Al hilo de la aventura independentista que ha emprendido
Artur Mas, y del respaldo que muchos catalanes han dado al proyecto –que no a
su impulsor-, podríamos hacer algunas reflexiones sobre los factores que impulsan
a idealizar la independencia.
Cada uno en su casa es rey, y puede hacer y deshacer a su
antojo, aunque siempre limitado por su posibilidades físicas y económicas. En
el espacio hogareño uno puede decidir desde el color de las paredes hasta la
temperatura de la calefacción, pasando por el menú diario o la disposición de
los muebles. Se trata de una sensación muy agradable que acaricia nuestro ego y
nos hace sentirnos importantes.
Pero en cuanto salimos al rellano la cosa cambia por
completo: las luces de la escalera ya no dependen de nosotros, sino del
presidente de la comunidad. Al salir a la calle todavía es peor: los semáforos,
las zonas azules, la limpieza de las calles, o los horarios de la biblioteca
escapan a nuestro control, y dependen del alcalde.
Así pues, cuanto más pequeño sea el ámbito político, mejor
para engordar el ego. Pero hace varios miles de años que los seres humanos se
vienen agrupando en tribus, aldeas, condados, reinos y naciones. Y no para
machacarse el ego, sino porque las sociedades complejas permiten una mejor
división del trabajo y mejor aprovechamiento de los recursos escasos. La
mayoría de la gente ha descubierto que es más práctico colaborar con sus
vecinos que aislarse de ellos.
Recuerdo que habia hecho esta misma reflexion ya hace tiempo...cuando el Estatuto.
ResponderEliminarEstos independentistas, tienen el EGO tan alto que ni se lo encuentran. Y les da lo mismo saltarse las leyes, que hundir a los ciudadanos...lo importante son ellos, y tratar de tu a tu, a los otros reyecitos.