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jueves, 22 de diciembre de 2011

Cien horas

Hay un nuevo gobierno en España. Durante los últimos siete años numerosos comentarios llamando la atención sobre lo que a mí me parecían incoherencias, banalidades, ocurrencias, desatinos y mentiras de los sucesivos gobiernos de Rodríguez Zapatero. En este tiempo algunas personas me han criticado por estar excesivamente pendiente –según ellos- del señor Zapatero, y prestar poca atención a los errores y fallos del señor Rajoy. Siempre he respondido que al que hay que vigilar muy de cerca es al gobierno, por la sencilla razón de que sus errores se traducen siempre en perjuicios para los ciudadanos.

Coherentemente con eso, a partir de ahora mi atención va a estar focalizada principalmente en el nuevo gobierno, y mis amigos podrán comprobar que me ocupo mucho menos de los avatares que tengan que ver con el PSOE. Existe la tradición de conceder a los nuevos gobiernos cien días de tregua, para darles tiempo a aterrizar y empezar a tomar decisiones.La crítica situación del país no permite semejante lujo, y, al menos por mi parte, sólo les concederé cien horas.

Con el mismo espíritu crítico, trataré de destapar cualquier “fechoría” que puedan cometer el nuevo presidente y los nuevos ministros. En mi balance particular iré reflejando en el “debe” las decisiones que me parezcan inadecuadas, pero sobre todo las conductas partidistas o sectarias; las mentiras o medias verdades; las contradicciones; y los silencios culpables o cómplices. En el “haber” tendrán que aparecer lo que me parezcan aciertos, los comportamientos orientados al interés general; las explicaciones claras y veraces; y ¿por qué no? la ausencia de bobadas a las que tan acostumbrados estamos.

Y como estamos dentro de esas cien horas de gracia, anotaré la primera de las bobadas no cometidas: se ha nombrado un gobierno sin preocuparse de que en las cómodas sillas del Consejo de Ministros haya el mismo número de calzoncillos que de bragas. Algo es algo.

lunes, 19 de diciembre de 2011

Decir siempre la verdad, aunque duela

Mariano Rajoy ha expuesto su discurso de investidura en el Congreso. La expectación era máxima, y por fin ha mostrado algunas de las políticas que tiene la intención de aplicar. La Bolsa ha reaccionado al alza, y, como era de esperar, todos los portavoces de la oposición se han mostrado “decepcionados”.

Ha mencionado muchas de las cosas que va a hacer, y ha dejado en silencio otras muchas de las que habría que hacer. No voy a entrar a valorar ahora las medidas que me gustan y las que no me gustan. Sólo me voy a detener en una de las primeras frases que ha pronunciado: el compromiso de “decir siempre la verdad, aunque duela”.

Ignoro si llevará a la práctica esa promesa. Pero me parece un buen comienzo, y un giro copernicano del estilo gubernamental que hemos venido padeciendo. Han sido siete años de bonitas mentiras, de cuentos de hadas, de paños calientes. Todo el potencial del aparato burocrático y propagandístico de un partido y de dos grupos de comunicación. Cualquier cosa con tal de no preocupar al ciudadano. Todo iba a ir bien, todo tenía que ir bien: la seguridad, la economía, la convivencia, la unidad de la nación. Todo saldría bien porque así lo decía el catecismo buenista del “pensamiento Alicia”.

Siete años placenteros, de adormecimiento, de renuncia a las preocupaciones, de cuarenta millones de bebés sonrientes. Siete años sin dolor. Siete años de mentiras. Si de verdad cambia eso, ya será un gran cambio, para empezar.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Sobre galgos y podencos

En una fábula de Tomás de Iriarte se relata como dos conejos perseguidos por unos perros, se paran a discutir si se trata de galgos o de podencos. Tanto se enfrascan en la discusión, que los perros les alcanzan y les devoran.

Algo así nos ocurre a los incautos conejillos españoles. Andamos discutiendo si los que vienen son los del PP o los del PSOE. Oímos sus discursos, o sus ladridos, que suenan muy parecidos, y nos parece importante distinguir a unos de otros.

Pero esa no es la cuestión. Sean galgos o podencos, harán lo que está en su naturaleza. Lo que han venido demostrando que saben hacer cuando han estado en los gobiernos. Acaparar el poder; repartir cargos, subvenciones y prebendas entre los afines; poner trabas a la transparencia; asegurarse el futuro; mantener una ley electoral injusta; permitir la fragmentación de la administración en 17 virreinatos; impedir que nuevos partidos aporten aire fresco a las instituciones. Mentir con la mayor desvergüenza; acusarse el uno al otro de ser el causante de todos los males del planeta; falsear la historia.

¡Qué importa si son galgos o son podencos! Lo que cuenta es lo que harán si nos pillan.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Profecías autocomplidas

Supongamos una cafetería con una clientela normal y variada. Alguien extiende el rumor de que en el establecimiento hay mucho “ligoteo”. En la medida que el rumor va tomando fuerza, algunas clientes dejan de entrar por temor a que se las ponga determinada etiqueta. Al mismo tiempo, otra clase de clientes, interesados en ligar, van acudiendo por primera vez a la cafetería. Al cabo de unos meses la clientela ha cambiado, y, efectivamente, abunda el “ligoteo”. Eso es una profecía autocumplida.

Así funcionan las encuestas preelectorales. Se extiende el rumor –además dotado de un halo científico- de qué resultados va a haber en unas elecciones, y millones de personas reaccionan en base a unos hechos que todavía no se han producido. Calculan su voto en función de esas previsiones, y finalmente las previsiones terminan cumpliéndose.

Las encuestas se hacen sobre una muestra de unos pocos miles de personas. Técnicamente, las muestras son válidas. Sin embargo, lo cierto es que a muchos millones de personas nadie les pregunta lo que van a votar, pero su decisión se verá afectada por lo que esos pocos miles han dicho que van a hacer.

Resulta apasionante plantearse ciertas hipótesis: ¿qué pasaría si los muchos millones a los que no se les ha preguntado decidieran llevarle la contraria a los pocos miles que han dicho lo que van a hacer? ¿Qué ocurriría si nadie se preocupara por lo que dicen las encuestas, y cada cual decidiera votar al partido que le inspira más confianza?

martes, 8 de noviembre de 2011

Y ganaron los dos

Y ganaron los dos

Se ha producido “El Debate”. Hoy es el día de los análisis, de las encuestas para saber quién ha ganado. Otra muestra del despiste nacional: en lugar de centrarnos en el contenido de sus palabras, lo que cuenta es quién ha quedado mejor.

Una mentira más, otro espectáculo de prestidigitación. “El Debate” no ha sido un combate, sino una danza ritual, en la que los dos participantes han girado uno en torno al otro, exhibiendo sus plumajes de colorines. Una danza más o menos vistosa, destinada únicamente a un objetivo: ganar.

Hoy todo el mundo se entretiene hablando de ellos dos. Rajoy y Rubalcaba, Rubalcaba y Rajoy. En el imaginario mediático y social sólo queda eso: dos opciones, las dos caras de la misma moneda. Todos los demás candidatos han desaparecido. Ni Cayo Lara, ni Rosa Díez. Sólo Rubalcaba y Rajoy, Rajoy y Rubalcaba.

Han ganado los dos. “El Debate” ha sido un despliegue mediático destinado a eclipsar a los demás. Sólo los ciudadanos más responsables podrán recordar hoy que existen otras opciones electorales más fiables que las que representan estos dos antiguos políticos. No se trataba de confrontar nada. Se trataba de darle un impulso decisivo al bipartidismo.

viernes, 21 de octubre de 2011

Aplaudir antes de tiempo

ETA ha hecho público su enésimo comunicado. Esta vez anuncia el cese definitivo de “actividad armada” (léase “los asesinatos”). Ésta es la única novedad. Por lo demás, continúa exigiendo “el diálogo” con los gobiernos español y francés, y la consulta a los vascos. Por supuesto, ni dice arrepentirse, ni pide perdón por sus crímenes, ni se va a disolver, ni va a entregar las armas y explosivos.

Resulta patético contemplar el lastimero espectáculo de las declaraciones solemnes de Zapatero, de Rajoy, de Rubalcaba, y de tantos otros, ante semejante “comunicadito”. Intentan mantener un gesto serio, pero se les nota que tienen que contenerse para no dar saltos de alegría.

Por supuesto, es una buena noticia que ETA diga que cesa definitivamente la acción armada. Tan buena como si Miguel Carcaño anunciara que ya no va a asesinar a más chicas con un cenicero. Pero eso no debería significar que a todos nos dé un ataque de amnesia, que olvidemos todos los crímenes, que se liberen presos, o que se proponga a ETA para el Nóbel de la Paz.

La reacción que a mí me hubiera gustado ver en Zapatero, Rajoy, Rubalcaba, y tantos otros es otra: “Nos parece muy bien que ETA anuncie que abandona los asesinatos. Por lo demás, se continuará buscando a los culpables, juzgándolos, y encarcelándolos. El día que anuncien su disolución, entreguen las armas, y colaboren al esclarecimiento de los crímenes –y sólo ese día- hablaremos de lo que puede hacerse para la reinserción y la convivencia definitivamente en paz de todos en libertad y en democracia”.

Una vez más –y van muchas ya- parece que empezamos a aplaudir antes de que termine la función. Señores Zapatero, Rajoy y Rubalcaba: dejen de mentirnos, no es cierto lo que han dicho. “La democracia no ha vencido a ETA. Todavía no.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Extraña impunidad

María Luisa Cava de Llano es la Defensora del Pueblo interina. Ha pedido –nada más y nada menos- que se legisle para que el despilfarro del dinero público sea tipificado como delito.

Parece que a ningún partido se le había ocurrido la idea –sólo UPyD la venía considerando-. Y sin embargo, responde a una pregunta que nos hacemos muchos ciudadanos: ¿por qué unas conductas que son causa de despido fulminante o de demandas civiles en la empresa privada, quedan impunes en el ejercicio del poder?

Existen, eso sí, figuras jurídicas como la malversación de fondos públicos, la apropiación indebida o el cohecho. Pero no hablamos de eso, sino del mal uso de los recursos públicos por incompetencia, irresponsabilidad negligencia o capricho.

Probablemente, no va a ser fácil definir con precisión jurídica lo que es “despilfarro”, aunque todos tenemos en la cabeza actuaciones gubernamentales o municipales descabelladas, inútiles, desproporcionadas. Quizá el término más homologable sea el de “negligencia”. Un médico que causa un daño involuntario a un enfermo, igual que un aparejador al que se le cae una casa, un conductor que atropella a un peatón, tienen que someterse a una investigación para determinar si los daños se han debido a causas totalmente imprevisibles, o si deberían haberse previsto, y por lo tanto, evitado. Un juez determinará si ha habido o no negligencia, y podrán sufrir pena de prisión, o hacer frente a las correspondientes indemnizaciones con su patrimonio personal.

¿Por qué no sucede lo mismo con los ministros, consejeros o alcaldes? En democracia cualquier ciudadano puede ser elegido para desempeñar cualquier cargo público. Pero tener la acreditación de las urnas en vez de la de una titulación académica no debería ser sinónimo de impunidad.

lunes, 29 de agosto de 2011

Grillos, saltamontes y cigarras

La Generalidad ha patrocinado la publicación de una guía audiovisual de los insectos de Cataluña, que incluye fotografías y un CD con los sonidos que emiten grillos, saltamontes y cigarras.

Ahora entiendo por qué ese gobierno ha tenido que recortar drásticamente el gasto en sanidad, cerrando consultorios, y poniendo trabas a la expedición de recetas a los enfermos de otras regiones que visitan Cataluña. Es cierto esto suponga una grave merma en los servicios que se prestan y otra diferencia en los derechos de los españoles, pero la crisis económica impone estas restricciones. Y si hay que elegir, es evidente que los catalanes están mucho más interesados en sus grillos, sus saltamontes y sus cigarras que en sus artritis, sus cataratas o sus diabetes.

