Castigo ejemplar

El juez ha sentenciado la pena que les corresponde a los jóvenes menores de edad que protagonizaron la batalla campal del pasado sábado en Pozuelo. Se trata de una sentencia ejemplar. Una sanción durísima, que sin duda hará que a partir de ahora cualquier joven se lo piense dos veces antes de apedrear a la policía, quemar coches o asaltar comisarías.
Los siete menores han sido condenados a estar en su casa después de las diez de la noche, durante tres meses. Me entristece pensar en lo mal que lo deben estar pasando: ¡tres meses sin poder asistir a fiestas, discotecas o botellones! ¡noventa días durante los que tendrán que regresar a casa a las diez de la noche! ¡como en los años sesenta!
Comprendo que los hechos fueron muy graves. Pero me queda la inquietud de si un castigo tan extremado no les dejará unas secuelas que les marquen para toda la vida. Afortunadamente, algunos de los padres han anunciado que recurrirán la sentencia. Quizá la cambien por otra más razonable: por ejemplo, que estén dos semanas sin postre. Y si hay suerte, hasta es posible que la instancia judicial superior condene a los policías por haberse acercado demasiado a los chicos.