Spencer Johnson, en su libro ¿Quién se ha llevado mi queso?, narra las reacciones de dos ratones cuando descubren que no está el trozo de queso que alguien dejaba cada día en el mismo lugar. Me he acordado de este librito al reflexionar sobre lo que nos está pasando en España.
Al
levantarnos cada día nos encontrábamos con nuestro queso. Estaba ahí, aunque no
siempre supiéramos apreciarlo y a veces lo contempláramos con menosprecio.
Un
sistema sanitario que atendía a cualquier persona. Un sistema educativo que,
aunque mediocre, escolarizaba a todos, y permitía obtener un título
universitario a cualquiera que decidiera estudiar. Un sistema político
democrático y estable, aunque salpicado con feas manchas de corrupción. 17
parlamentos autonómicos. Más kilómetros de tren de alta velocidad que en EE.UU.
Universidades en cada provincia. Pabellones polideportivos en los pueblos más
pequeños. Nueve millones de pensionistas recibiendo puntualmente su paga. Reparto
de subvenciones a granel. Subsidio de desempleo. Ayudas especiales para
discapacitados, dependientes, mujeres, inmigrantes. Más bares por habitante que en ningún otro
país, con suculentas tapas y amplias terrazas.
Naturalmente,
no era Jauja. El queso no era todo lo grande y bueno que hubiéramos deseado.
Pero era nuestro queso. Ahora la Covid19 ha tenido el capricho de cebarse con
nosotros, y las consecuencias sanitarias y económicas amenazan con hacer
desaparecer nuestro queso, al menos tal como lo conocíamos. ¿Qué podemos hacer
cada uno de nosotros?
El
libro ¿Quién se ha llevado mi queso? parece
un cuento infantil. Es breve y ameno. Si no lo ha leído, le recomiendo que lo
haga. Es posible que las distintas maneras de reaccionar de los dos ratones le
dé algo en qué pensar.