Me sorprende que el gobierno de Aragón no haya puesto en marcha una iniciativa similar. Por una parte porque supone un agravio para los grillos, saltamontes y cigarras aragoneses, sufridos insectos que llevan siglos sufriendo la opresión centralista. Y por otra, porque el fomento del interés en esos bichitos podría crear miles de puestos de trabajo, y revitalizar la economía. Se ha perdido la oportunidad de que millones de viajeros de todo el mundo vinieran a Aragón, cámara y grabadora en ristre, rastreando los Monegros, el Somontano, los Montes Universales, ávidos de encontrar alguno,

Algunos políticos están como grillos, mientras la sociedad sigue cantando como cigarras.

viernes, 26 de agosto de 2011

El milagro

Durante los últimos 33 años en España se ha modificado casi todo. Los valores sociales, las creencias dominantes, los roles de sexo, la educación, las lenguas, los estilos de vida, y las costumbres. Y cuando algo no se ha podido modificar, se le ha cambiado el nombre para que parezca diferente. Sólo dos cosas han permanecido inmutables: el color del uniforme de la Guardia Civil, y la Constitución.

En numerosas ocasiones se ha propuesto la necesidad de cambiar esta última: eliminar la preferencia del varón en la sucesión a la Corona; reconocer la existencia de las CC.AA.; modificar el Título VIII para racionalizarlo; y unas cuantas cuestiones más. Pero siempre nos hemos encontrado con la misma negativa por parte de nuestros eminentes políticos. Al parecer, reformar la Constitución era difícil, delicado, inoportuno y hasta peligroso. Con la excepción de un microscópico cambio en 1992 –para adaptarla al Tratado de Maastrich- la Constitución de 1978 ha sido elevada a los altares, y convertida en un texto sagrado, intocable e inviolable.

Ahora nos enteramos de que en unas pocas horas el PP y el PSOE se han puesto de acuerdo y coinciden en que una reforma de la Constitución no sólo es posible, sino absolutamente necesaria y urgente. Y también se han puesto de acuerdo –esto no es novedad- en que se reformará sin consultar a los españoles en referendum.

¡Y yo que no creía en los milagros!

jueves, 25 de agosto de 2011

Risoterapia y política

Me decía una amiga que la gente se desentiende de la cosa política por la aburrida seriedad de las intervenciones. En su opinión, lo que se necesita son “más sonrisas y menos crispación”.

Coincido en que la crispación, la cara de perro, la descalificación y el insulto son componentes muy negativos, ya que enturbian el diálogo, dificultan la comprensión, y cierran las puerta a los acuerdos. Convierten la política en una confrontación –como si de una liga futbolística se tratara- en la que el objetivo es ganar al contrario, y no exhibir buen juego.

En cambio, me alarma lo de que la política es aburrida y seria, y que hacen falta más sonrisas. Si fuera cierto que una mayoría de los españoles piensa así –y es probable que lo sea-, eso abre un boquete en la línea de flotación de la democracia, que puede terminar hundiéndola.

El hedonismo se ha convertido en uno de los valores más sólidos de nuestra sociedad. Todo tiene que ser placentero y divertido: las comidas, las clases escolares, los programas de televisión, y ahora también la política. Y no es así: no todo puede ser divertido. La alimentación es una necesidad biológica; el estudio requiere esfuerzo; la televisión debería hacernos pensar y no sólo reír; y la política sirve para organizar la vida en común.

Sin darse cuenta, lo que mi amiga echa de menos es algo muy antiguo: el “pan y circo” de los romanos, o el “pan y fútbol” de Franco. Zapatero llegó al poder a lomos de su sonrisa, y ahí tenemos las consecuencias. La sociedad a soportado sin rechistar la suprema levedad de unos gobiernos banales porque le ofrecían sonrisas y buenismo, y sólo ha empezado a revolverse cuando comienza a escasear el pan. Lo cierto es que los políticos que nos hacen reír suelen ser unos políticos que se ríen de nosotros. La política es algo muy serio porque nos jugamos todos mucho. Si lo que esperamos de la democracia son sonrisas, es que lo que necesitamos no es democracia, sino otra cosa.

miércoles, 24 de agosto de 2011

Chapuzas a granel

Al ayuntamiento de Logroño ha construido un aparcamiento para los funcionarios de una biblioteca municipal. Está totalmente equipado, salvo un pequeño detalle: carece de rampa de acceso para los coches.

En este caso es un ayuntamiento gestionado por el PSOE. Pero hay cientos o miles de ejemplos de disparates similares cometidos por ediles de otros partidos. España se parece cada vez más al mundo de Alicia en el País de las Maravillas. Aparcamientos sin rampa de acceso, aeropuertos sin aviones, trenes de alta velocidad sin pasajeros, carriles bici sin ciclistas.

Y más allá del despropósito ¿cuánto ha costado ese aparcamiento? ¿por qué hay que gastar dinero para que unos funcionarios pueden dejar su coche cómodamente? ¿por qué los demás trabajadores tienen que dar vueltas por las calles para buscar hueco?

El grado de despilfarro es tan inmenso que ni siquiera las duras medidas que se anuncian –ý las que se ven venir- serán suficientes para librarnos de la ruina. Se habla cada vez más de la necesidad de una regeneración democrática. Pero no sería bastante con reformar las instituciones. Se necesita una gran regeneración social. Un tsunami de agua y jabón que limpie a fondo la enmohecida conciencia de los ciudadanos. Cuando los políticos hacen chapuzas, cuando buscan su beneficio particular en detrimento del interés general no están haciendo otra cosa diferente de lo que hacemos la inmensa mayoría de los ciudadanos. En el reino del “tonto el que no pille”, nos acercamos cada vez más al reino del “sálvese quién pueda”.

martes, 2 de agosto de 2011

El señor Riesgo y su prima

No tengo el gusto de conocer al señor Riesgo. No sé si ha hecho nada importante en su vida. He buscado en los libros de Historia, y lo más parecido que he encontrado ha sido el general Riego, cuyo mérito más destacado fue el de dar su apellido al himno que adoptó la República española.

Lo único que sé del señor Riesgo es que tiene una prima –cuyo nombre de pila desconozco también-. Por lo que sé, debe practicar algún deporte, porque se pasa las semanas subiendo y bajando. Ignoro de qué deporte se trata, pero no creo que sea alpinismo, ya que observo que cuanto más sube, más se mosquea el personal, en lugar de aplaudirla como sería lo lógico. Tampoco creo que sea una afamada ciclista porque ni en el “tour” ni en el “giro” ni en la “vuelta” se permite la participación de mujeres (Y me extraña que Leyre Pajín no haya hecho aún nada al respecto). Podría ser ascensorista, pero jamás he visto que ese digno oficio proporcione tanta fama.

Sea lo que sea, no cabe duda que la dichosa prima del señor Riesgo ha superado en popularidad a Belén Esteban y a toda la fauna patético-televisiva. A ver si un día de éstos consigo encontrar una foto suya en alguna revista. Y si estuviera con su primo, muchísimo mejor.

martes, 19 de julio de 2011

La muerte digna

El 13 de mayo de este año el gobierno aprobó el anteproyecto de la Ley de Cuidados Paliativos y Muerte Digna, para regular el derecho de las personas en estado terminal a no prolongar su sufrimiento innecesariamente. Era una de las propuestas estelares del programa electoral del presidente Zapatero.

Sin embargo, la ley no ha sido aún aprobada, y –sarcasmos de la Historia- su impulsor no puede beneficiarse de ella. Zapatero agoniza políticamente. Su patología política es compleja: optimitosis crónica combinada con iluminitis republicata asociada a una hipersimplosis infecciosa. Desde hace más de dos años, algunos médicos le venían recomendando un tratamiento urgente a base de jarabe de realismo; inyectables de veracidad, y estricta dieta de sentido común. Otros le recomendaron que se ejercitara con una calculadora en operaciones aritméticas simples. Pero sus médicos particulares no compartían el diagnóstico, y le alentaban a proseguir en su desatinado viaje hacia ninguna parte.

Ahora sus propios facultativos han reconocido la gravedad de sus dolencias. Desde el doctor González –que siempre ha tenido dudas sobre la salud del ilustre enfermo- hasta el doctor Rubalcaba –que no lo da más de seis meses de vida-. Finalmente, el jefe de servicio, doctor Cebrián, ha sentenciado que el paciente está en estado crítico, y que lo más sensato sería terminar cuanto antes con su calvario.

Pero –sarcasmos de la Historia- la Ley de Cuidados Paliativos y de Muerte Digna aún no ha sido aprobada. Y en las filas socialistas se oye un murmullo que dice “ni cenamos, ni se muere el padre”.

miércoles, 13 de julio de 2011

Robin Hood en Lavapiés

El pasado día 5, una multitud salió a la calle en el barrio de Lavapiés, de Madrid, gritando airadamente. ¿Pedían trabajo? No. ¿Protestaban contra la crisis? Tampoco. ¿Contra las listas de espera en Sanidad? Pues no. Salieron para echar a la policía de “su” barrio.

Al parecer la policía había retenido a un inmigrante que se había colado en el Metro. Alguien lanzó en Twitter el mensaje de que se estaba realizando una redada racista, y la multitud se fue acumulando en la calle, la policía pidió refuerzos, pero ante las imprecaciones se fueron retirando y se marcharon del barrio, ante el entusiasmo de la gente.

Una semana después se ha vuelto a repetir el suceso. Esta vez la policía iba a detener a un individuo sospechoso de traficar con drogas, y nuevamente los vecinos volvieron a impedirlo, y los policías volvieron a retirarse con la porra entre las piernas.

El suceso ha quedado casi como una nota pintoresca. Incluso muchos estarán orgullosos del protagonismo directo “del pueblo”. En cambio, a mí me parece que se trata de hechos muy preocupantes. Un Estado de Derecho se fundamenta en la legitimidad democrática y en el imperio de la ley. El Estado ostenta el monopolio del uso de la violencia, que sólo ejerce para garantizar el cumplimiento de las leyes. Si abandona esa función entregando el poder a cualquier grupo desorganizado y vociferante, habremos dado un impresionante paso atrás, desde el Estado de Derecho hacia los tiempos de Robin Hood. Se puede prever que los hechos se repetirán en más barrios y en más ciudades, en la medida que se va comprobando que la policía tiene órdenes de replegarse ante la presión popular. Mal asunto.

La epopeya de Robin Hood resulta muy bonita en un libro. Pero no conviene olvidar que en aquél tiempo la gente vivía infinitamente peor, y ni siquiera hubiera soñado con disfrutar de los derechos y libertades que tenemos hoy.

miércoles, 6 de julio de 2011

Usar la cabeza

Me hablaba un viejo conocido de sus tiempos escolares. y me recordaba que en las aulas había 40 o 50 alumnos. Medio centenar de chavales que cantaban la tabla de multiplicar; recitaban la lista de los reyes godos; mojaban sus plumillas en un tintero, y tenían que repetir el trabajo cuando caía una gota de tinta. De ese medio centenar, algunos fueron años más tarde ingenieros, arquitectos, médicos, abogados, jueces o catedráticos. Otros se hicieron mecánicos, albañiles, fontaneros, charcuteros o peluqueros.

Hoy las aulas albergan una veintena de chicos, y además existen clases de refuerzo, profesores de apoyo, orientadores, y psicólogos (creo que aún no tienen masajista, pero todo llegará). No se les pide que memoricen mucho, y disponen de ordenadores, vídeos, y toda clase de artilugios sofisticados. De esos veinte, uno será ingeniero, arquitecto, juez o catedrático; cuatro serán licenciados en algo que no podrán ejercer; diez serán mecánicos, albañiles, fontaneros o funcionarios; y el resto se quedarán en casa viendo la tele, o se irán a acampar a alguna plaza.

