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miércoles, 10 de diciembre de 2014

Borrachera de juventud

- Pues sí, David. En este país se impone un cambio generacional. Lo viejo ya no sirve, ha fracasado. Esa casta de políticos decrépitos es incapaz de sacarnoss de esta situación. En el gobierno tiene que haber gente joven, de menos de 30 años, con ideas nuevas, dispuestos a renovarlo todo.
- Ya... ¿Te refieres a gente como Viviana Aido y Leire Pajín, por ejemplo?
- Esas fueron excentricidades de Zapatero. Funcionarias del PSOE, un partido de viejos como Rubalcaba. Yo hablo de gente aún más joven, con ilusiones, con sueños, dispuestos a crear un país nuevo. Gente que no haya tenido tiempo de aprender los vicios de los malos políticos.
- Entonces, tampoco habrán podido aprender las virtudes de los Buenos políticos.
- Eso es igual. Ya aprenderán. Son jóvenes.
- Entonces, según tú, ¿la juventud lo arreglaría todo? Vamos a ver, Marta: dime una razón por la que un gobernante sea mejor que otro por el mero hecho de ser joven.
- Muy sencillo: es evidente que este sistema no funciona porque es viejo, así qué hace falta gente joven para implantar otro diferente.
- Estoy de acuerdo en lo primero. El sistema funciona mal, tiene muchos fallos, está oxidado. Hay que sanearlo, necesita reparaciones urgentes. Pero, si hubiera que reparar la Catedral de León o la Mezquita de Córdoba, ¿se lo encargarías a unos arquitectos que acabaran de terminar la carrera o a otros con amplia experiencia?
- ¡Hombre, no es lo mismo!
- No. No es lo mismo. Es infinitamente más complejo reformar un sistema en el que está en juego el porvenir, el bienestar, la educación y la salud de 40 millones de personas que restaurar un edificio, por muy monumento nacional que sea. Las consecuencias de los errores que se cometen son infinitamente más graves. Al fin y al cabo, las piedras no pasan hambre y los ladrillos no se matan entre sí.
La juventud es excelente para aprender idiomas, para jugar al fútbol, para tener hijos, o para bailar toda la noche. Pero cuando viajo a Nueva York voy más tranquilo si el piloto tiene miles de horas de vuelo a su espalda que si se trata de su primera experiencia al mando de un Airbús. Y si me tienen que operar del corazón prefiero que lo haga el cirujano que lleva 30 años en el hospital que el joven residente que acaba de empezar, por mucha illusion, mucho entusiasmo y muchos sueños que tenga.
Si la juventud fuera mejor para todo, ¿por qué no aplicar la fórmula para todo? Si la guerra va mal, pongamos a los reclutas al mando. Si la empresa tiene problemas, dejemos que los aprendices tomen las decisiones. Si la enseñanza no funciona, que impartan clase los alumnos.

Es posible que todas las sociedades del mundo se hayan equivocado al confiar en sus consejos de ancianos. Demos el poder a los adolescentes. Improvisemos un inmenso botellón, y perezcamos todos en una onírica borrachera de infalible juventud.

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