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miércoles, 23 de abril de 2014

Lo que nos dice la encuesta en Aragón

La encuesta de A+M publicada hoy por Heraldo de Aragón desvela lo que votarían los aragoneses si hubieran elecciones autonómicas hoy. En una lectura más profunda revela también la actitud de los ciudadanos hacia los partidos políticos en este momento.

Las cifras nos muestran que las dos formaciones que han venido relevándose en la cúspide del bipartidismo durante 35 años –PP y PSOE- perderían en conjunto un 11,53% de sus votos. Por su parte, los dos partidos de corte nacionalista –PAR y CHA- serían abandonados por el 20,79% de los que les votaron en 2011.

Por el contario, IU aumentaría su respaldo en un 50,65%, y UPyD daría un salto espectacular con un incremento del 271,30%. Serían, junto al voto en blanco y la abstención (con un 26,66% y un 44,30% respectivamente) los únicos partidos que mejorarían sus resultados.

Se confirma, al igual que en el resto de España, que son muchos los aragoneses que ya se han hartado de entregar su voto a los dos grandes partidos que han venido demostrando que no son sino las dos caras de una misma moneda. También se observa –a diferencia de lo que viene sucediendo en la vecina Cataluña, que los ciudadanos de Aragón dan la espalda a los cantos de sirena nacionalistas, conscientes de que Aragón tendría un futuro muy incierto si no es dentro de una España unida en una Europa fuerte.

Las alternativas que elegirían esos ciudadanos son dos opciones muy distintas entre sí. Hacia IU se inclinarían los que creen en la utopía, y ven en ese partido una opción poco manchada por la corrupción; con unos ideales quizá algo ingenuos; pero que buscan un mundo mejor para todos, aunque la experiencia en la URSS, Cuba o Corea del Norte hayan demostrado que la aplicación de esos ideales resulta mucho menos idílica de lo que se esperaba.

UPyD aparece con fuerza como la otra alternativa al hastío provocado por unos partidos burocratizados, derrochadores, y más ocupados de sus propios intereses que de los de los ciudadanos. En sus casi siete años de existencia ha venido manteniendo una línea coherente. Sus líderes eluden lo “políticamente correcto”, y se entiende lo que dicen. Se han convertido en los abanderados de la lucha contra la corrupción, y proponen políticas realistas orientadas al interés general. Si se confirma que son capaces de ser un partido diferente, que hace política de una manera diferente, podrían llegar a ser la clave para la regeneración democrática que España y Aragón necesitan.