Todo el mundo está preocupado por la educación. Todo el mundo reclama más medios materiales y humanos para la escuela. Políticos, profesores y padres discuten sobre la primacía de la escuela pública o privada. Todos reconocen que el sistema educativo español es un desastre.

¿A alguien se le ha ocurrido usar la cabeza?

jueves, 30 de junio de 2011

Después del atracón

El Parlamento griego ha aprobado las durísimas medidas que le impone la UE para ayudarles a refinanciar una deuda estratosférica que ya no pueden pagar, al tiempo que decenas de miles de griegos se enfrentan a la policía. Europa respira, pero sigue temblando: esto no acaba aquí.


Fiebre, temblores, vómitos, dolor de cabeza, agotamiento físico. Los efectos que suceden a una noche loca, con cena pantagruélica, bebida sin mesura, y cánticos a todo pulmón. Las sociedades occidentales llevamos mucho tiempo de juerga, y ahora el organismo nos va a pasar factura por todos los excesos. Nos habíamos adaptado tanto al fin de semana de fiesta que se nos había olvidado que el lunes hay que volver a trabajar; que el maná no cae del cielo; que el esfuerzo y el sacrificio son los únicos motores permanentes del bienestar.

Nos hemos convertido en unas adolescentes malcriados e insatisfechos, pero vulnerables y totalmente dependientes de unos padres. Pero son esos padres los que nos han educado así.

Han sido los partidos de las democracias los que han venido retorciendo el sistema capitalista, buscando la cuadratura del círculo: comer más de lo que tiene el plato. Para conseguir votos han ofrecido más de todo a los niños. Como unos padres divorciados: si papá te compra la bici, yo te regalo un móvil nuevo. Y los niños lo han recibido todo creyendo que era su derecho, y sin dejar de exigir siempre más.¿Quién se atreve a decirle al niño que no? ¿cómo enfrentarse a sus rabietas? ¡no va a ser menos que sus amiguitos! ¿Y qué van a aprender los niños si los padres no se privan de nada y viven en el lujo?

Y cuando la familia está en la ruina, cuando pierden la vivienda, tienen que vender la bici, y les cortan el teléfono hay que despertar del sueño. Primero los niños se enfadan, gritan y tiran cosas al suelo. Después reniegan de sus padres. Y por fin se hacen adultos.

lunes, 20 de junio de 2011

Como pollo sin cabeza

Ayer se manifestaron decenas de miles de personas impulsadas por el espíritu del “15 –M”. En sus pancartas se podían leer exigencias de lo más variadas: la instauración de una “democracia real”, el rechazo al pacto del euro, la convocatoria de una huelga general, y el repudio de los políticos y de los bancos en general.

Para tomar en serio sus exigencias habría que analizar con detalle en qué consisten y qué consecuencias podrían tener. Habría que saber qué es eso que llaman “democracia real”. Habría que ver cómo podríamos evitar la quiebra si España se distanciara del resto de la UE y no suscribiera el pacto del euro. Convendría conocer el coste de una huelga general para la maltrecha economía. Tendrían que explicar cómo se gestionaría un país si no hubiera políticos, y de dónde se obtendrían créditos si no hubiera bancos.

Muchas de las cosas que se pedían ayer son imposibles de cumplir, algunas quiméricas e ingenuas, y otras perjudiciales o contradictorias entre sí. Pero, con todo, sería un error encogerse de hombros y hacer como si no hubieran salido a la calle. Se mueven como pollo sin cabeza, sí. Pero su indignación está más que justificada, y una sociedad estable no puede permitirse millones de pollos sin cabeza correteando por sus ciudades. Es imprescindible abordar con valentía las causas que han excitado a la gente a dar el paso. Es probable que las soluciones que habría que aplicar no sean las que ellos proponen. Pero lo peor que podrían hacer las autoridades es ignorar lo que está ocurriendo.

Si hay decenas de miles, millones, de “pollos sin cabeza” es, sin duda, porque los que han sido democráticamente elegidos para ser cabeza han demostrado hasta la saciedad que sólo son estómago. Si no son capaces de verlo así, no tardarán en aparecer otras cabezas para sustituirles. Es cierto que las actuales están desplumando al pobre pollo, pero nada garantiza que las nuevas no lo devoren.

jueves, 16 de junio de 2011

La chusma

Los “indignados”, tras obtener la tolerancia y el aplauso de muchos medios de comunicación, de todos los partidos políticos, y de buena parte de una sociedad aquejada de buenismo congénito, van dando pasos para demostrar en qué consiste eso que ellos llaman “democracia real”. Hoy han impedido la entrada al Parlamento de Cataluña de los diputados y han zarandeado a uno de ellos –ciego, para más gloria del movimiento-. En Madrid, ayer acosaron al alcalde Ruiz Gallardón cuando paseaba con su familia, y hoy han increpado y arrojado agua al diputado Cayo Lara.

Es lo previsible cuando las instituciones democráticas se pervierten, se abandona la noción de autoridad legítima en favor del todo vale, y una reducida chusma se apropia de la representación de un pueblo al que sus políticos olvidan por completo, excepto en vísperas de las campañas electorales. Es lo lógico cuando un país lleva siete años dirigido por una persona que no cree en la nación para la que trabaja, que hace todo lo que puede para que no se cierren las viejas heridas, que piensa que las palabras no importan, y que entiende la política en términos de buenos y malos.

El pasado día 22 yo no he votado al partido de Ruiz Gallardón, ni al de Artur Mas, ni al de Cayo Lara. Soy de los que creen que padecemos la peor clase política de la etapa democrática, y soy de los que creen que una parte de las reclamaciones que han expuesto los “indignados” son absolutamente necesarias. Pero, con todas las carencias y perversiones que tantas veces he denunciado de los políticos, me sitúo del lado de éstos y no de esta chusma que sólo se representan a sí mismos. Los ciudadanos libres hemos permitido que unas castas políticas hayan implantado en España una partitocracia maloliente. Si en lugar de buscar vías democráticas alternativas ahora entregamos el poder a la chusma, habremos descendido varios peldaños más en el camino hacia el caos.

martes, 14 de junio de 2011

El principio de Peter

El principio de Peter dice que “cualquier persona que hace bien su trabajo asciende en la organización hasta que alcanza un nivel en el que resulta incompetente”. Y lo peor del postulado es que, generalmente, ahí se quedan.


El fenómeno se da en ámbitos empresariales, políticos, administrativos, educativos, asociativos, etc. Las consecuencias son enormemente perjudiciales para la sociedad. Un encargado de taller incompetente puede llevar a la ruina a la empresa, si el gerente no se da cuenta a tiempo. Hemos visto ejemplos de malos gestores en las finanzas internacionales, que han propiciado la actual crisis económica mundial, además de haber provocado la quiebra de su banco.

En lo político, estamos asistiendo a un largo proceso en el que un incompetente secretario general del PSOE está conduciendo a éste al borde del abismo. Pero lo mismo puede ocurrir en un partido pequeño, en cualquier provincia, en un sindicato o en una ONG. Una persona –que puede ser competente para otras cosas- puede destruir en poco tiempo el trabajo de muchas otras, si está situada en un puesto para el que carece de habilidad o capacidad. La organización chirría, se resiente, los demás miembros se desmotivan, reducen su nivel de desempeño, o sencillamente abandonan.

Cuando esto sucede, casi todo el mundo se da cuenta de la causa del problema. Todos excepto quien ha designado al incompetente para su función. Especialmente si éste consigue filtrar los flujos de información, de manera que el máximo responsable no pueda evaluar acertadamente la magnitud del desastre que se le viene encima.

Es, probablemente, uno de los principales errores del actual presidente del gobierno: haberse rodeado de incompetentes muy poco capacitados para resolver problemas, pero muy hábiles para pelotear al jefe y hacerle creer que es listísimo y que todo lo que funciona mal es siempre culpa de terceros. Naturalmente, la catástrofe es inevitable. El daño que puede hacer un incompetente situado fuera de lugar es letal para la organización, y siempre arrastra en la caída al que lo nombró. Hábil para nadar y guardar la ropa, incluso puede sobrevivirle.

viernes, 10 de junio de 2011

Indignados e indignos

¿Qué habrá más?

¿Indignados manifestándose contra los políticos indignos?

¿O políticos indignos haciéndose los sordos?

lunes, 6 de junio de 2011

Gamberros, mendaces, y pícaros

El Secretario de Organización del PSOE, Marcelino Iglesias, ha declarado que el PP practica “el gamberrismo político” cuando anuncia que las CC.AA. que han estado gobernadas por los socialistas durante décadas se encuentran al borde de la ruina.


Es llamativa la capacidad que tienen los dirigentes del PSOE de adjetivar a los adversarios. Casi ante cualquier crítica o denuncia, la respuesta se centra en hacer un diagnóstico del crítico o denunciante, y nunca en demostrar la falsedad del hecho denunciado.

Entremos, pues, en ese juego. Dejemos de comprobar si hay una inflación de altos cargos o de funcionarios. Olvidemos el agujero negro de las empresas y organismos públicos. Corramos un tupido velo sobre la locura del derroche de miles de millones en planes E o planes Z. Hagamos la vista gorda respecto a los cientos de millones que se destinan a sindicatos y partidos políticos. Pasemos por alto el absentismo laboral, la economía sumergida, los fraudes y las corruptelas. Dejemos aparte el endeudamiento del Estado, de las CC.AA. de los ayuntamientos, de las empresas y de los particulares.

Hagamos sólo una evaluación de la España de 2011 en términos de adjetivos: un gran partido de gamberros; otro de mendaces… y una sociedad de pícaros. Y una vez diagnosticados todos ¿cuáles son las soluciones?

martes, 31 de mayo de 2011

Democracia mediática

Pasados quince días desde su aparición, el tutti-frutti de los indignados continúa en sus campamentos urbanos. Todo el mundo habla de ellos, las televisiones emiten sus declaraciones, los periódicos analizan sus propuestas, y los políticos intentan arrimarse a su sombra. En sus asambleas deciden sobre la economía nacional, la postura ante la banca, la gestión del medio ambiente o la política militar. Los medios de comunicación reproducen todas y cada una de sus propuestas, y en Sol o en la Plaza del Pilar hay casi más cámaras y enviados especiales que acampados.


Nadie los ha elegido, no se representan sino a sí mismos. Sin embargo, entre todos los acampados suman menos que los votos obtenidos por un partido ecologista, del que nadie habla, y cuyas opiniones no son expuestas por medio de comunicación alguno. ¿Por qué han obtenido tanta relevancia? Sencillamente porque no tienen votos, pero tienen respaldo mediático. Los medios lo pueden todo. Pueden hacer que lo de Libia sea un escándalo o que no exista. Pueden encumbrar a un movimiento social improvisado y sin ideas coherentes, y pueden hacer que un partido riguroso y democrático pase desapercibido.

Franco decía que España era una democracia orgánica. Los países del bloque soviético se denominaban democracias populares. Los acampados piden democracia real. Lo cierto es que una democracia no es tal si necesita un apellido. Eso le ocurre a nuestra actual democracia mediática.

lunes, 30 de mayo de 2011

El dedito

El comité federal del PSOE ha designado a Pérez Rubalcaba como candidato del partido a las elecciones generales, tras ser convenientemente convencidos por Rodríguez Zapatero. El veterano ministro tendrá que competir contra el humo en las primarias, y dispondrá de unos pocos meses para convencer a los españoles de que él es la renovación del PSOE,  él no ha tenido nada que ver con el gobierno de Zapatero, él es la esencia de la juventud y el futuro del PSOE. Capacidad de convicción no le falta, y algunos se lo creerán.


