Encuesta tras encuesta, todos los pronósticos van
consolidando un derrumbamiento de las expectativas electorales del PP y del
PSOE. En correspondencia con ese declive se confirma la tendencia de
crecimiento de otras dos formaciones: UPyD e IU.
Aparte del inevitable desgaste por tener que administrar una
de las situaciones más delicadas que ha enfrentado España desde la II República,
el PP está pagando el precio de no haber sabido instalarse en el panorama político
como un partido moderno, tan legítimo y democrático como cualquier otro. Su
incapacidad para librarse del estigma de herederos del franquismo ha sido
clamorosa, aunque hay que reconocer que si algo ha unido a todas las corrienes
de izquierda durante las últimas décadas ha sido la batalla para evitar que la
derecha española fuera aceptada en la sociedad con la misma naturalidad que lo
es la derecha alemana o la francesa.
Me llama la atención la dispar naturaleza de los dos partidos
que están erigiéndose en los nuevos depositarios de la representación de los
ciudadanos. Por una parte UPyD, un partido nacido en 2007, indiferente a la
vieja clasificación de izquierdas/derechas, que no tiene ataduras ni hipotecas
con el pasado ni con ningún poder fáctico, cuyos representantes dicen lo que
piensan, guste o no guste; y que además tiene el mismo discurso en toda España.
Es, probablemente, el soplo de aire más fresco que ha entrado en el ambiente
político desde 1975.
Por otro lado IU. Una coalición en la que unos pequeños
grupos ecologistas y de izquierda se amalgaman en torno al núcleo del Partido
Comunista, para darle un barniz de honorabilidad. Es la antitesis de la
modernidad. El rancio lenguaje de la lucha de clases, el anticapitalismo, el
espejismo de paraísos como el de Cuba, Venezuela, o Corea del Norte. La
contradicción de un alma totalitaria que dice creer en la democracia.
España está a punto de romperse, no sólo territorialmente,
sino también ideológicamente. Las viejas dos Españas. Una que se renueva
mirando al futuro. Otra que se encoge refugiándose en el pasado. El crudo realiamo de lo posible, y el plácido sueño de la utopía.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarLo de las ataduras, seran mas o menos largas, pero las tienen todos. Rosa tiene un "vivido" que hace que UPyD tambien tiene "ataduras".
ResponderEliminarPero creo que esto debia de ser lo de menos. El principal problema es que el PP ha perdido todo sentido comun. Se presenta con un programa, y sin que se le caiga la cara de verguenza (ya dice Arturo que Aznar arrogante, Zapatero imbecil, y Rajoy sinverguenza)hace lo contrario. Lo que antes de las elecciones era malo malisimo, resulta que ahora es bueno buenisimo, es el camino...asi vea que por ese camino va en la direccion contraria, mas paro, menos estado de bienestar. Recortan 3000 millones (se lo cuentan a Bruselas, que el viernes ni pio)y dicen que es por la subida del paro, menor recaudacion...y suben unos impuestos y otros los prolongan.. por la misma razon. Pero tan complicado es de entender que menos dinero en el bolsillo del ciudadano, menos gasto...y menos gasto, menos necesidad de producir...luego mas paro. Segun he leido las estadisticas esta mañana UPyD seria el partido que tendria la llave, yo creo que hoy por hoy ES NECESARIO un gran pacto. La mayoria absoluta nos lleva al desastre...y de aqui a las elecciones queda demasiado tiempo. Pero ojala abrieramos los ojos y dejaramos de votar siglas, y votaramos un programa, Y CON SENTIDO COMUN, si es que todavia nos queda algo.
PD. Borre el anterior, habia puesto Aznar donde debia decir Rajoy.
Creo que no es así. Lo que Rosa Díez tiene -como todo el mundo- es una biografía.
ResponderEliminarLas ataduras son otra cosa. Son deudas que abonar, favores que devolver, compromisos que cumplir, servicios que pagar.
Y de eso, hoy por hoy, UPyD está completamente libre.
Pues llevas razon. Pero el hecho de haber pertenecido al PSOE, de haber hecho un tipo de politica, pesa. Aunque se marchara, y ahora haga una politica conforme a su ideologia.
