nos sirve, prescindamos de la democracia.
La otra la del proyecto UPyD, que pretende canalizar el descontento hacia reformas profundas del sistema democrático, desde la democracia hacia una democracia de mayor calidad. Incrementando la participación y no sólo la votación. No durmiendo en una tienda de campaña a la espera de un amanecer mejor, sino caminando hacia un horizonte mejor.
Pero aún tienen pocos seguidores. Insuficientes –al menos de momento- para desarticular el bocadillo de collejas que suponen la alternancia sucesiva de PP y PSOE.
El 22 de mayo de 2011 los españoles le han dado una fuerte “colleja” al PSOE. Como la sociedad no ha cambiado, como la memoria es frágil si no se la mantiene viva con leyes como la de la memoria histórica, la manera de hacerlo ha sido premiar al PP. Igual que los forofos del Real Madrid se alegran cuando pierde el Barcelona.
Todo sigue igual. Bocadillo de collejas. Partidos fijos-discontinuos en los gobiernos. Clase política mediocre, pancista y apesebrada. Campañas electorales con partidos derrochando millones en carteles, festivales, y gorras y mecheros para regalar a ávidos ciudadanos que se conforman con un mechero a cambio de su voto.
Hay dos rarezas en este panorama desalentador. Una la que se plasma en el movimiento 15-M, que recoge el descontento generalizado y variopinto, sin orientación concreta hacia soluciones posibles. Es la voz del hartazgo pasivo. El grito de los que exigen que alguien solucione sus problemas. Un fenómeno interesante, pero que también abona el terreno al surgimiento de movimientos totalitarios: si la democracia no nos sirve, prescindamos de la democracia.
La otra la del proyecto UPyD, que pretende canalizar el descontento hacia reformas profundas del sistema democrático, desde la democracia hacia una democracia de mayor calidad. Incrementando la participación y no sólo la votación. No durmiendo en una tienda de campaña a la espera de un amanecer mejor, sino caminando hacia un horizonte mejor.
Pero aún tienen pocos seguidores. Insuficientes –al menos de momento- para desarticular el bocadillo de collejas que suponen la alternancia sucesiva de PP y PSOE.
miércoles, 11 de mayo de 2011
Homenaje a los "indecisos"
Las encuestas de intención de voto nos ofrecen los escaños o concejalías que obtendría cada partido, en base a lo que dicen los encuestados que van a votar. Al mismo tiempo suelen decirnos también que existe determinado porcentaje de electores que, al preguntarles, han respondido que todavía no saben a qué partido votarán. A esos electores –que oscilan entre el 20% y el 35%-. los medios suelen denominarles “indecisos”.
La RAE define “indeciso” como “perplejo, irresoluto, que tiene dificultad para decidirse”. Es decir: nos imaginamos al indeciso como a alguien sin mucha personalidad, poco informado, o incapaz de tomar una decisión. En las encuestas, los indecisos aparecen casi como el pelotón de los torpes.
Sin embargo, para mí los indecisos son precisamente todo lo contrario: son los que mejor entienden la democracia; los que saben que en democracia los protagonistas son ellos, y no los candidatos. Es en las dictaduras donde los dueños de todo son los políticos. Los “indecisos” son los que no se sienten obligados con ningún partido, los que no les deben el sueldo a ningún partido. Son los que no han renunciado a su libre albedrío, los que conservan íntegra su capacidad crítica, los que deciden si las cosas evolucionan o se mantienen inamovibles. Son los que hacen imprescindible la existencia de las urnas porque, si no fuera por ellos, bastaría con hacer encuestas.
Habría que hacerles un homenaje a esos mal llamados “indecisos”. Su verdadero nombre es “responsables”. El día que no queden “indecisos” la sociedad estará madura para otra dictadura, o para otra confrontación.
La RAE define “indeciso” como “perplejo, irresoluto, que tiene dificultad para decidirse”. Es decir: nos imaginamos al indeciso como a alguien sin mucha personalidad, poco informado, o incapaz de tomar una decisión. En las encuestas, los indecisos aparecen casi como el pelotón de los torpes.
