............

............

jueves, 21 de marzo de 2013

La caída de los Reyes Magos

Durante los 40 años de franquismo esta sociedad creció en un ambiente paternalista. El Estado sabía lo que nos convenía, y nos decía lo que podíamos y no podíamos hacer. Podíamos ir a misa, rezar todas las noches, comprar Seat 600, ir a los toros y al fútbol, y gritar “viva Franco”. No podíamos leer libros comunistas ni revistas eróticas, criticar al gobierno, hacer huelgas, ni besarnos en la calle. Cuando a esa sociedad infantilizada y dependiente se le murió el padre, no estaba preparada para asumir el control de su destino como adultos, y se refugió en los brazos protectores de su nueva madre: la democracia. Pero la democracia era menor de edad, y sus funciones fueron acaparadas en exclusiva por los partidos políticos. El ambiente siguió siendo igual de paternalista, con la diferencia de que cada cuatro años podíamos cambiar de padre. Desde entonces todos los padres se han distinguido por su tendencia a satisfacer los caprichos del niño para que les volviera a votar. Y la sociedad ha mantenido su estado infantil y dependiente durante 35 años. Felices y confiados, han podido hacer casi cualquier cosa que les apeteciera. Sin límites, sin prohibiciones. Todo el mundo tenía derecho a ser feliz, y ahí estaba papá Estado para encargarse de que así fuera. Hasta que ha estallado la burbuja. No la inmobiliaria, sino esa pompa de jabón en la que los padres gastaban lo que no tenían para conseguir el aplauso de unos niños que no querían saber quién paga los regalos de los Reyes Magos. Ahora se han terminado los juguetes caros, la ropa de marca, y la merienda en McDonald’s. Muchos niños se han quedado sin postre, y cada vez son más los que van descalzos. La gratitud hacia papá se ha transformado en odio, sobre todo porque ven que papá sigue conduciendo su Audi y comiendo en restaurantes de lujo. Quizá lo mejor de esta crisis sea que puede favorecer el despertar de una infancia ingenua a la cruda realidad del mundo adulto. Quizá consigamos de una vez para siempre dejar de ser súbditos para convertirnos en ciudadanos.

viernes, 15 de marzo de 2013

Ignorantes y majaderos

Hoy hemos sabido que sólo el 31% de los opositores a maestros en Madrid ha sabido señalar el límite de las CC.AA., alguno dijo que la gallina es un mamífero, y otros que el Duero pasaba por Madrid. Se trataba de la prueba de conocimientos, que consta de preguntas del nivel de los alumnos de 12 años –aquellos a los que tendrán que enseñar los aspirantes a maestros. Sólo el 14% de los opositores han aprobado la prueba. Es decir: el 86% ha suspendido. Eso son ignorantes: individuos que no tienen noticia de algo. Pero una gran parte de esos opositores han pasado la prueba y serán maestros titulares, porque el peso de el examen de conocimiento puede quedar compensado con el valor que se le da a la “experiencia”. Es decir, muchos de ellos, pese a haber suspendido la oposición en varias ocasiones, vienen dando clases de sustitución de otros maestros desde hace años. Y esto ocurre porque a alguien se le ocurrió que tenían más importancia las horas de clase impartidas que los conocimientos acreditados. Porque a alguien se le ocurrió que los escolares podían pasar de curso con cuatro asignaturas suspendidas; que para mejorar los resultados de los exámenes lo mejor era reducir la exigencia; que lo importante no era aprender cosas, sino tener un título de algo. Eso son majaderos