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martes, 3 de marzo de 2009

Credulidad contra credibilidad

La credibilidad es una cualidad que unas personas tienen y otras no. No se nace con ella, sino que se va adquiriendo o no en la medida en que uno se lo gana. Conductas como que lo que uno hace se corresponda con lo que dice; cumplir las promesas; respetar los compromisos; asumir las responsabilidades; reconocer los errores; o ajustarse a la verdad contribuyen a crear un halo de credibilidad.
Pero aunque depende de los méritos propios, la credibilidad sólo existe cuando otros la otorgan. No tiene sentido la credibilidad hacia sí mismo. El hombre más íntegro, veraz y responsable no tendría credibilidad alguna si viviera en una isla desierta. Por eso, junto a los requisitos del sujeto también hay otros requisitos para los que conceden o no la credibilidad.
La credulidad es otra cualidad, que consiste en la facilidad para creer casi cualquier cosa, por absurda, inverosímil o fantástica que sea. Y actúa respecto a la credibilidad como un ácido que disuelve por completo las virtudes de ésta. Todo el largo proceso que conduce a la obtención de credibilidad resulta completamente superfluo cuando los que tienen que otorgar esa credibilidad son fundamentalmente crédulos.
España está dejando de ser creyente, pero todo indica que se está volviendo peligrosamente crédula. Basta comprobar la facilidad con que se aceptan todo tipo de noticias descabelladas que circulan a miles por internet. Lo mismo ocurre respecto a rumores, infundios, y afirmaciones gratuitas. Hemos pasado de creer sólo en Dios a creer cualquier cosa.
Ese clima general es el principal responsable del hundimiento de la credibilidad de gran parte de los políticos. Cuando no es necesario acreditar la fiabilidad la tentación de deslizarse por la mentira, la falacia, el sofisma, la trampa es demasiado fuerte. ¿Podemos culpar a los políticos por su creciente falta de credibilidad? ¿O más bien deberíamos culparnos a nosotros mismos por aceptar sin análisis alguno todo lo que nos cuentan y todo lo que nos prometen?

3 comentarios:

  1. "Hemos pasado de creer sólo en Dios a creer cualquier cosa"


    :-(

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  2. Muy buena opinión... Déjame decirte que no solo aplica para España... Yo diría que es un problema del mundo en sí... De la mayoría por supuesto(pueden haber excepciones)

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  3. Un debate necesario para un nuevo ágora

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