Todos recordamos cuando la cúpula del PP aclamó a Mariano Rajoy como sucesor de Aznar, a petición de éste. Aquello fue un dedazo. El PSOE y su infantería mediática no han dejado ni un sólo día de repetir lo del “dedazo” de Aznar. ¿Ahora resulta que la izquierda también recurre al “dedazo”? No, en absoluto.Rubalcaba ha sido designado por el dedito de Zapatero, y no por un dedazo.

En la conciencia colectiva de los españoles se ha instalado la noción de que todo lo que proviene de la izquierda –o de los que dicen ser de izquierdas- goza de un plus de legitimidad, de un marchamo de calidad ética y democrática. Se trata de una creencia irracional, naturalmente, pero lo que cuenta en las creencias no es su veracidad o falsedad, sino las consecuencias que producen. Todo el mundo está convencido de que sus creencias son verdaderas, y por lo tanto actúa como si lo fueran. Así que, una vez construido el espejismo de que todo lo que proviene de la izquierda es bienintencionado, solidario, respetuoso, legal, veraz, virtuoso y benéfico, la gente se comporta como si así fuera, y cuando observa evidencias de que no es así, considera que se trata de meras excepciones que confirman la regla.

Por eso los gobiernos de la derecha recurren a decretazos invasiones y a un gran dedazo; mientras que los gobiernos de izquierda sólo emplean ajustes, ayudas humanitarias, y... un dedito.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Arrimar el hombro en caso de guerra

El ganador de las elecciones locales en Zaragoza, Eloy Suárez, ha propuesto un pacto con el PSOE para gobernar la ciudad. El presidente en funciones del gobierno de Aragón y secretario de organización del PSOE, Marcelino Iglesias, ha replicado de inmediato que “con el PP se pacta sólo en caso de guerra o en circunstancias excepcionales”.


Es evidente que no estamos en guerra (aunque en el PSOE tendrían que explicar por qué en Afganistán no estamos en guerra y en Irak sí que lo estábamos). Pero me gustaría saber qué considera el señor Iglesias que son “circunstancias excepcionales”. En mi opinión, un ayuntamiento fuertemente endeudado, pringado en una maraña de entidades público-privadas de las que no se conocen las cuentas, que continúa alargando la demora en el pago a sus proveedores, que no tiene expectativas de mejorar sus finanzas a causa del parón inmobiliario, y que carece de una ley de financiación local adecuada, se encuentra en una situación muy excepcional.

Pero lo más llamativo es esa desvergüenza con la que desde el PSOE utilizan los mismos argumentos para una cosa y para la contraria, esa absoluta falta de rigor en el discurso. El mismo partido que ahora dice que con el PP sólo se pacta en caso de guerra es el que lleva siete años rasgándose las vestiduras por que el PP no les ha apoyado en cuestiones como la negociación con ETA, las reformas estatutarias, o las medidas contra la crisis. “¡El PP no quiere arrimar el hombro!”, decían. Ahora ellos están dispuestos a arrimar el hombro todo lo que haga falta… en cuanto estalle la guerra.

lunes, 23 de mayo de 2011

Bocadillo de collejas

En 2004 los españoles le dieron una fuerte “colleja” al PP. En una sociedad con pocos matices, en la que predominan las ideas sencillas y los análisis superficiales, darle una colleja a alguien supone entregar una medalla a su oponente. Igual que los forofos del Barcelona se alegran cuando pierde el Real Madrid.


El 22 de mayo de 2011 los españoles le han dado una fuerte “colleja” al PSOE. Como la sociedad no ha cambiado, como la memoria es frágil si no se la mantiene viva con leyes como la de la memoria histórica, la manera de hacerlo ha sido premiar al PP. Igual que los forofos del Real Madrid se alegran cuando pierde el Barcelona.

Todo sigue igual. Bocadillo de collejas. Partidos fijos-discontinuos en los gobiernos. Clase política mediocre, pancista y apesebrada. Campañas electorales con partidos derrochando millones en carteles, festivales, y gorras y mecheros para regalar a ávidos ciudadanos que se conforman con un mechero a cambio de su voto.

Hay dos rarezas en este panorama desalentador. Una la que se plasma en el movimiento 15-M, que recoge el descontento generalizado y variopinto, sin orientación concreta hacia soluciones posibles. Es la voz del hartazgo pasivo. El grito de los que exigen que alguien solucione sus problemas. Un fenómeno interesante, pero que también abona el terreno al surgimiento de movimientos totalitarios: si la democracia no nos sirve, prescindamos de la democracia.

La otra la del proyecto UPyD, que pretende canalizar el descontento hacia reformas profundas del sistema democrático, desde la democracia hacia una democracia de mayor calidad. Incrementando la participación y no sólo la votación. No durmiendo en una tienda de campaña a la espera de un amanecer mejor, sino caminando hacia un horizonte mejor.

Pero aún tienen pocos seguidores. Insuficientes –al menos de momento- para desarticular el bocadillo de collejas que suponen la alternancia sucesiva de PP y PSOE.

miércoles, 11 de mayo de 2011

Homenaje a los "indecisos"

Las encuestas de intención de voto nos ofrecen los escaños o concejalías que obtendría cada partido, en base a lo que dicen los encuestados que van a votar. Al mismo tiempo suelen decirnos también que existe determinado porcentaje de electores que, al preguntarles, han respondido que todavía no saben a qué partido votarán. A esos electores –que oscilan entre el 20% y el 35%-. los medios suelen denominarles “indecisos”.


La RAE define “indeciso” como “perplejo, irresoluto, que tiene dificultad para decidirse”. Es decir: nos imaginamos al indeciso como a alguien sin mucha personalidad, poco informado, o incapaz de tomar una decisión. En las encuestas, los indecisos aparecen casi como el pelotón de los torpes.

Sin embargo, para mí los indecisos son precisamente todo lo contrario: son los que mejor entienden la democracia; los que saben que en democracia los protagonistas son ellos, y no los candidatos. Es en las dictaduras donde los dueños de todo son los políticos. Los “indecisos” son los que no se sienten obligados con ningún partido, los que no les deben el sueldo a ningún partido. Son los que no han renunciado a su libre albedrío, los que conservan íntegra su capacidad crítica, los que deciden si las cosas evolucionan o se mantienen inamovibles. Son los que hacen imprescindible la existencia de las urnas porque, si no fuera por ellos, bastaría con hacer encuestas.

Habría que hacerles un homenaje a esos mal llamados “indecisos”. Su verdadero nombre es “responsables”. El día que no queden “indecisos” la sociedad estará madura para otra dictadura, o para otra confrontación.

viernes, 6 de mayo de 2011

¡Pammm!

Sonó el pistoletazo de salida. Tras cuatro años de precampaña, ha comenzado la campaña electoral oficial. A partir de hoy veremos a los líderes políticos colgados de las farolas –sólo su foto, por ahora-. Vehículos con estridente megafonía nos aturdirán con mensajes simplones, tratando de nublar aún más nuestra capacidad crítica. Los principales líderes recorrerán miles de kilómetros, apareciendo en plazas de toros y polideportivos, tratando de estoquear y de meterle un gol al adversario.


Nos repetirán hasta la náusea las maldades de “los otros”: son incompetentes, sectarios, tramposos, corruptos, y ¡hasta fumadores! En España siempre tienen la culpa de todo “los otros”. Gastarán decenas de millones en propaganda, carteles, espacios en prensa, viajes, y regalos.

Y el día 22 amanecerá con tres categorías de españoles:

1) Los que nacieron con el anagrama de un partido impreso en los pañales. Los que votarán a “los suyos” pase lo que pase, y hagan lo que hagan.
2) Los que no irán a votar, desilusionados, resignados, y convencidos de que esto será siempre igual, y de que los políticos son una raza aparte que no tiene remedio.
3) Y aquellos que no quieren resignarse, que saben que en otros países más avanzados la democracia es otra cosa, que no quieren renunciar a ser los árbitros en esta pelea de gallitos en que los partidos de siempre han convertido la política. Los que saben que su voto es suyo, y piensan cuidadosamente antes de prestárselo a unos o a otros.

Estos últimos son los que deciden siempre las elecciones. Si sobreviven al hartazgo de la campaña electoral, éstos son los que tendrán la palabra para que España continúe su camino a trompicones, o para que enderece el rumbo hacia la racionalidad, la veracidad, y la transparencia.

jueves, 5 de mayo de 2011

Milagro en el Tribunal Constitucional

El Tribunal Constitucional ha adquirido merecida fama por la lentitud con la que se producen sus sentencias. Los recursos interpuestos contra el Estatuto de Cataluña tuvieron que esperar tres años hasta que se produjera fumata blanca. Tres años durante los que el gobierno tripartito catalán fue poniendo en marcha decisiones inspiradas por un Estatuto que pendía de un hilo. Lo mismo ha ocurrido con docenas de recursos sobre cuestiones delicadas y fundamentales.

No queda claro si esa demora –que tan gravemente deteriora la eficacia de la Justicia- es debida a la dificultad de los asuntos, a la obsesión por la precisión jurídica, al sometimiento a la presión de los políticos, o a que los señores magistrados se toman con calma su trabajo.

En cambio, hoy el TC va a decidir sobre el recurso de Bildu contra la decisión del Tribunal Supremo de anular sus candidatural  en menos de 24 horas. Antes de las 12 de la noche habrán publicado su resolución. ¿Cómo es posible semejante milagro? ¿Quizá por que el asunto es poco complejo? ¿porque van a olvidarse en esta caso de la precisión jurídica? ¿acaso les habrá dado un ataque de hiperlaboritis?

Todo es posible. Pero lo que nadie duda es que la presión de los políticos va a ser decisiva en su decisión. Sea cual sea ésta –y tras el asesinato de Montesquieu por parte de Alfonso Guerra- ya nadie en España confía en una justicia independiente.

martes, 3 de mayo de 2011

Terrorismo islamista

Los estadounidenses se han cargado a Bin Laden. Casi diez años buscándolo debajo de las piedras en Afganistán, y ha resultado que estaba en un edificio bien visible, y en Pakistán. Por mi parte, asunto cerrado: un fanático sanguinario menos en la Humanidad. Con lo que ya sólo deben quedar unos 500 millones de fanático sanguinarios de todo pelaje y de todo color.

El asunto me sirve de excusa para comentar otra de las manifestaciones de lo “políticamente correcto”: la de cambiar el nombre de las cosas intentando conseguir el objetivo imposible de no molestar a nadie. Algunos sectores ideológicos y de los medios se refieren sistemáticamente a Al Qaida como “terrorismo internacional” -lo que es tremendamente difuso y vago- para evitar pronunciar las palabras “terrorismo islamista”.
Es cierto que muchos musulmanes de bien se han quejado de la denominación de “terrorismo islamista”, como muchos vascos de bien se quejan de la de “terrorismo vasco”. Pero el terrorismo de Al Qaida es islámista, y el de ETA es vasco. Porque los primero matan en nombre del Islam y los segundos en nombre del País Vasco. ¡Qué le vamos a hacer! Son ellos los que manchan el nombre de los musulmanes y los vasos de bien, no aquellos que preferimos llamar a las cosas por su nombre.
Y me parece una bobada argumentar que se ofende a todos los musulmanes o a todos los vascos. Cuando hablamos de “cava catalán” nadie interpreta que todos los catalanes fabriquen cava, y lo mismo sucede si hablamos de terrorismo vasco o islamista. Pero en eso consiste lo “políticamente correcto”: en una interminable sucesión de bobadas para hacer un poco más bobos a los que las adoptan.

viernes, 29 de abril de 2011

De la súplica a la exigencia

En los tiempos de la dictadura, los ciudadanos se dirigían a la Administración mediante “instancias”. El modelo de instancia constaba de tres bloques:
  1. El que suscribe… (con todos los datos del ciudadano).
  2. EXPONE (aquí venía la descripción del caso). 
  3. SUPLICA (y aquí se reflejaba lo que se pedía).

