Ubundu era un joven que vivía en una choza de una pequeña
aldea africana, con su hermano mayor Bangoro. Era un muchacho tímido y apocado,
y mostraba poco interés por seguir las costumbres de la tribu.
Su hermano mayor hacía todo lo posible para evitar que los
demás miembros del poblado se dieran cuenta de que Ubundu era diferente. Salía
muy temprano a cazar, y siempre volvía con dos piezas: la suya y la de Ubundu.
Como Ubundu era poco diestro, Bangoro era el que se encargaba
de hacer fuego, de despellejar las piezas cazadas, y de preparar las tortas de
cereal de las que se alimentaban.
Ubundo pasaba los días sin tener ninguna ocupación, paseando
por los alrededores de la aldea, o sentado en un rincón de la choza, sumido en
sus pensamientos. Así pasaron muchos años sin que los vecinos de la aldea
notaran nada especial en Ubundu.
Un día sonaron los tambores de alarma en todo el poblado. Una
partida de guerreros irrumpieron entre grandes alaridos, incendiaron varias
chozas, y se llevaron a algunos hombres y mujeres jóvenes para que les
sirvieran como esclavos. Ubundu se libró porque no se movió de su rincón en la
choza, pero su hermano Bangoro fue hecho prisionero.
Entonces Ubundu quedó completamente desamparado. No sabía
cazar ni preparar alimentos. No sabía hacer fuego ni reparar los desperfectos
de la cabaña. Tampoco había aprendido las danzas rituales, ni sabía tomar parte
en las ceremonias de la tribu.
El Consejo de la tribu, que creía que Ubundu era un joven como
los demás, se reunió para decidir sobre su caso. Unos pensaban que Ubundo
despreciaba sus costumbres. Otros que era un perezoso que quería vivir a su
costa. Otros defendían que estaba ofendiendo gravemente a los dioses.
El
Consejo decidió expulsar al joven del poblado, y Ubundu se perdió en la jungla,
maldiciendo a su hermano por no haberle enseñado a valerse por sí mismo.
Pues lamentablemente hay un monton de Bangoros que hacen que proliferen un monton de Ubundus.
ResponderEliminarMe he acordado de mi abuela materna, que me consentia un monton de cosas...pero una de las frases que mas me repetia era "ven pa ca, que la maye no sera eterna". Que paciencion tenia, era capaz de ponerme una escañeta y hacerme hacer el fregote...con lo rapido que lo hubiera hecho ella en lugar de mirarme...y asi con tantas y tantas cosas.
Mi papa solia decir...que si alguien te pide un pez...mejor que darle el pez enseñale a pescarlo. Si le das el pez comera un dia, si le enseñas a pescarlo, no pasara mas hambre.
Cierto. Hay muchísimos padres Bangoros que moldean hijos Ubundus. Unos Ubundus vulnerables, que se hunden ante cualquier frustración, que viven insatisfechos, y que no saben valorar todo lo que tienen.
ResponderEliminarUna de las reglas de oro para educar a los hijos es la que dice: "Si puede hacerlo él, enséñale a hacerlo, y deja que lo haga, aunque le cueste más que a ti"
Acaso Bangoro era el guardián de su hermano??... El Consejo... no aconsejó nada... :S
ResponderEliminarMe voy a guardar el cuento corto... que me ha gustado para mis niñas... jeje...gracias!!Tessa...
Ay que dificil es ser padre/madre, pero totalmente de acuerdo
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