ResponderEliminarEsta claro que un partido que no ha gobernado, no tiene las ataduras de otro que si lo ha hecho. En el sentido que tu le das, esta claro que no tiene ataduras.
A eso me refiero. A la libertad que tiene UPyD para proponer políticas. Podrá acertar o equivocarse. Pero dice lo que crre que conviene al interés general, y no a otros intereses.
ResponderEliminarPpr otra parte, UPyD no es Rosa Díez y sus mariachis. Hay mucha gente que piensa por sí misma. Hay debate sobre ideas y políticas. Se vota antes de decidir.
Yo veo una solución, pero ésta se halla fuera de esta partidocracia donde nos ha encorsetado el banco de pruebas de la historia. Sólo cuando en España seamos capaces de asumir en el ideario colectivo que existe otro reglamento de juego que es realmente democrático y nada tienen que ver con las engañosas partidocracias Europeas, que se toman falsamente como democracias (Francia e Inglaterra son la excepción) podremos tomar riendas en nuestra suerte.
ResponderEliminarLa democracia republicana constitucional, en el sentido de preservar también el deseo individual sobre el consenso tiene unas normas de juego muy sencillas y claras y basa su unidad en el colegio electoral, no en el partido político cuya función no es obligatoria aunque si puede ser útil por motivos organizativos. Este criterio, que no opinión, cambia el paisaje político. El pueblo está preparado aunque haya quienes se empeñen en lo contrario, lo que también es completamente ignorante y ajeno a este concepto.
Las posibilidades de cambio y solución nunca pueden, pues, basarse en partidos porque el único objetivo de todos ellos es poner a su caudillo al frente de la nación y abastecer a sus propios intereses. Y cuando digo todos me reafirmo en todos sin excepción alguna. Por los caminos de las ideologías y los partidos nunca hallaremos ninguna solución. El motor de la democracia es el egoísmo... y los partidos siempre trabajarán para ellos, nunca para nosotros.
Estoy de acuerdo, Vicente, en que en España más que una democracia, lo que existe es una partitocracia.
ResponderEliminarEn mi opinión, esto se ha debido a dos factores principales:
1) Los ciudadanos han delegado completamente su responsabilidad diaria como ciudadanos soberanos en una u otra formación. Les entregan su voto cada cuatro años, y se desentienden el resto del tiempo.
2) Los partidos se han transformado. En lugar de ser estructuras para analizar los problemas, encontrar soluciones, proponerlas al electorado, y aplicarlas si obtienen su confianza; se han convertido en máquinas de conseguir votos invirtiendo el dinero de los ciudadanos que reciben a través de grandes subvenciones. El objetivo principal ya no es mejorar la sociedad (o incluso cambiarla). El objetivo es conseguir el poder en sí mismo, para influir, y para beneficiar a los afines, amigos y familiares con toda clase de cargos, carguetes, prebendas, empleos públicos, subvenciones o prebendas.
Ya no es una competencia ideológica. Impera el márketing. Se trata de "vender" un producto, envolviéndolo en un envase atractivo para disimular que se trata de una mercancía defectuosa, cuando no putrefacta.
En mi opinión, los partidos ya instalados en esta práctica corrompida es muy dificil que salgan de esa dinámica. Creo que sólo si los ciudadanos dejan de entregar su alma a uno u otro partido, y si ejercen responsablemente la crítica y el control sobre TODOS sus representantes; y si además se establecen mecanismos de control independientes (Poder Judicial, Tribunal de Cuentas, etc.) los partido se verán obligados a adaptarse a otras exigencias y otras reglas de juego.
Suscribo tus palabras punto por punto. Muy acertados tus análisis tanto de la realidad que es como la que debería ser. Un abrazo, amigo
ResponderEliminarGracias, Vicente.
ResponderEliminarCreo que -afortunadamente- cada vez somos más lo que intentamos sacudir las conciencias de las personas de nuestro entorno para lograr establecer de una vez un sistema democrático de verdad en este país, tan castigado en su Historia por todo tipo de "salvadores".
Posiblemene IU no sea un partido moderno pues defiende ideas de justicia social bien antiguas que no se han solucionado en siglos.
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