El documento terminaba con la fórmula: “Gracia que espera alcanzar de Vd.

 
Siempre me llamó la atención ese “SUPLICA”. No importaba qué injusticia o qué arbitrariedad hubiera podido cometer la Administración, el ciudadano siempre tenía que suplicar para obtener lo que le correspondía.

 
El Foro de la Inmigración y la Ciudadanía presentó el miércoles un documento reivindicativo a los representantes de los partidos PSOE, PP, IU, UPyD, PAR, y CHA. Contenía una veintena de puntos –unos más razonables que otros- sobre cuestiones que a ellos les gustaría que hiciera la Administración. Pero lo que más me llamó la atención fue la palabra con la que comienza la redacción de cada punto. ¿Era “suplicamos”? ¿quizá, “rogamos”? ¿”deseamos”? ¿”pedimos”? ¿”esperamos”?

 
No. Cada uno de los puntos empezaba con la palabra “Exigimos”.

 
¡Cuánto ha cambiado este país! Hemos pasado de una situación en la que los ciudadanos españoles tenían que suplicar que se les hiciera justicia, a otra en la que los extranjeros exigen que se cumplan sus deseos. Y me asalta una duda ¿exigen lo mismo a los gobernantes de sus países?
En otros tiempos se nos exigía a los españoles que suplicásemos. Yo les suplicaría a estos señores que fueran un poco menos exigentes.

miércoles, 27 de abril de 2011

Todos al submarino

Estos días se viene hablando mucho de la economía sumergida. Algunas estimaciones calculan que puede rondar el 25% de la economía nacional. Para el próximo viernes se anuncia un plan del gobierno para conseguir que aflore parte de esa actividad oculta.

Parece obvio que en España tiene lugar mucha actividad no paga la Seguridad Social ni impuestos, unos empresarios que acumulan dinero negro, y unos trabajadores que se ven obligados a aceptar lo que hay o que suman lo poco que ganan al subsidio de desempleo. Sólo así se entiende que con cinco millones de parados oficiales ninguno haya ido a apedrear La Moncloa, y que los hoteles estuvieran llenos en Semana Santa.

Hace unos días un pequeño empresario intentaba convencerme de que la salida de la crisis se halla en la economía sumergida. Decía que con el dinero de la economía sumergida se compran cosas y así todo funciona mejor. Sólo se le olvidaba que la Sanidad, la Educación, las pensiones, y las carreteras no las paga la economía sumergida. Claro que al gobierno también se le olvida decirnos que el incremento de economía sumergida es una consecuencia directa de la alta presión fiscal. Cuanto más dinero nos quita el Estado, más razones hay para evitarlo. Pero el Estado no se decide a tomar medidas realmente contundentes para reducir sus gastos corrientes. Han congelado pensiones y bajado sueldos de funcionarios. Pero ni un sólo cargo político se ha quedado sin trabajo.

Después de todo, lo de la economía sumergida es lo más propio para un Estado que se hunde. Tengo que preguntar en mi banco, a ver si me conceden una hipoteca para comprar un submarino.

lunes, 25 de abril de 2011

Opinión pública y opinión publicada

A finales de los 80, Felipe González acuñó la distinción entre “opinión pública” y “opinión publicada”. La primera corresponde a lo que piensan los ciudadanos. La segunda consiste en lo que dicen los medios de comunicación que piensan los ciudadanos. Suena parecido, pero es muy diferente.

Los ciudadanos tienden a creer que los medios de comunicación cuentan la realidad, pero eso es una media verdad, y por lo tanto, una mentira. Los medios construyen la realidad. Dependiendo de lo que cuentan y lo que omiten, de lo que resaltan y lo que difuminan, de la redacción de los titulares, y de los adjetivos que emplean, las cosas existen o no, y tienen un significado u otro. Las guerras, los movimientos sociales, las catástrofes naturales, incluso las leyes, pueden “existir” o no en función de la conveniencia o el capricho de los medios.

Lamentablemente, los ciudadanos siguen pensando que lo que aparece en los medios es la realidad, toda la realidad, y nada más que la realidad. Por ejemplo: todo el mundo estaría de acuerdo en que estos días Heraldo de Aragón ha publicado una encuesta electoral sobre las próximas elecciones autonómicas y municipales. Pero no es así. No han publicado ninguna encuesta, sino las conclusiones a las que llega el periódico a partir de los datos (no publicados) de una encuesta. Verdades a medias.

En el pronóstico sólo aparecen los diputados y concejales que supuestamente obtendrían cinco partidos. Los de siempre. Aliándose a los intereses de esos partidos, Heraldo silencia datos como la abstención, el voto en blanco, y los votos de los que no piensan votar a los de siempre, sino a otras opciones. UPyD –que fue la tercera fuerza más votada en las últimas elecciones al Parlamento Europeo en Zaragoza- no aparece por ninguna parte.

Muchos lectores pensarán que van a tener que decidir entre una de esas cinco opciones. Al omitir otras alternativas el diario está, no sólo falseando la realidad, sino contribuyendo a que mucha gente piense que esas opciones no existen. Sin embargo, ya son muchos los electores que acceden a Internet y que se toman la molestia de informarse más allá de la medias verdades. Heraldo de Aragón puede seguir construyendo su realidad, puesto que ha sobrevivido muchas décadas haciéndolo. Lo que falta por saber es qué sobrevivirá en el largo plazo: el periódico o la realidad.

martes, 12 de abril de 2011

Psicología y mala leche

Rosa Díez ha presentado una proposición de ley para impedir que personas imputadas por delitos puedan formar parte de las candidaturas electorales. La iniciativa puede ser discutible. Hay que tener en cuenta el principio de la presunción de inocencia, pero también el efecto de “mal ejemplo” que se da a toda la sociedad cuando figuran en las listas individuos sobre los que recaen sospechas de corrupción.

Pero no quería hablar de eso, sino de una moda muy extendida que es la de ejercer de psicólogos amateurs. He visto en un foro como alguien insertaba la noticia de la iniciativa de Rosa Díez, y titulaba su post así: “¿Oportunismo mediático?”.

Resulta curiosa esa manera de desviar la atención de lo sustancial –una iniciativa parlamentaria real- a lo psicológico –una imaginaria intencionalidad de la diputada de UPyD-. La moda es muy recurrente: si el PP alerta de que España está a punto de entrar en una grave crisis, se dice que son antipatriotas. Si el PSOE promueve una reforma de la ley del aborto, se dice que les gusta asesinar niños. Y ya no hace falta analizar lo acertado o no de los hechos en sí.

Se hable de lo que se hable, siempre hay algún psicólogo amateur que nos dice lo que pasa por la cabeza de los demás. Colón descubrió América porque quería hacerse rico en China. La OTAN ataca al ejército de Gadaffi porque le quieren quitar el petróleo. El Supremo juzga a Garzón porque le tienen manía. Y Newton formuló la ley de la gravedad porque era un vago y dormía debajo de un manzano.

Se dice que Argentina es el país en el que hay más psicólogos por metro cuadrado. Pero es falso: en España cada ciudadano conoce las intenciones (siempre perversas) de todo aquél que hace o dice algo. Y nadie lo hace o dice porque crea en ello. Hay mucho psicólogo frustrado, y mucha mala leche bien repartida.

viernes, 8 de abril de 2011

Cordilleras y desiertos

Esperanza Aguirre ha dado a conocer un plan para crear aulas reservadas para los estudiantes de bachillerato que hayan obtenido las notas más altas durante la ESO, y que así lo deseen. Como era de esperar, la iniciativa ha movido a escándalo a la progresía oficial, mediática, y social. ¡Qué barbaridad! ¡crear guetos! ¡el programa oculto del PP! ¡quieren discriminar a los más desfavorecidos! ¡aumentarán las diferencias!

Y sin embargo a mí me parece una medida de lo más acertada, que tendría tres efectos muy beneficiosos:

1) Permitiría a los alumnos que desean trabajar y esforzarse, obtener una mejor formación sin verse frenados por tener que adaptarse al mediocre ritmo de la mayoría.

2) Estimularía a muchos, que verían que no da igual estudiar que no estudiar, lo que tendría un efecto pedagógico importante, ya que en la vida adulta tampoco es lo mismo esforzarse que tumbarse en el sofá.

3) Supondría el máximo respeto para el principio de la igualdad de oportunidades. Las nuevas aulas no serían para los más ricos o los más guapos, sino que podrían acceder a ellas ricos y pobres por igual, puesto que la inteligencia y el esfuerzo no son patrimonio de ninguno de ellos.

Lamentablemente, la progresía oficial, mediática y social continúa empeñada en hacernos a todos iguales, al precio que sea, y como no es posible hacer que todos seamos mejores, hace lo que puede para que todos seamos peores. No les gustan las cordilleras, en las que coexisten altas cumbres junto a profundos valles. Pero si les dejamos hacer van a convertir España en un magnífico desierto: un lugar muy igualado, en el que no brota nada, y donde la vida es casi imposible.

lunes, 4 de abril de 2011

Una alternativa diferente

Ayer domingo estuve en el mitin de UPyD en la plaza de toros de Vistalegre. Para mí era casi como perder la virginidad porque nunca había asistido a ningún mitin. No fui para aplaudir incondicionalmente a Rosa Díez porque a estas alturas no me siento incondicional de nadie. Tampoco fui para conocer las propuestas de UPyD porque ya las conozco. Ni para llenarme de optimismo ante un necesario cambio político y social, porque soy consciente de que ese cambio no va a resultar fácil. Fui porque quería tener mi propia versión de los hechos, y no la que me contaran los medios de comunicación.


Y encontré muchas diferencias interesantes.

Primero, me tuve que gastar 30 euros en el viaje porque nadie me pagó un autobús con los impuestos de todos. Después pagué un euro para entrar porque UPyD prefería asistentes interesados en la política, y no jubilados aburridos. Y me tuve que pagar la comida porque nadie me dio un bocadillo pagado con los impuestos de todos.

Pero hubo más diferencias: No se insultó ni se criminalizó a otros partidos. No se pidió el voto a los asistentes, sino que se les recomendó que lo prestaran a quién quisieran, y que si se lo prestaban a UPyD y el partido no cumplía, que los “mandaran a la porra”. No se abogó por la alternancia, sino por la alternativa. No se pidió confianza ciega sino un voto reflexivo y vigilancia constante a los políticos. En vez de alentar el resentimiento de las dos Españas clásicas, se sugirió la apuesta por una tercera España: la de los que no quieren participar en esa rancia batalla.

Se transmitió confianza en que lo “imposible” es posible si la gente quiere que lo sea. Igual que parecía imposible hace diez años que la gente se manifestara contra el terrorismo en el País Vasco. Y fue posible. Igual que parecía imposible hace cuatro años que se formara un partido nuevo como UPyD y que llegara a las instituciones. Y ha sido posible.

Se defendió el estado autonómico, pero un estado autonómico en el que cada parte no sea más importante que el todo, y en el que cada parte no compita por arrancarle un pedazo más grande que las demás al todo. Se defendió la reforma de la Ley Electoral para que los votos de todos los ciudadanos valgan lo mismo, habiten donde habiten.

Y a diferencia de lo que hacen todos los demás partidos no se dijo que el “voto útil” es votar a UPYD, sino votar individualmente, no como grupo, y que cada uno “vote a quien le dé la gana”.

