La inteligencia emocional es un concepto que se ha desarrollado a partir de los años 90, y popularizado por el psicólogo Daniel Goleman. Consiste en la capacidad para reconocer y manejar adecuadamente las emociones propias y las de los demás. Manejar no significa reprimir, sino canalizar de manera positiva esas emociones, que por otra parte resultan esenciales para la vida humana.
Como otros tipos de inteligencia –la analítica, la creativa- puede ejercitarse y ampliarse. Pero no es fácil adquirirla cuando no se tiene.
Nuestra sociedad valora altamente la inteligencia clásica, la que permite resolver problemas complejos, relacionar numerosas informaciones, y establecer planes de acción sofisticados. Sin embargo, son muy numerosos los ejemplos de individuos geniales en cuanto a su inteligencia clásica, y perfectamente idiotas respecto a su inteligencia emocional. Personas que han alcanzado altas cotas de brillantez en investigaciones científicas o construcciones filosóficas, pero que no han sabido relacionarse bien con los demás o consigo mismos.
Si tuviéramos que escoger ¿qué preferiríamos tener? ¿una elevada inteligencia clásica? ¿o una alta inteligencia emocional?
Yo escogería la inteligencia emocional, porq es lo q me va a permitir ser lo mas feliz posible en este asco de vida.
ResponderEliminarSupongo que lo ideal sería la combinación de los dos tipos de inteligencia, pero si hay que elegir, yo como Sara, también prefiero tener unas altas dosis de inteligencia emocional, ya que me parece del todo imprescindible saber relacionarte con las personas, y aclararse uno consigo mismo, que no es poco.
ResponderEliminarNo sé si doy la talla ya que desconozco mi Coeficiente intelectual, aunque tengo la impresión ( ¡que digo impresión! , tengo la certeza ) de que no soy ninguna superdotada, así que prefiero quedarme con la otra, aunque desconozco cual es el método que usan muchas personas para su evaluación y medida, además de la pura observación.
Desde hace unos años, está muy de moda el concepto, y he oído hablar mucho de él, sobre todo en lo relacionado con la selección de personal. Si se entiende en la forma que yo lo entiendo, a mí me parece perfecto que se valore además de la capacidad de resolver un problema, el saber transmitir a un grupo las ganas de trabajar sobre ese problema, el no rendirse, el intentar enfrentarse a los mismos, el saber hacer equipo. ¿De qué sirve tener muchos conocimientos que se pueden medir, si faltan las ganas?. Yo creo que desde que se tiene en cuenta esos factores, quizá ( y digo quizá porque como he dicho más arriba desconozco el método para medirlo) se abrió una esperanza para esos pobres mortales, entre los que nos encontramos la mayoría, que nunca descubriremos nada nuevo, ni terminaremos de entender por ejemplo la teoría de la relatividad, pero no nos falta la curiosidad por aprender, por saber, por conocer ( en la medida que podamos según nuestras capacidades y disponibilidad de tiempo) por descubrir valores y aptitudes en la gente que nos rodea, y en nosotros mismos.
Hay que premiar también el esfuerzo, aunque nunca lleguemos a ser un eminente científico al que conceden el premio Nobel. Vamos… digo yo.
No es que haya que premiar el esfuerzo, lo que pasa es que las dos inteligencias son distintas pero válidas, tal y como lo dices (Arama) parece que debemos reconocer TAMBIÉN a los pobres que no nos da para deslumbrar por nuestra inteligencia clásica.
ResponderEliminarAl que deslumbre le admiraré, por su inteligencia, clásica o emocional. Y las dos inteligencias hay que valorarlas, cada una para un "uso", no vas a contratar a un físico por lo majo que es, ni a un vendedor por lo rápido que resuelve ecuaciones diferenciales...
Claro que hay que admirar a las personas que tienen los dos tipos de inteligencia Tetrabrik, tanto a los unos, como a los otros, eso está claro.
ResponderEliminarYo comentaba que lo ideal para mí, sería tener las dos, pero todo este discursito venía porque de alguna forma tengo que "tirar para casa", ya que mucho me temo que yo nunca descubriré ninguna vacuna que sirva para curar alguna enfermedad ( que sería maravilloso para evitar el sufrimiento de mucha gente), ni mi capacidad de hacer cálculos creo que sirva para enviar algún cohete a Marte ( que tengo dudas si sería tan maravilloso). Personas con inteligencia clásica son necesarias e imprescindibles para avanzar, pero quería rendir una especie de mini homenaje a los otros, a los que no poseemos esas aptitudes ;).
Además, Botijo dice que tenemos que escoger, así que hay que mojarse.
"ni mi capacidad de hacer cálculos creo que sirva para enviar algún cohete a Marte"
ResponderEliminarLo que a mí me gustaría saber... es a quién meterías en ese cohete, si pudieras construirlo, para que estuviera bien lejos de aquí.
¿ A quien metería en el cohete a Marte?
