El Ayuntamiento de Zaragoza va a limitar la velocidad del tráfico a 30 km/h, en todas las calles de un sólo carril. Además prevé hacer lo mismo en algunas vías de varios carriles.
El asunto se presta al debate. Unos dicen que el tráfico será insufriblemente lento, y que habrá más atascos. Otros, en cambio, aplauden porque habrá más seguridad para los ciclistas, y puede que algunos opten por dejar el coche en casa.
A mí no me parece mal del todo, si se aplica únicamente en calles estrechas. Esas calles suelen ser cortas, y muchas veces ya se recorren a escasa velocidad.
Lo que entiendo mucho menos es que se vaya a vigilar con radares a los automovilistas para que no superen los 30 km/h, pero nadie vigila a los ciclistas para que no superen los 10 km/h que es la velocidad máxima que pueden alcanzar en zonas peatonales.
Como de costumbre, siempre andamos con medidas selectivas, dirigidas a unos pero no a otros. Estos políticos padecen una especie de paranoia, que les lleva a ir siempre a favor de unos y en contra de otros. Ahora les ha dado por perseguir automovilistas y dar palmaditas a los ciclistas.
Los ciclistas tienen derecho a ocupar un espacio seguro en la vía pública. Pero los peatones también. ¿Por qué los ciclistas no están obligados a llevar casco? ¿por qué no tienen que disponer de un seguro de responsabilidad civil? ¿por qué no tienen que llevar iluminación nocturna? ¿por qué no están identificadas las bicicletas?
Y por si fura poco el despropósito, a esto lo llaman “pacificación viaria”. ¡Toma ya tontería! ¿Desde cuando hay guerra en las calles? Pero, claro, como contiene una alusión a la paz…. pues todos contentos.
Estoy de las obras, del carril bici, de los ciclistas raudos q casi dos veces me atropellan al bajarme del bus, hasta el pirulico la boina.
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