Sí que es una alternativa diferente: los ciudadanos tenemos en nuestra mano –si queremos- hacer posible lo que los medios de comunicación dicen que es imposible. Y si no queremos, también tenemos derecho. A no querer, y a continuar cuatro años más quejándonos de la clase política. O toda la vida. ¡Es tan cómodo quejarse!

miércoles, 30 de marzo de 2011

El absentismo no está en crisis

El presidente de la patronal, Juan Rosell, ha asegurado que un millón y medio de trabajadores al día abandonan o no se presentan en su puesto de trabajo. A los que lo hacen sin causas verdaderamente justificadas, unos 400.000, los ha denominado “profesionales del absentismo”.
Llevamos tres años mirando con cara de pocos amigos a los banqueros, a los constructores, y al gobierno, como supuestos causantes, cómplices y encubridores de esta maldita crisis que parece no tener fin.
Sin embargo, ¿no deberíamos ampliar el horizonte de nuestra mirada? ¿no tendrán algo de culpa esos “profesionales del absentismo”? ¿y los médicos que firman partes de baja injustificados? ¿y los sindicatos que jamás han dicho ni “mu” respecto al absentismo?
Y cada uno de nosotros: Cuando sabemos que un familiar o un conocido falta al trabajo injustificadamente, ¿alguna vez le hemos dicho “tú eres un cara dura, tú eres un sinvergüenza, tú no eres mejor que los banqueros”?
A ver si va a resultar que de la crisis económica no tienen sólo la culpa los que lo parecen.

martes, 29 de marzo de 2011

El repago

El presidente de Murcia, Ramón Luis Valcárcel, ha pedido establecer el copago en Sanidad y Educación.

La palabra es confusa, porque da a entender que los servicios los pagaría en parte el Estado y en parte los usuarios. Pero no es cierto: ahora ya lo pagan todo los ciudadanos. Siempre lo pagamos los ciudadanos. Así que cuando hablan de “copago” deberían decir “repago”, porque la cosa consiste en que, además de pagarlo todos por la vía de los impuestos, volvamos a pagarlo también cada vez que lo utilizamos.

Y de nuevo nos han engañado. A la hora de pedir dinero al Estado, todas las CC.AA. utilizan la excusa de que el dinero es para pagar la sanidad y la educación, pero ahora resulta que no les llega. No nos dicen que es también para pagar una enorme plantilla de funcionarios; para pagar subvenciones a particulares, organizaciones, sindicatos y partidos políticos; y para pagar la publicidad con la que ellos se hacen propaganda; para sufragar sus ocurrencias, sus caprichos y sus meteduras de pata.

Yo propongo que se implante primero el copago para los partidos políticos: en cada proceso electoral, los votantes tendrían que abonar dos euros para poder depositar su voto. Ese dinero se destinaría a los partidos, que no recibirían nada más del Estado. Así los partidos tendrían que mantenerse sólo con lo que los ciudadanos decidieran transferirles. Y sobre todo, los ciudadanos se pensarían mucho más a quién le dan sus dos euros, o si no se los dan a nadie.

martes, 22 de marzo de 2011

Escamotear el presente

Es muy llamativa la moda que se ha impuesto en España desde hace unos años. De los tres tiempos verbales clásicos –pasado, presente y futuro-, el presente está siendo eliminado cuidadosamente de la conciencia colectiva. Por una parte se ha enfatizado el pasado, hasta el punto de promulgar nada menos que una Ley de Memoria Histórica. Los políticos de siempre se interpelan unos a otros conjugando todos sus verbos en pretérito: “ustedes hicieron”; “ustedes han mentido”, “nosotros hemos conseguido”, “nosotros fuimos los primeros”. El discurso entre políticos se orienta siempre al pasado.


Por otra parte, cuando esos mismos políticos se dirigen a la opinión pública cambian el tiempo verbal, y todo se vuelve futuro: “pronto saldremos de la crisis”; “se empezará a crear empleo”; “ganaremos las elecciones”; “no tocaré los gastos sociales”; “ustedes nos llevarán a la ruina”.

¿Por qué les gusta tanto a los políticos escabullirse del presente? ¿Será porque no resistirían una confrontación con la realidad? ¿Será porque su realidad no tiene nada que ver con la de los ciudadanos corrientes? ¿Será porque es fácil mentir respecto al pasado porque nos falla la memoria, respecto y al futuro porque nos habrá vuelto a fallar la memoria cuando llegue?

Y lo que es mucho más grave: ¿por qué los ciudadanos corrientes se dejan arrastrar a un pasado que no volverá? ¿por qué se dejan seducir por un futuro que casi nunca llega? ¿por qué no apagan el televisor cada vez que un político escamotea el presente, blableando sobre el pasado o el futuro?

lunes, 21 de marzo de 2011

Diálogo a la española

Se tropezaron en la acera, como cada día.

- Hola Fernando.
- Buenos días Paco.
- ¿Qué te parece lo de los ERE’s de Andalucía?
- Lo peor es lo de Gurtel, y los trajes de Camps.
- ¿Y te has enterado que cazas españoles intervienen en el ataque a Libia?
- Nada que ver con lo de la foto de las Azores. Lo que me preocupa es que siguen muriendo mujeres asesinadas por sus parejas.
- Más grave es que se asesinen niños antes de nacer.
- Pues anda que lo de los casos de curas pedófilos…
- Eso me recuerda lo de la obsesión por quitar crucifijos de todas partes.
- Bueno… que tengo que ir a comprar Público. Me alegro de verte.
- Igual que yo. Vengo de comprar La Gaceta. Que pases buen día.

Los dos vecinos se alejaron uno del otro caminando despacio. Como dos clones, sus cerebros producían dos pensamientos idénticos:

“A ver si se cree éste que me iba a dejar convencer. Es un pobre fanático. Apañados vamos con gente así”.

jueves, 17 de marzo de 2011

Soberbios, pero vulnerables

Se cree que han muerto unas 12.000 personas en Japón. Muchas menos que en Haití hace un par de años, en otro terremoto. Además, la central nuclear de Fukushima tiene al mundo entero acongojado.

Existe el riesgo de que una nube de radiación pase a la atmósfera, y que se extienda lentamente hasta cualquier rincón del planeta.

Existe el riesgo de que millones de personas terminen padeciendo las insidiosas secuelas de la radioactividad. En unos meses, o en muchos años.

Existe el riesgo de que la economía nipona se hunda, y arrastre en su caída a los demás países desarrollados, creando más desempleo y más penuria.

Existe el riesgo de que haya que cerrar centrales nucleares en muchos países, aumentando la dependencia energética respecto al petróleo.

Existe el riesgo de que todo ello desencadene un colapso general de las finanzas mundiales, que haga parecer un chiste el “crash” de Wall Street, en 1929.

Hay razones para echarse a temblar en Occidente. Hemos construido un complejo entramado económico-tecnológico, que nos permite vivir con gran confort, y a salvo –o eso creemos- de imprevistos y calamidades. Pero ese esquema tiene los pies de barro. Nos hace peligrosamente vulnerables, ya que cada sociedad –y cada individuo- depende imperiosamente de que todo funcione correctamente: el transporte, la distribución de energía, el abastecimiento de agua, el comercio, las comunicaciones, los servicios y el mantenimiento.

A veces, los occidentales contemplamos con cierta soberbia a los que viven en pequeñas aldeas del Tercer Mundo. Gentes sencillas que caminan descalzas, y a las que les basta un plato de mandioca, o de maíz cada día para ser felices. Les falta casi todo lo que a nosotros les sobra. Incluido el miedo a perderlo. Después de todo, un haitiano sólo puede perder la vida en un terremoto.

martes, 15 de marzo de 2011

La otra "memoria histórica"

Muammar Gaddafi está derrotando a los sublevados de su país que pedían un cambio de régimen.

Europa y EE.UU. están deshojando la margarita. Acaban de descubrir que el coronel libio es un impresentable, y dicen que hay que ayudar a los insurrectos. Pero una cosa es decirlo y otra actuar. La ONU continúa inoperante, como casi siempre, demostrando que es una institución que nos cuesta un pastón, y que no sirve para solucionar nada.

Por su parte, el gobierno español del PSOE ha dedicado enormes esfuerzos a resucitar lo que ellos llaman “memoria histórica”, que se circunscribe a un periodo muy concreto de la Historia, y cuyo único objetivo es que nadie se olvide de lo malísimo que fue Franco y todos los de derechas que le apoyaban. El resto de la Historia no les importa, y a nadie parece importarle.

Pero hay un periodo también reciente de la Historia de España, que se parece muchísimo a lo que está ocurriendo –y a lo que va a ocurrir- en Libia. Se trata del periodo 1936-1939, durante la guerra civil. Entonces también las potencias europeas decían apoyar a la II República y decían repudiar a los sublevados de Franco. Pero lo que hicieron fue llegar a un acuerdo de no intervención, y dejaron que los rebeldes fueran avanzando hasta completar lo que ellos llamaron “liberación”. Como a un cirujano indeciso, Europa se lo pensó tanto para intervenir que se le murió la malherida democracia española.

Y lo peor de todo: pocos meses después de esa defunción, Hítler desencadenó el ataque que dio lugar a 60 millones de muertos. Nunca lo sabremos, pero es probable que si Hítler hubiera visto en Francia y Gran Bretaña mayor determinación para defender la democracia, se lo hubiera pensado dos veces antes de atacar Polonia. Pero con su tibieza demostraron que no querían líos. Como ahora Europa. Los sátrapas de todo el mundo tomarán buena nota de ello.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Privilegios y dignidad

Los empleados de tierra de AENA han anunciado un calendario de huelgas desde Semana Santa hasta el verano, justamente en los días de mayor movimiento de viajeros. Han tomado la medida para presionar a la empresa (al gobierno), intentando evitar la aplicación del decreto por el que se pondrá en manos privadas el 49% de la empresa.

Como todos los trabajadores, tienen derecho a recurrir a la huelga para lograr sus intereses. Además, han planteado una huelga legal, anunciada de antemano, y en la que se aplicarán en su momento los correspondientes servicios mínimos. Pero a diferencia de otros trabajadores, tienen en su mano causar graves perjuicios a millones de personas y a la economía de España. Le echan un pulso al gobierno retorciendo la muñeca de los viajeros.

Lo fácil –y más con un gobierno tan inepto como éste- es echarle la culpa, y presionarle para que ceda a las exigencias de los huelguistas. Pero lo sensato es apoyar al gobierno. El decreto –nos guste más o menos- es legítimo, y se debe aplicar la legalidad.

El gobierno –nos guste o no- nos representa a todos, mientras que los de AENA se representan únicamente a ellos, a sus privilegios que ellos llaman “derechos”. En este caso hay que estar con el gobierno, ya que los de AENA van a estar contra nosotros. A ninguno nos apetece tener que modificar las fechas de nuestras vacaciones. Pero más vale eso que ceder –una vez más- al chantaje descarado de los que usan su trabajo como un arma para coaccionar a un gobierno y a toda una sociedad. Tienen derecho a defender sus privilegios. Nosotros tenemos derecho a defender nuestra dignidad.

Señor Blanco: usted, al igual que su jefe, me parecen unos perfectos incompetentes, manipuladores y mentirosos. Pero en este caso cuente usted con mi apoyo. Por una vez, manténganse firmes en la aplicación de la ley, no se tambaleen, no se acojonen. No tienen nada que perder. No nos hagan perder a los españoles otra vez la dignidad.

martes, 8 de marzo de 2011

El síndrome del Ángel de la Guarda

Cuando yo era niño me decían que el Ángel de la Guarda estaba siempre cerca de mí, y su trabajo consistía en protegerme para que no me pasara nunca nada malo. Yo me lo creía, claro, aunque me mosqueaba bastante cuando me daba un coscorrón y me dolía un buen rato.

