Esto
sólo acaba de empezar. No sabemos cuánto se tardará en detener la pandemia,
pero cabe esperar decenas de miles de infectados y muchos miles de fallecidos,
sólo en España. Serán dos, cuatro o seis meses de angustia sanitaria, y otros
tantos de parálisis en la industria, el comercio y los servicios. El miedo de
los ciudadanos se puede resumir en dos tarjetas: la sanitaria y la de crédito.
Porque
si el golpe que va a recibir la sociedad en el plano de la salud va a ser muy
doloroso, el hachazo que nos espera desde el lado de la economía puede ser aún
mucho peor. Ante la situación de cierre de comercios y de empresas, todo el
mundo espera del gobierno medidas compensatorias. Los trabajadores que no
pueden trabajar esperan que alguien pague
sus sueldos, y las empresas que no pueden vender esperan que el Estado
les conceda ayudas especiales.
¿Y
qué va a poder hacer papá Estado? Dejará de recaudar el IVA de todos los
productos que no se van a vender, de todos los bienes que no se van a fabricar,
de todos los turistas que no van a venir. Dejará de recaudar el IRPF de todos
los trabajadores que no van a poder trabajar y el impuesto de sociedades de
todas las empresas que no van a tener beneficios o que tendrán que cerrar.
Simultáneamente tendrá que multiplicar el gasto en una Sanidad sobrecargada, en
unas prestaciones sociales desbordadas. Todo esto con una deuda del 96% del
PIB, y con escasas posibilidades de obtener préstamos en los mercados mundiales
fuertemente recalentados.
HOMBRE, LA ONCE ES LA ONCE PERO HAY QUE SER SERIOS Y CARGAR CONTRA TODA LA FALSIMEDIA, NO SOLO LA SER
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