ResponderEliminarNo me tientes, no me tientes... que me conozco
¿qué preferiríamos tener? ¿una elevada inteligencia clásica? ¿o una alta inteligencia emocional?
ResponderEliminarPues vaya con la preguntita, esto es como cuando te preguntaban a quién quieres mas, a papá o a mamá?... No soporto que me hagan elegir...yo lo quiero todo jajaja... viendo lo que hacen los que supuestamente tiene una "clásica inteligencia".... donde predomina un mundo materialista y sin valores... qué prefiero?... pasar un test de inteligencia?... prefiero lo puramente humano??... Yo solo soy un "tomate" que descubre cosas y no sabe su "etiqueta"... romántica...bucólica... idiota... qué le importa a un tomate cómo la definan los demas??... YO SOY YO....
P.D. Yo si he descubierto muchas cosas ... Admiro la inteligencia en todas sus formas.... el arte... la música...la ciencia...
El Quijote dijo... "ser o no ser".... verdad?? jejeje
Pues a mí me vais a perdonar, panda de emocionales, pero yo prefiero la inteligencia de toda la vida, la del listillo, la del empollón que nadie aguanta en clase, y la del genio medio loco.
ResponderEliminarSi alguien destaca por su inteligencia, pues que destaque y se haga visible, y que le saque provecho aunque eso signifique en cierta forma su marginación social; a la larga este tipo de personas acaban dando más cosas a la sociedad que otras.
Los inteligentes emocionales, si tal cosa existe, a mí personalmente me dan un poco de repelús. Y más hoy en día, en los que esa supuesta inteligencia está al servicio de fines no siempre claros, y que, de una forma u otra, su fin está llevado a mover voluntades de personas menos sofisticadas emocionalmente. En el fondo, estos "inteligentes emocionales" me parecen un poco lobos disfrazados de corderos, y la reacción ante otro "inteligente emocional", o ante alguien que con sentido crítico, no se engancha a él acaba descubriendo su verdadera "emotividad"
Existen otros conceptos, quizá más antiguos, pero más válidos que se llaman empatía, solidaridad, comprensión, entusiasmo, creatividad... y que derivan en parte muchos de ellos de la inteligencia clásica. Todos combinados puede que den lugar a eso de la inteligencia emocional.
Pero separar la una de la otra es peligroso. Un cretino que sea emocionalmente inteligente puede cometer (y hacer cometer) barbaridades.
Así pues, aunque preferiría no separar estas dos "inteligencias", si me tengo que quedar con una, que sea con la de siempre, que al menos estaré bien definido.
Saludos.
¡ Cielo santooo ! Nos ha llamado "panda", además de otras lindezas.
ResponderEliminarCon lo mono que me quedó el discursito que solté.
Yo, y mis emociones, nos vamos a llorar a un rincón.
Tierra, trágame :-S
Abrilllllllllll, vuelve jamiaaaa, que a este lo veo yo mu suelto, y me temo que tendremos que aliarnos para que no nos hagan pupita;)
ResponderEliminarAbril no está, le he capado el acceso al blog del Botijo desde su ordenador.... jojojo... la culpa es de Botijo, que me habla en privado de censuras ;))
ResponderEliminar¡ Madre del amor hermoso ! la tiene medio secuestrada. Lo que me faltaba por leer esta tarde.
ResponderEliminarBueno... ahora ya un poquito más en serio.
ResponderEliminarManu, entiendo tus argumentos en defensa de la inteligencia clásica, yo también he comentado que personas así nos necesarias para que la sociedad avance. Lo que no acabo de comprender , es a qué te refieres cuando comentas lo del “servicio de fines no siempre claros”.
Puede que el concepto de inteligencia emocional se use desde hace pocos años, pero todo lo que lo compone, al menos como yo lo entiendo, se utiliza desde que el mundo es mundo, tanto en el ámbito personal como en el laboral. Se ha usado la persuasión tanto para tratar de vender una plancha a quien no la necesita, como para tratar de ligarse a una persona que en principio parece que no estaba por la labor, y se le enseña la “cara” más bonita, y el mejor perfil. Si no funciona contando lo avanzada que es la tecnología de la nueva plancha, o enseñando el mejor perfil, los hay que cambian de técnica, y se ofrece comprarla en cómodos plazos, o se va de víctima ante la persona de tus sueños para ver si así te la llevas al huerto y por ahí cuela.
Te pongo un ejemplo para tratar de explicar como lo veo yo:
Quedan unos amigos para sacar entradas para el teatro. Uno de ellos opina que es mejor comprar las del primer piso, y otros opinan que mejor butacas de patio. El que opina lo primero, en vez de decir “ o se sacan las que yo prefiero, o no voy al teatro”, argumenta: “ yo creo que es mejor que descartemos las butacas de patio porque son mucho más caras, con el dinero que nos ahorramos nos podemos tomar una copa a la salida, y además, desde el primer piso tenemos una mejor visión general del escenario ¿ no os parece? “ ¿ que hay de malo en eso? ¿ eso es manipular? Puede que tenga otros argumentos más sólidos alguno de los que prefieran las butacas de patio, pero….. que gane el mejor, así es en todo.