Felipe González se ha sumado a los que dicen que si alguien no puede pagar la hipoteca de su piso, la deuda debería quedar saldada con la entrega de dicho piso, aunque el valor de mercado del piso no fuera suficiente para cubrir la deuda con el banco.

Hay que reconocer que perder tu vivienda por no poder pagarla es, como diría, Fernández Toxo “una gran putada”. Gordísima. es cierto. Pero también es verdad que el banco lo que presta no es un piso, sino dinero contante y sonante, y que parece lógico que quiera recuperar el total de lo que prestó, y no un piso devaluado.

Por otra parte, de ponerse en marcha esa medida, repercutiría inmediatamente en una gran restricción en los préstamos, en una subida de los tipos de interés, y en un incremento de las exigencias de garantías. Lo que en la práctica se traduciría en una mayor dificultad para obtener préstamos.

Lo que era un consuelo para niños ha llegado a convertirse en un fraude para adultos. Porque –nos digan lo que nos digan los obispos o los gobiernos- la vida es riesgo. La vida es tomar decisiones. Acertar en unas y equivocarse en otras. Salir beneficiado en las primeras y quedar perjudicado en las segundas.

Lo más corrosivo –socialmente hablando- del síndrome del Ángel de la Guarda es que estimula la toma de decisiones precipitadas, aventuradas, e irracionales. Si la gente adulta cree que hay un Ángel de la Guarda que les salvará de sus meteduras de pata, que cancelará sus deudas, que les dará de comer sin trabajar, que les devolverá lo que han derrochado, tenderá a comportarse precipitada, aventurada, e irracionalmente.

El Estado-Providencia se convierte así en un sustituto laico de la tradicional Providencia Divina. Millones de personas creen firmemente en la segunda. Al parecer, el resto cree igual de firmemente en la segunda. El resultado: una sociedad que se considera adulta, pero que actúa como los niños de ocho años. Algo muy malo para la sociedad. Algo excelente para la tranquilidad de los gobernantes.

viernes, 4 de marzo de 2011

Estilo español

Salió de Zaragoza en vuelo hacia Londres. Del aeropuerto a la ciudad en autobús. Cinco días en la capital del viejo imperio británico. Visitas a museos y monumentos tradicionales. Gente por todas partes.
Otra vez la cola del bus para volver al aeropuerto, la cola para el embarque con destino Copenhague. Cola para recoger equipaje a la llegada al país nórdico, y cola para otro autobús. Seis días visitando nuevos lugares de interés. Más colas.
De nuevo el viaje. Ahora en tren hasta Berlín. Museo de Opel, el Reichstag, la torre de comunicaciones… Colas, colas, colas.

Al fin llega el momento de regresar. Ahora es el aeropuerto de Berlín. Facturación, control de seguridad, embarque… Pero se nota algo raro. Una sensación diferente. Las cosas no ocurren como durante los quince días anteriores ¿Qué es?
¡Claro! Es la cola. No es una cola como todas las que ha hecho estos días. A diferencia de todas ellas, aquí hay gente que se cuela. Los listos de siempre. Esos que se van acercando poco a poco, y van haciéndose un hueco en medio. Tras tantos días de respetuoso civismo, el hecho llama la atención ¿Qué ocurre hoy? ¿qué le pasa a la gente?
Y entonces descubre la razón del extraño cambio: es la cola de los viajeros con destino Madrid. En su inmnensa mayoría españoles, con su estilo inconfundible.

miércoles, 2 de marzo de 2011

Mortadelo

El alcalde de Getafe, y Presidente de la Federación de Municipios y Provincias, Pedro Castro, se ha reunido con el ministro de Industria, Miguel Sebastián, para abordar la cuestión del ahorro energético.

Entrevistado sobre ese encuentro en Onda Cero ha declarado que han decidido que se van a cambiar las bombillas de todas las farolas de España, y que se iba a comenzar a hacer dentro de 40 días. El periodista le ha preguntado que de cuántas farolas estaban hablando, y el bueno de Castro ha respondido que eso no lo sabían. El periodista ha tratado de saber también cuánto iba a costar esa sustitución. Y la respuesta ha vuelto a ser que eso no lo sabían.

Ante semejante nivel de improvisación, incompetencia e ignorancia uno se pregunta si está escuchando las palabras de unos dirigentes políticos o a la escenificación de una historieta de cómic. De Mortadelo y Filemón, concretamente. Escuchando al presidente del Gobierno, a sus ministros, y a todo tipo de altos cargos, cada vez me recuerdan más a Mortadelo, con sus incesantes meteduras de pata, su torpeza extrema, y su capacidad para hacer lo contrario de lo que conviene.

Me pregunto dónde están y qué piensan los miles de militantes del PSOE que tienen sentido común, formación, experiencia, y capacidad. Me pregunto a qué esperan para rebelarse contra esta tribu de descabezados que ocupa las altas instancias del Estado. Me pregunto dónde están los que les votaron en 2004, y en 2008, creyendo que colocarían en la cúspide de las instituciones a personas serias y rigurosas. Y me pregunto si volverán a votarles otra vez dentro de dos meses y medio.

¿Es viable una nación que pone su futuro en manos de Mortadelos?

martes, 1 de marzo de 2011

El poder hereditario

El carácter hereditario del poder es una característica propia de las monarquías. En cambio, en los modernos estados de derecho el poder lo ostentan gobiernos elegidos directa o indirectamente por los ciudadanos cada cierto tiempo. Se entiende que el poder ya no se hereda, sino que se renueva y se legitima en cada proceso electoral, en función de los deseos de los electores.

Pero en España se ha consolidado una nueva modalidad de poder hereditario: el que se establece por la vía de acaparar el poder por los grandes partidos, y aplicar unas reglas de juego que dificultan de manera extrema la incorporación de nuevos partidos a la arena política. Existen unas barreras casi invisibles, pero altamente eficaces. La más aparente consiste en el reparto por parte del Estado de cuantiosas sumas entre los partidos que ya tienen representación en las instituciones, obligando a los nuevos a moverse en franca desventaja. El dinero se traduce en campañas, publicidad, actos, publicaciones y visibilidad social. Y la falta de dinero implica incapacidad para hacerse oír y dar a conocer nuevas ideas y propuestas.
Otra barrera -no declarada, -pero igualmente eficaz- es la que opera a través de la desatención de los medios de comunicación. Cada medio tiene su ideología, y eso se nota en la presencia que condecen a unos u otros partidos. Pero todos los medios tienen como principal ideología el interés empresarial, y no pueden desdeñar el suculento pastel de la publicidad institucional o el de la propaganda partidista, ambas dependientes de la voluntad de los grandes partidos, que disponen de más dinero –el que reciben directamente, y el que controlan desde los diferentes gobiernos-. Como consecuencia, los partidos nuevos sufren un pertinaz ostracismo, ya que no son unos clientes interesantes para los medios.
Por último, también existe una sutil barrera que consiste en transmitir y mantener en la conciencia social la impresión de que “hay lo que hay”. La percepción de que los ciudadanos tienen que optar por uno de los partidos consolidados, y desestimar otras opciones. Con la inestimable ayuda de la indiferencia de gran parte del electorado hacia la política, el mecanismo funciona perfectamente, y a la hora de votar, millones de ciudadanos terminan eligiendo entre Guatemala y Guatepeor. De esta manera, después de treinta y cuatro años de democracia, los grandes partidos se han venido heredando a sí mismos en el poder, y han conseguido transmitir a gran parte de los ciudadanos la idea de que no hay alternativa. No deja de ser una jugada maestra de prestidigitación, para establecer en un estado democrático moderno la vieja práctica del poder hereditario.

lunes, 28 de febrero de 2011

110 km/h

El pasado viernes, el gobierno se ha sacado otro conejillo de la chistera: limitación de la velocidad máxima en autovías y autopistas a 110 km/h. Dicen que así se ahorrará un 15% en el consumo de combustible. La melancolía nos apabulla: otra chorrada esperpéntica. Como la de la bombilla de regalo, como la de ponerse la corbata para ahorrar en aire acondicionado.
Un profesor de ingeniería lo explicaba muy bien: “Se ahorraría un 15% si todos los vehículos circularan a 120 km/h, y todos bajaran la velocidad a 110 km/h”. Pero es que la cosa no es así. Por una parte porque los mayores consumos se producen en el transporte pesado y en las ciudades. Resulta que a los camiones y autobuses no les va a afectar la medida porque ya tienen limitada su velocidad a 100 km/h. Por su parte, el tráfico urbano está limitado a 50 km/h, y tampoco van a reducir el consumo porque se limite la velocidad en las autopistas. Conclusión del experto: “Se pude obtener un ahorro de en torno al 1%.

Señor Rubalcaba: ¿No cree que estaría bien que antes de salir a la palestra a decir bobadas se tomara unos minutos para asesorarse bien? Además, si el ministro Sebastián acaba de decir que el suministro está garantizado en España ¿a qué viene esa urgencia en tomar una medida estrafalaria, que ningún país europeo ha tomado?

miércoles, 23 de febrero de 2011

Libia

Tras lo ocurrido en Egipto, es ahora en Libia donde la gente sale a la calle para pedir la salida de un dictador.

Los optimistas antropológicos quieren ver en todo esto el fin de un rosario de dictaduras basadas en el Corán. Pero la cosa no es tan simple, aunque a los occidentales nos encantaría que así fuera. Además de Libia está Argelia, otro importante proveedor de gas; y Marruecos, cuya sociedad espera la prosperidad a 14 km. de nosotros. Pero ahí no termina la cosa: Arabia Saudí y Abu-Dabi están gobernadas por unos déspotas, y en su subsuelo se conserva la parte más sustancial de las reservas de petróleo.
Además, todos esos tiranos son dictadores, pero cada uno tiene su estilo. En Egipto, el ejército no ha atacado a la población. En Libia sí ¿está Europa preparada para admitir –o para rechazar- a una oleada de millones de inmigrantes que huyen del caos?
Y hay otra cosa llamativa ¿dónde están los activistas europeos en defensa de los derechos humanos? ¿por qué nadie ha organizado una manifestación para exigir que Gadaffi deje de asesinar a su pueblo? ¿dónde están los actores españoles, tan beligerantes ellos? ¿nadie mueve un dedo si no es contra los abusos de EE.UU.?

martes, 22 de febrero de 2011

Los otros diecisieta

Desde hace 30 años, cuando en España se habla de 17, todos pensamos en las 17 CC.AA., o en sus 17 parlamentos, o en sus 17 presidentes. Pensando en los 17 nos vienen a la mente los Pujol, los Chaves, los Bono, los Fraga, los Rodríguez Ibarra, los Ibarretxe, o los Camps.

Ahora acaban de aparecer otros 17. Tienen también mucho poder, pero son otros nombres: los Alierta, los Álvarez, los Brufau, los Botín, los Lara o los Roig. Ellos son menos conocidos, pero las empresas que dirigen nos suenan bastante más: Telefónica, El Corte Inglés, Repsol, Banco Santander, Planeta o Mercadona. Entre todos ellos gestionan el 35,5% del PIB, como los 17 de siempre, pero manejan su dinero, y no el nuestro, como los de siempre.

Dicen que se han unido para “rescatar la marca España”. Es decir, que por lo visto se van a dedicar a todo lo contrario de lo que vienen haciendo los 17 de siempre, muy afanados ellos en construir marquitas autonómicas a costa de la marca España.

Dicen que quieren recuperar la cultura del esfuerzo, que la LOGSE enterró hace años,, y formar un laboratorio de ideas para elaborar propuestas que nos ayuden a levantarnos de este batacazo que nos hemos dado, por culpa de una crisis que sólo era internacional.

