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lunes, 26 de marzo de 2012

Andalucía y Casablanca

El PP ha ganado las elecciones en Andalucía. Pero esto va a caer pronto en el olvido porque lo que cuenta no es ganar sino gobernar. Y en Andalucía van a seguir gobernando los mismos. Con menos desparpajo –desvergüenza dirían algunos-. pero seguirán gobernando. Desde hace 75 años, en Andalucía sólo han gobernado dos partidos: el Movimiento de Franco, y el PSOE.

Ni el asunto de los EREs fraudulentos, ni las francachelas a base de coca y putas, ni el reparto de enchufes de variado voltaje a amigos y familiares han bastado para que los electores abrieran las ventanas para ventilar el establo. Tampoco unos trajes y una oscura trama de cambalaches dieron lugar, hace 10 meses, que los valencianos ventilaran los despachos del gobierno.

¿Por qué es tan benevolente la sociedad española con la corrupción? Dice Carlos Rodríguez Braun, en La Razón, que la sociedad española hace como el capitán Renault, en Casablanca, cuando finge escandalizarse y cierra el local de Rick ¡porque aquí se juega! Yo creo que no es así. Y la prueba es que los electores españoles no han cerrado el garito a los Ricks de Andalucía. Y no lo han cerrado porque allí son mayoría los que juegan.

Sólo hay una explicación para esa tolerancia a la corrupción: el cáncer no está localizado en unos cientos de políticos. El cáncer está tan instalado y extendido en la sociedad que ya no parece una terrible enfermedad. Igual que un negro podría llamar la atención en Vladivostok, pero pasaría desapercibido en Yamena. En un país en el que nos colamos en la fila del cine, nos llevamos el cenicero del bar, copiamos en los exámenes, falseamos los datos para conseguir colegio para el niño, o hablamos con nuestra vecina la enfermera para que nos pasen primero a la consulta, la corrupción no está mal vista. Lo que es de mal gusto es dejarse pillar.

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