A lo largo de mi vida laboral, he tenido varios jefes, algunos de ellos han sacado lo mejor de mí misma a base de darme confianza, de perder tiempo en explicarme lo que quieren y como lo quieren, de decirme aunque sea muy de vez en cuando “nena, tú vales mucho”, y de hacerme comprender aunque sea sin palabras que tiene sentido el trabajo que desempeño. Algún otro, ha sido todo lo contrario: controlador, no queriendo ni sabiendo delegar, con un estilo de liderazgo autoritario que ya ni se lleva, no asumiendo responsabilidades y cargando siempre el “muerto” a los demás. En fin, lo mismo los que he citado en primer lugar me han manipulado. Pues vale, yo prefiero estar jodida pero contenta porque valoro su esfuerzo y él o ella valora el mío, a un personaje que lo único que me provoca son ganas de tirarme a su yugular, y no precisamente para darle besos.
No sé si me explico.
Te explicas estupendamente, quizá he sido yo el que no lo ha hecho tan bien.
ResponderEliminarSe trata sencillamente de que eso llamado "inteligencia emocional" no es más que el estado que yo considero que debería ser normal en las relaciones humanas. Ponerle nombre, etiquetarlo, hacer cursillos y seminarios sobre el tema para "adquirirla" (esa inteligencia), es una falacia, y es lo que se usa mal.
Es a lo que me refiero con la gente que, denominándose emocionalmente inteligente, saltan si no les haces caso, o si le interpelas o si le expones otro punto de vista. Yo me los encuentro a montones, y, precisamente, te hablo desde el punto de vista de jefe.
La inteligencia emocional, aceptemos el concepto para entendernos, no es un cursillo del CCC, no se aprende haciendo un "roll play" con 4 frikis, sencillamente se tiene o no se tiene, y está muy relacionado con la capacidad (escasa actualmente) de reconocer tus propios límites y apoyarte en los demás para superarlos, potenciando lo bueno de los otros.
Tal y como se vende últimamente esa inteligencia, en especial a nivel empresarial donde se hacen cursillos a los mandos intermedios, etc... me parece un poco patético.
Saludos
Ah! y sobre todo... esa inteligencia emocional, debe estar respaldada por un mínimo de inteligencia clásica. Reitero la idea de que un cretino con (supuesta) inteligencia emocional es un peligro para los que le rodean.
ResponderEliminarNo es que sea imprescindible una alto cociente intelectual, simplemente tener dos dedos de frente. De otro modo, son simples enganches emocionales.
Ala!
Me parece que Manu le da a eso de la inteligencia emocional una connotación de manipulción o maquiavelismo.
ResponderEliminarEs cierto que se puede emplear en ese sentido, pero igual que es cierto que la inteligencia clásica puede emplearse para construir bombas de neutrones.
Tampoco creo que sea exactamente lo mismo que la habilidad para convencer o embaucar a la gente. Desde luego, un cretino no pocrá ni construir bombas de neutrones ni embaucar a nadie. Así que ambas inteligencias están relacionadas.
Y es interesante lo que apunta Manu: "la inteligencia clásica ha aportado mucho a la humanidad". Es cierto, aunque no pocos de esos inteligentes han sido unos tipos muy infelices y muy insoportables.
Quizá podríamos decir que la inteligencia clásica es más productiva para la humanidad, pero la inteligencia emocional es mucho más útil para la felicidad propia y de los próximos.
A ver...a mi no me ha capado nadie nada...eso para empezar!!
ResponderEliminarEl Sr. Segura, que es de los listillos clásicos, ha aprovechado que yo estaba utilizando todos mis tipos de inteligencia en el trabajo, para marcarse un farol. Pero los faroles no están hechos para la inteligencia clásica, así que...Arama cuenta conmigo, que he vuelto con la vena emocional(más mejor que la de la Patiño)y con la clásica en forma!!
Os echaba de menos eh!
Le iba a decir al Sr.Segura que estaba completamente de acuerdo en este punto:
ResponderEliminar"La inteligencia emocional, aceptemos el concepto para entendernos, no es un cursillo del CCC, no se aprende haciendo un "roll play" con 4 frikis, sencillamente se tiene o no se tiene"
Pero como vienes tan guerrera, y además dispuesta a apoyarnos en la causa, casi que hacemos como si no hubiera escrito este mensaje ¡ jajajaja !
"Tampoco creo que sea exactamente lo mismo que la habilidad para convencer o embaucar a la gente"
ResponderEliminarNo, no es lo mismo, y tiene que ver con muchas más cosas además de con la persuasión. Era sólo un ejemplo, no voy a poner doscientos, que ni tengo tiempo, ni esa capacidad que tú tienes para juntar letras ¡leñe!