Por mi parte, bienvenidos. En España andamos sobrados de ideologías, pero nos hacen mucha falta ideas.

martes, 8 de febrero de 2011

El punto de ebullición

Llamamos punto de ebullición a la temperatura en la que un líquido comienza a hervir. En el caso del agua al nivel del mar esa temperatura es de 100”. A menor presión, se necesita más temperatura. Otros líquidos hierven a temperaturas inferiores o mucho más altas.

Me pregunto cuál es el punto de ebullición de la sociedad española. De momento, parece innegable que está ya muy caliente. La desastrosa gestión de diferentes gobiernos (centrales, autonómicos y locales) ha venido calentando en gran manera el líquido social. El escalofriante endeudamiento público; los cientos de casos de corrupción, el derroche de dinero público en fastos de todo tipo, los privilegios de los altos cargos, las mentiras constantes de los gobernantes, la ausencia de ideas basadas en un compromiso ético, los aumentos de impuestos, los recortes de salarios, la reducción de gastos sanitarios, el mal estado de la educación, la congelación de las pensiones, los casi cinco millones de parados, la economía sumergida…

Hemos visto en otros lugares cómo algunas sociedades han entrado en ebullición. La sociedad berlinesa en 1.991; o muy recientemente las de Túnez o Egipto. ¿Puede empezar a hervir cualquier día la nuestra?

Es imposible decirlo con antelación. Pero en estos momentos se dan las condiciones objetivas suficientes. Sólo hace falta una gota que desborde el vaso, y un catalizador. La sociedad casi nunca se moviliza por sí misma. Pero cuando está lo suficientemente caliente, sólo necesita de alguien que lance la primera piedra, pàra que cientos de miles le sigan de inmediato. Los políticos de los partidos de siempre deberían saberlo. Están jugando con fuego. y si esto empieza a hervir, ellos siempre suelen escapar a tiempo. Somos nosotros los que podemos quedar completamente abrasados.

jueves, 3 de febrero de 2011

Egipto

Egipto lleva ya varios días en situación prerrevolucionaria. Hasta ahora el ejército no ha intervenido contra la multitud, pero ya se han producido enfrentamientos entre manifestantes de uno y otro bando, desabastecimiento, saqueos, y algún intento de ocupar el Museo de El Cairo, donde se hallan innumerables obras de valor incalculable.

De nuevo asistimos al acelerado ritmo de otro acontecimiento histórico. Sus consecuencias pueden ser tan relevantes –incluso mucho más- que la desintegración de la URSS. Ahora no se trata del desmoronamiento del comunismo real, sino, quizá, de la extensión del islamismo teocrático. Egipto podría convertirse en un nuevo Irán.

Moubarak es un sátrapa. Pero Moubarak ha formado parte de la Internacional Socialista hasta hace una semana. Moubarak es un dictador, pero ha venido siendo un importante aliado de EE.UU. y un vecino cómodo de Israel. Ahora Occidente dice que Moubarak es un impresentable, pero Moubarak es uno de los socios principales de ese engendro llamado Alianza de Civilizaciones. Moubarak es un tirano, pero ha garantizado el transporte por el Canal de Suez y ha contribuido a la estabilidad de una zona de altísimo valor estratégico en la que se extrae la mayor parte del petróleo que da vida a las sociedades occidentales. Las sociedades occidentales ahora se indignan contra el funesto Moubarak, aunque no han dicho ni pío de él durante 30 años.

¿Cuál es la alternativa a los Moubaraks del mundo? ¿la barbarie de las turbas descontroladas o el orden divino que manda el Corán?

La Historia nos enseña que las turbas sirven para derribar reyes y gobiernos, pero son incapaces de gobernar una nación. Ocurrió en la Revolución Francesa, y ha ocurrido siempre. Alguien vendrá a sentarse en el palacio de Moubarak, y las turbas aceptarán un nuevo culo en el viejo trono, y se marcharán a sus casas a lamerse las heridas. Sería estupendo que a Moubarak le sucediera un sistema genuinamente democrático. Pero no me parece posible. Sería el primer país musulmán en el que tal cosa ocurre. Ojalá que dentro de cinco años no echemos de menos a Moubarak.

lunes, 31 de enero de 2011

Propietarios, inquilinos, y okupas

La Constitución española, en su artículo 1.2 establece que la soberanía nacional reside en el pueblo español. No obstante, otros preceptos de la Carta Magna se encargan de proporcionar a los partidos políticos el protagonismo absoluto en la actividad política. Este hecho, que resultaba comprensible en 1978, tras cuatro décadas de ausencia de partidos en España, ha dado lugar a una configuración en la que los partidos políticos tradicionales han usurpado buena parte de la soberanía que corresponde a los ciudadanos.
En la práctica, los ciudadanos han sido desalojados de su soberanía, y los usurpadores se limitan a pedirles un cheque en blanco cada cuatro años, cuidando con esmero que sea casi imposible que nuevos partidos entren en escena. En estas condiciones, sólo les queda el recurso de las vías extrarrepresentativas, es decir: salir a la calle para manifestarse más o menos ruidosamente.
Pero ese canal también ha sido cuidadosamente controlado por otras organizaciones -los grandes sindicatos de clase- que tienen el monopolio casi exclusivo de decidir cuándo los ciudadanos tienen que salir a gritar a la calle y cuándo no.

Si la soberanía fuera una vivienda de tres habitaciones, en dos de ellas –las mejores- estarían cómodamente instalados unos inquilinos a perpetuidad: los dos grandes partidos. La tercera habitación estaría compartida por una pareja de okupas: los dos principales sindicatos de clase, disfrutando de alojamiento gracias a su capacidad para proteger a los inquilinos de las iras de los propietarios.
Y los propietarios de esa vivienda, de esa soberanía, los ciudadanos españoles, corriendo con todos los gastos. Pagando todos los recibos y todas las facturas. Cada día más perplejos, cada día más desconcertados. Cada día preguntándose con más fuerza si esta democracia que les han regalado esos inquilinos no será un timo descomunal.
Afortunadamente para todos, parece que cada vez más ciudadanos van descubriendo que la auténtica democracia es otra cosa.

lunes, 24 de enero de 2011

Tenemos la cola más larga

La Asociación Nacional de Desempleados ha organizado para hoy una cola de parados desde el Congreso hasta el Palacio de La Moncloa para escenificar el terrible drama que supone el desempleo en España.

La noticia nos puede dar un toque de orgullo en estos tiempos tan propicios para la depresión. España, un país en el que continúa existiendo un fuerte toque de machismo en la sociedad, va a poder alardear de tener la cola más larga del mundo.

Un sencillo cálculo basta para constatar que si los cuatro millones de desempleados españoles se pusieran en una apretada fila, formarían una cola aún más larga que llegaría desde Madrid hasta Berlín. Seguramente eso sería mucho más útil que hacer cola ante La Moncloa para pedir trabajo. Allí no solamente han demostrado que no saben fomentar el empleo privado, sino que los que la ocupan están a punto de perder el suyo propio.



Quizá una cola bien larga pudiera impresionar a la “fracasada” Merkel, y hacer que moviera una ceja para ayudar a esta sociedad que se está despertando lentamente de un bonito sueño.

jueves, 20 de enero de 2011

Esperpento

Además de un género literario que desarrolló Valle-Inclán, un esperpento es, según la RAE “un hecho grotesco o desatinado”. Dada la fiebre innovadora de la prestigiosa institución, me permito sugerir a los sesudos académicos que amplíen la definición del término:

Esperpento: Hecho grotesco o desatinado. Senado.

Porque si existiera un premio Nóbel al esperpento, el Senado español sería uno de los más firmes candidatos a obtenerlo. La imagen de un señor andaluz hablando en catalán, mientras otro señor andaluz le escucha a través del sistema de traducción simultánea en español, o la de un traductor pagado para traducir al catalán lo que dice un senador que habla en valenciano no necesitan comentarios.

Contratar 25 traductores para convertir los discursos a cinco lenguas distintas, cuando todos los que intervienen dominan a la perfección una de ellas es, quizá, el gasto más inútil e inverosímil de los muchos a los que nos tienen acostumbrados estos políticos. 12.000 euros por sesión nos cuesta la broma. Y esto se produce mientras se reducen sueldos a los funcionarios, se congelan las pensiones de los jubilados, y se aumentan los impuestos. Por si fuera poco, la institución en la que se comete esta majadería carece de sentido, no sirve para legislar, y tiene como única utilidad la de dar un cargo y un sueldo a los políticos venidos a menos en cada partido.

Sus señorías han escenificado una razón más para justificar el desprecio de los españoles hacia unos políticos que insisten en demostrar que están interesados en cosas completamente diferentes de las que preocupan a los ciudadanos.

lunes, 17 de enero de 2011

Una marea magenta

Tuve ocasión de asistir el pasado sábado, en Madrid, al acto en el que Unión Progreso y Democracia presentaba a sus cabezas de lista para ayuntamientos y CC.AA. en las próximas elecciones del 22 de mayo.

Intervinieron una docena de candidatos de diversos puntos del país. Un cartero prejubilado, un profesor de universidad, un ama de casa. En la mayoría de ellos se percibía el nerviosismo de algo a lo que no estaban acostumbrados: hablar para un auditorio de varios centenares de personas. No eran políticos. Eran gente corriente que había decidido dar un paso para intentar cambiar cosas, para hacer política de otra manera.
Se percibía ilusión, confianza en que es posible otro camino, determinación de no sucumbir a la cómoda resignación. No se escuchó ni un solo insulto. Hubo críticas a la gestión de los partidos de siempre, pero hubo, sobre todo, propuestas de futuro, ideas para renovar, para devolver a los ciudadanos el protagonismo de lo público. Hablaban el lenguaje de la calle. Se les entendía. Eran ciudadanos corrientes que han decidido dedicar parte de su tiempo y su energía a trabajar en un proyecto para una España más limpia, más transparente, más justa y más sosegada. Gente que piensa que España tiene que ser el resultado de la suma del trabajo de todos. Gente que cree que España no puede ser un despojo del que todos tratan de llevarse algo.

Rosa Díez protagonizó la intervención final y hablo de una marea magenta. Un magenta que no quiere recordar ninguna batalla, sino que sencillamente alude al color escogido por UPyD. Una marea para limpiar. “Millones de españoles son de UPyD, aunque todavía no lo saben” -dijo. Y es posible que tenga razón, porque millones de españoles sólo quieren vivir, trabajar, estudiar, amar, reír, sin que en cada telediario aparezcan los líderes de los partidos de siempre amargándoles el día con sus mutuas acusaciones, reproches, insidias, mentiras o insultos.
Puede que tenga razón. Sólo hace falta que esos millones de españoles se den cuenta de que su voto puede ser la llave que les abra la puerta de otra democracia más auténtica.

martes, 11 de enero de 2011

¡Qué tiempos aquellos!

¡Qué tiempos aquellos!

Hubo una vez un tiempo en el que la palabra tenía un valor. Había gente que cerraba transacciones comerciales de mucho dinero con un simple apretón de manos. La mentira existía, claro, pero era algo propio de villanos de malhechores y de truhanes. Las personas decentes no mentían, o lo hacían en contadísimas ocasiones. Los grandes hombres no lo hacían nunca. Una mentira era una mancha horrorosa que nada podía lavar. Los gobernantes, obligados a mantener el equilibrio entre grandes responsabilidades, se veían a veces obligados a falsear la realidad, pero no se atrevían a mentir con absoluta desfachatez.

¿Por qué se me ocurre esto ahora?
¿Será porque ETA ha anunciado otro alto el fuego?
¿Será porque Pérez Rubalcaba ha considerado que ese anuncio merecía una comparecencia ante la prensa?
¿Será porque el ministro no ha admitido preguntas de los periodistas?
¿Por qué será que cada vez que habla alguien de este gobierno me acuerdo de aquellos tiempos?