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viernes, 22 de diciembre de 2017

Los monos de Harlow

El psicólogo norteamericano Harry Harlow llevó a cabo un experimento con monos recién nacidos a los que separó de sus madres. Los introdujo en una jaula en la que había dos muñecos: uno de alambre desnudo y otro recubierto de felpa, con un aspecto similar al de una madre mona. El muñeco de alambre disponía de un biberón en el que podían beber los monitos, mientras que la “mona” de felpa no tenía nada que ofrecerles. Sin embargo, el experimento demostró que los monitos preferían permanecer junto a la “mona” de felpa, acudiendo al muñeco de alambre sólo el tiempo imprescindible para alimentarse. Se demostró que el factor afectivo-emocional tenía más fuerza para los pequeños monitos que la necesidad biológica de alimentarse.

Durante los últimos años, en Cataluña los mesías del independentismo han enarbolado el señuelo de la tierra prometida, y más de dos millones de catalanes se lo han creído. Los acontecimientos de los últimos meses han demostrado que todo era un espejismo. El referéndum convocado resultó un fiasco, ningún gobierno del mundo ha reconocido la declaración de independencia, más de 3.000 empresas han huído de Cataluña, el turismo ha descendido, el comercio también. El profeta Puigdemónt se ha largado a lugar seguro, abandonando a “su pueblo”. Al menos a dos docenas de sus apóstoles les aguarda un sombrío futuro carcelario. En muchs familias algunos de sus miembros han dejado de hablarse Todo les ha salido mal porque todo ha sido una pura insensatez.


Y a pesar de todo ese desastre casi la mitad de los votantes han vuelto a elegir a los mismos que le han traído el declive económico, la disensión en las familias y un futuro incierto. Como hicieron los monitos de Harlow, los factores afectivo-emocionales han sido más poderosos para ellos que las realidades objetivas. La gran diferencia con los simios del experimento estriba en que éstos, al convertirse en adultos, reconocen la impostura del muñeco de felpa, la abandonan, y empiezan a ocuparse de buscar alimento, aparearse, y vivir lo mejor posible. En cambio, cada año que pasa, una nueva camada de catalanes de Harlow se incorpora al censo electoral, convenientemente adoctrinados para buscar el abrigo de una quimera que camina en sentido contrario al de la Historia.