A diferencia del presidente del gobierno, tan aficionado a hacer profecías económicas que nunca se cumplen, el gobernador del Banco de España viene demostrando una gran capacidad para anticipar lo que se nos viene encima. Seguramente, la única diferencia entre los aciertos de éste y los patinazos de aquél consiste en que Fernández Ordóñez sabe de lo que habla, y Rodríguez Zapatero habla de lo que no sabe.
El caso es que Fernández Ordóñez ha vuelto a destapar la caja de los truenos.
Recomienda al gobierno que tenga listo un “plan B” por si las previsiones presupuestarias no se cumplen, y el déficit no se reduce. Asegura que las cláusulas de revisión automática de los convenios colectivos son un anacronismo disfuncional. Y señala que CC.AA. y ayuntamientos son en gran medida responsables del elevado déficit del Estado, y que el sistema autonómico que hemos construido resulta insostenible.
De una sola tacada, el gobernador del Banco de España ha despertado las iras del gobierno central, de los sindicatos, de los gobiernos autonómicos, y de los partidos nacionalistas. Todos los políticos en el poder se echan a temblar en cuanto abre la boca, porque pone el dedo en la llaga de ese tumor que amenaza la estabilidad de nuestro sistema democrático: hemos desarrollado un sistema autonómico cancerígeno, en el que el tejido de cada CA crece y crece sin límites, a costa del aniquilamiento del cuerpo del que forman parte, cada día más débil.
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