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martes, 14 de diciembre de 2010

Cuando salí de Cuba

Me acuerdo de la vieja canción de Luis Aguilé al ver la nueva chapuza con la que el gobierno parece querer solucionar un grave problema: el del control aéreo.

No cabe duda de que el abandono masivo del puesto de trabajo por parte de los controladores el pasado día dos fue un acto gravísimo que causó perjuicios a cientos de miles de personas y unas pérdidas económicas aún no calculadas.
Pero sin quitar ni un ápice de la responsabilidad que les corresponde por ese acto, no se puede dejar de señalar la también grave irresponsabilidad de unos gobiernos que, primero aceptaron unas condiciones laborales desorbitadas, y después han sido incapaces de establecer un plan para racionalizar ese servicio.
Al final, se ha recurrido a un mecanismo de excepción previsto en la Constitución, lo que ha supuesto un gran alivio para los pasajeros que estaban tirados en los aeropuertos. Lo malo es que eso no soluciona el problema, sino que sólo es un parche –uno más- para salir del paso. Ahora el gobierno piensa pedir a las Cortes la prórroga del estado de alarma, y como es probable que el PP se oponga, tendrán otra razón para acusarles de antipatriotas.

¿Hasta cuándo piensa el señor Zapatero mantener el estado de alarma? ¿quizá hasta las elecciones generales de 2012? ¿Piensa militarizar también a los sindicatos si convocan nuevas huelgas generales? ¿Declarará en rebeldía al PP, IU, ERC y UPyD si no le apoyan? ¿Si no lo consigue, declarará el estado de sitio?

Si no fuera dramático, sería para morirse de risa. El presidente que quería parecerse a Obama, y que no se cansa de proclamar su aversión a “la derecha”, termina imitando a Ronald Reagan. Pero es seguro que él no piensa en Reagan. La afición a controlar la libertad individual se parece mucho más a otros estilos de gobierno. El de Hugo Chávez, por ejemplo. O el de Fidel Castro: solución de problemas manu militari.
España salió de Cuba en 1898 ¿Acaso querrá Zapatero que sea ahora Cuba la que entre en España emulando el estilo de gobierno totalitario? ¿Es esa su única salida en la alocada huída hacia adelante que emprendió hace unos meses?

jueves, 2 de diciembre de 2010

El Plan Z

Hace unos pocos meses el presidente Zapatero anunció una serie de duras medidas que incluían el recorte de salarios de funcionarios y la congelación de pensiones. A pesar de ello, no se logró recuperar la confianza en la solvencia de España. Voces como la de Fernández Ordóñez avisaron de que convendría que el gobierno tuviera listo un “Plan B” por si acaso el Plan A no daba resultado. Desde el gobierno saltaron como panteras negando toda necesidad de un “Plan B”, puesto que el “Plan A” era más que suficiente.

Como era de esperar –puesto que lo habían negado- ayer Zapatero anunció el Plan B. Venta de aeropuertos y loterías, y supresión de los 426 euros que cobran los que han agotado el subsidio de desempleo, entre otras cosas.

Los mercados han reaccionado bien, en principio a esos anuncios. Pero me pregunto si ese rebrote de confianza se mantendrá en el tiempo o durará tan poco como los buenos propósitos del presidente. Ojalá no sea así. Pero si algo ha acreditado Rodríguez Zapatero es que el número de sus anuncios es muy superior al de sus cumplimientos. Y eso lo van notando los inversores internacionales.

Que nadie se extrañe si dentro de un mes nos anuncia el “Plan C”, y después el “D”... Espero equivocarme. Pero me da la impresión de que mientras no se racionalice la Administración, incluyendo CC.AA. y ayuntamientos. El estado autonómico que hemos construido no será viable. Las CC.AA. han alcanzado tal peso en el manejo del dinero público, han creado tal red de clientelismo, y han quedado tan fuera de control del gobierno central, que sólo una cirugía de fondo podrá hacer manejable lo que queda de España.
Y tampoco hay que descartar que la confianza esté definitivamente perdida mientras el piloto que dirige esta nave se llame Rodríguez Zapatero. Probablemente la única medida definitiva sería el “Plan Z”, es decir: un plan de jubilación anticipada para el presidente, y un gobierno de concentración con otros protagonistas.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

WikiLeaks

Pues esta es la nueva palabreja que hemos tenido que aprendernos todos en las últimas semanas. Se trata de un sitio web creado para publicar todo tipo de informaciones “secretas” de gobiernos, empresas, y todo tipo de organismos. Los administradores de la web garantizan el anonimato a sus fuentes, y utilizan las posibilidades de internet para escabullirse de los controles oficiales.
En la última entrega han aparecido conversaciones de altos funcionarios de diferentes embajadas de EE.UU. por todo el mundo. Gracias a ellas sabemos que los embajadores hacían labores de espionaje que más bien pertencen al ámbito del cotilleo; que han informado de que Zapatero era un político cortoplacista con ideas de una izquierda trasnochada, y que han presionado a toda clase de funcionarios en interés de EE.UU.

El revuelo es monumental, y desde mi punto de vista, desproporcionado. ¿Acaso no se sabe que los embajadores en cada país se ocupan de averiguar todo lo que pueden y remitirlo a sus gobiernos? ¿o es que eso sólo lo hace EE.UU.? ¿Acaso no tienen como misión “trabajar” por los intereses de su país? ¿Para qué se les paga si no es para eso? Lo grave no es eso, sino –si fuera así- que los funcionarios presionados hubieran cedido a esas presiones.

Y respecto a los cotilleos y opiniones sobre mandatarios de todo el mundo, pues nada muy diferente de los cotilleos y opiniones que todos hacemos sobre familiares, compañeros, vecinos y conocidos. ¿Acaso no quedaríamos todos en evidencia si se hicieran públicos muchas de las cosas que decimos en privado? ¿No hemos hecho bromas crueles o dicho barbaridades sobre una cuñada, una tía, un vecino o un amigo?

Bienvenido sea WikiLeaks al mundo de la basura mediática. Si no teníamos bastante con Belén Ortega o la Pantoja y sus líos, ahora tenemos cotilleo a lo grande. Y de paso, como hasta ahora todas las informaciones se refieren a EE.UU., tenemos una buena ocasión para ratificarnos en lo malísimos que son los norteamericanos. Sería interesantísimo obtener los mismos datos de los gobiernos de Venezuela, de Irán, de Cuba, de China… o de España, sin ir más lejos.