El refranero popular nos dice que no hay que vender la
piel del oso antes de haberlo cazado. Sin embargo, la política española parece
haber caído en manos infantiles, si nos atenemos a los hechos y dichos de la
mayor parte de sus dirigentes.
Ayer, el líder interino del PSOE, Pedro Sánchez, cerrando
los ojos a las perspectivas electorales de su partido, presentó lo que podría
ser su equipo ministerial. Es decir, presentó la piel del oso, aunque es más
que dudoso que consiga cazarlo.
Consolidadndo el espíritu bucólico-infantil que inauguró
Rodríguez Zapatero, en ese quimérico gobierno aparecen áreas nuevas. Si Sánchez
alzanzara su sueño tendríamos, probablemente, un Ministerio de Inmigración,
otro de Refugiado, otro de Transparencia y otro de Ética Empresarial. Todo un
ejercicio de juegos malabares con los conceptos en el decidido camino que
emprendió el PSOE hacia el surrealismo político.
Yo les animo a dar un paso más. Les propongo que creen el
Ministerio de la Paz, el de la Alegría, el de la Sinceridad, y el del Escondite
Inglés. Y ya metidos en harina, habría que cambiar la denomicación de algunos
ministerios tradicionales: el de Economía pasaría a llamarse Ministerio del
Monopoly, el de Fomento Ministerio del Scalextric, el de Educación Ministerio del
Trivial, y el de Vivienda Ministerio de
Exin Castillos.
En política no es nada nuevo lo de vender la piel del oso
antes de haberlo cazado. La gran aportación del PSOE es que
el oso sea de peluche.
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