Sin embargo, para mí los indecisos son precisamente todo lo contrario: son los que mejor entienden la democracia; los que saben que en democracia los protagonistas son ellos, y no los candidatos. Es en las dictaduras donde los dueños de todo son los políticos. Los “indecisos” son los que no se sienten obligados con ningún partido, los que no les deben el sueldo a ningún partido. Son los que no han renunciado a su libre albedrío, los que conservan íntegra su capacidad crítica, los que deciden si las cosas evolucionan o se mantienen inamovibles. Son los que hacen imprescindible la existencia de las urnas porque, si no fuera por ellos, bastaría con hacer encuestas.
Habría que hacerles un homenaje a esos mal llamados “indecisos”. Su verdadero nombre es “responsables”. El día que no queden “indecisos” la sociedad estará madura para otra dictadura, o para otra confrontación.
viernes, 6 de mayo de 2011
¡Pammm!
Sonó el pistoletazo de salida. Tras cuatro años de precampaña, ha comenzado la campaña electoral oficial. A partir de hoy veremos a los líderes políticos colgados de las farolas –sólo su foto, por ahora-. Vehículos con estridente megafonía nos aturdirán con mensajes simplones, tratando de nublar aún más nuestra capacidad crítica. Los principales líderes recorrerán miles de kilómetros, apareciendo en plazas de toros y polideportivos, tratando de estoquear y de meterle un gol al adversario.
Nos repetirán hasta la náusea las maldades de “los otros”: son incompetentes, sectarios, tramposos, corruptos, y ¡hasta fumadores! En España siempre tienen la culpa de todo “los otros”. Gastarán decenas de millones en propaganda, carteles, espacios en prensa, viajes, y regalos.
Y el día 22 amanecerá con tres categorías de españoles:
1) Los que nacieron con el anagrama de un partido impreso en los pañales. Los que votarán a “los suyos” pase lo que pase, y hagan lo que hagan.
2) Los que no irán a votar, desilusionados, resignados, y convencidos de que esto será siempre igual, y de que los políticos son una raza aparte que no tiene remedio.
3) Y aquellos que no quieren resignarse, que saben que en otros países más avanzados la democracia es otra cosa, que no quieren renunciar a ser los árbitros en esta pelea de gallitos en que los partidos de siempre han convertido la política. Los que saben que su voto es suyo, y piensan cuidadosamente antes de prestárselo a unos o a otros.
Estos últimos son los que deciden siempre las elecciones. Si sobreviven al hartazgo de la campaña electoral, éstos son los que tendrán la palabra para que España continúe su camino a trompicones, o para que enderece el rumbo hacia la racionalidad, la veracidad, y la transparencia.
Nos repetirán hasta la náusea las maldades de “los otros”: son incompetentes, sectarios, tramposos, corruptos, y ¡hasta fumadores! En España siempre tienen la culpa de todo “los otros”. Gastarán decenas de millones en propaganda, carteles, espacios en prensa, viajes, y regalos.
Y el día 22 amanecerá con tres categorías de españoles:
1) Los que nacieron con el anagrama de un partido impreso en los pañales. Los que votarán a “los suyos” pase lo que pase, y hagan lo que hagan.
2) Los que no irán a votar, desilusionados, resignados, y convencidos de que esto será siempre igual, y de que los políticos son una raza aparte que no tiene remedio.
3) Y aquellos que no quieren resignarse, que saben que en otros países más avanzados la democracia es otra cosa, que no quieren renunciar a ser los árbitros en esta pelea de gallitos en que los partidos de siempre han convertido la política. Los que saben que su voto es suyo, y piensan cuidadosamente antes de prestárselo a unos o a otros.
Estos últimos son los que deciden siempre las elecciones. Si sobreviven al hartazgo de la campaña electoral, éstos son los que tendrán la palabra para que España continúe su camino a trompicones, o para que enderece el rumbo hacia la racionalidad, la veracidad, y la transparencia.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)