- Pues sí, David. En
este país se impone un cambio generacional. Lo viejo ya no sirve, ha fracasado.
Esa casta de políticos decrépitos es incapaz de sacarnoss de esta situación. En
el gobierno tiene que haber gente joven, de menos de 30 años, con ideas nuevas,
dispuestos a renovarlo todo.
- Ya... ¿Te refieres
a gente como Viviana Aido y Leire Pajín, por ejemplo?
- Esas fueron
excentricidades de Zapatero. Funcionarias del PSOE, un partido de viejos como
Rubalcaba. Yo hablo de gente aún más joven, con ilusiones, con sueños,
dispuestos a crear un país nuevo. Gente que no haya tenido tiempo de aprender
los vicios de los malos políticos.
- Entonces, tampoco
habrán podido aprender las virtudes de los Buenos políticos.
- Eso es igual. Ya
aprenderán. Son jóvenes.
- Entonces, según tú,
¿la juventud lo arreglaría todo? Vamos a ver, Marta: dime una razón por la que
un gobernante sea mejor que otro por el mero hecho de ser joven.
- Muy sencillo: es
evidente que este sistema no funciona porque es viejo, así qué hace falta gente
joven para implantar otro diferente.
- Estoy de acuerdo en
lo primero. El sistema funciona mal, tiene muchos fallos, está oxidado. Hay que
sanearlo, necesita reparaciones urgentes. Pero, si hubiera que reparar la
Catedral de León o la Mezquita de Córdoba, ¿se lo encargarías a unos
arquitectos que acabaran de terminar la carrera o a otros con amplia
experiencia?
- ¡Hombre, no es lo
mismo!
- No. No es lo mismo.
Es infinitamente más complejo reformar un sistema en el que está en juego el
porvenir, el bienestar, la educación y la salud de 40 millones de personas que
restaurar un edificio, por muy monumento nacional que sea. Las consecuencias de
los errores que se cometen son infinitamente más graves. Al fin y al cabo, las
piedras no pasan hambre y los ladrillos no se matan entre sí.
La juventud es
excelente para aprender idiomas, para jugar al fútbol, para tener hijos, o para
bailar toda la noche. Pero cuando viajo a Nueva York voy más tranquilo si el
piloto tiene miles de horas de vuelo a su espalda que si se trata de su primera
experiencia al mando de un Airbús. Y si me tienen que operar del corazón
prefiero que lo haga el cirujano que lleva 30 años en el hospital que el joven
residente que acaba de empezar, por mucha illusion, mucho entusiasmo y muchos
sueños que tenga.
Si la juventud fuera
mejor para todo, ¿por qué no aplicar la fórmula para todo? Si la guerra va mal,
pongamos a los reclutas al mando. Si la empresa tiene problemas, dejemos que
los aprendices tomen las decisiones. Si la enseñanza no funciona, que impartan
clase los alumnos.
Es posible que todas
las sociedades del mundo se hayan equivocado al confiar en sus consejos de
ancianos. Demos el poder a los adolescentes. Improvisemos un inmenso botellón, y
perezcamos todos en una onírica borrachera de infalible juventud.
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