Vendiendo telas
Ayer asistí en representación de UPyD a una mesa policía organizada
por la Red de Entidades de Inclusión Social. Se trataba de conocer las
propuestas de los diferentes partidos políticos en relación con esta importante
cuestión.
Estábamos presentes también representantes del PSOE, PP, IU,
CHA, PAR, y Podemos. Como era de esperar, todos explicaron que tenían
propuestas para terminar con la pobreza, la exclusión social, los desahucios y
la pobreza infantil, aunque ninguno de ellos dijo de dónde pensaban sacar el
dinero para todas las ayudas que pensaban dar.
Como detalles curiosos, CHA e IU declararon que “no estaría
mal sovietizar el sistema bancario aragonés”. Y el señor Echenique, de Podemos,
dijo que era una falacia hablar de los pequños defraudadores, ya que el 70% de
lo que se defrauda a Hacienda lo hacen los más ricos. Según eso, a Podemos le
parece muy bien que se dejen de ingresar unos 12.000 millones de euros anuales,
siempre que los que cometen el fraude sean fontaneros, peluqueros, o dueños de
pequeños bares.
Pero lo que4 me pareció más significativo fue la ausencia de
representantes del partido de Albert Rivera, que no asisten a ninguno de los
debates políticos que se están celebrando a docenas estos días en Aragón. ¿Por
qué no envían a nadie? ¿No tienen propuestas que hacer? ¿O no tienen a nadie
que sepa exponerlas con solvencia?
Pensando en ello, uno se da cuenta de que el partido que en
este momento aparece en las encuestas como la gran revelación sólo es un líder
y una marca. La formación que pretende dibujarse como la gran esperanza para
España no es más que un reducido equipo que diseña estrategias desde Barcelona,
y un líder que recorre toda España vendiendo su producto. La traslación a la
política del antiguo esquema del negocio del textil: una fábrica en Cataluña y
un mercado en el resto del país.
En Aragón sólo hay una sucursal con empelados de tercer
nivel. Una improvisada cabeza de cartel electoral, y unos pocos afiliados que,
además, se han visto desplazados por paracaidistas provenientes del PAR y de UPyD
en busca de oportunidades.
El partido Ciutadans disfrazado de Ciudadanos y su líder,
Albert Ribera, que lleva meses recorriendo España predicando una nueva ética
política. Una ética que no le impide dedicar el 100% de su tiempo a promocionar
su partido, mientras continúa cobrando el sueldo de parlamentario que le pagan
los catalanes. Un buen indicador del valor real de su ética. Un mal presagio de
lo que podría ser su labor en las instituciones aragonesas, si llegan a ellas.
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