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miércoles, 12 de diciembre de 2012

El recuerdo de la barbarie


Ayer se cumplieron 25 años desde que unas bestias de apariencia humana segaron la vida de once personas que dormían tranquilamente en la casa cuartel de la Guardia Civil, en Zaragoza. Seis adultos y cinco niños que soñaban con cosas que nunca sabremos. Quizá algún guardia civil estuviera soñando con que identificaba a un terrorista, que lo detenía, y que a él le ascendían. Puede que alguna esposa estuviera soñando que les tocaba el gordo de Navidad, y que se compraban un bonito piso, con más comodidades que la vieja casa cuartel.

Y las niñas, ¿qué soñaban las niñas? Es posible que con las próximas vacaciones navideñas, o con los regalos que sin duda les traerían los Reyes Magos. Quizá las gemelas de tres años soñaban que se hacían mayores; que iban a un colegio y aprendían muchas cosas; que se casaban con un guardia civil muy guapo, como había hecho su mamá; o que vivían en un mundo sin preocupaciones, sin miedos ni peligros, sin hombres del saco, sin terroristas como los que había en las fotos del cuartel.

Los despiadados asesinos que cometieron aquella masacre eran unos descastados, sí. Pero eso no fue causa suficiente para el crimen. El motor que impulsó aquella matanza era una idea insensata. Hizo falta una idea aberrante, una distorsión enfermiza de la realidad, una historia inventada, un fanatismo sin límites. Aquellos iluminados no fueron sino la herramienta que servía a una idea.

Hagamos que aquellas muertes no hayan sido inútiles. Aprendamos que son determinadas ideas las que desencadenan la potencial perversión que se esconde en el corazón humano. Aprendamos a reconocer esas ideas cuando están germinando, cuando todavía parecen inofensivas. Sepamos cortarlas de raíz. Rechacemos a todo tipo de iluminados. Desconfiemos de los que nos hablan de la Tierra Prometida. Hagamos callar a toda clase de fanáticos, si no queremos que algún día se interrumpan brutalmente nuestros sueños.

1 comentario:

  1. El fanatismo lleva a estas cosas. La vida no se les puede devolver. Pero lo menos que les debemos es JUSTICIA, que TODOS (Ternera sigue suelto) paguen por sus crimenes, y que no consigan por dejar de matar, lo que no consiguieron haciendolo.

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