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martes, 31 de marzo de 2009

¿Por qué son así?

Cada día se extiende más la convicción de que la talla de nuestros gobernantes se sitúa en una franja entre la incompetencia absoluta y la mediocridad más gris. En todos los partidos y en todos los niveles de la administración pululan unos personajillos muy orgullosos de sí mismos, que se rodean de toda clase de boatos, y actúan con ínfulas de virreyes. Hay excepciones, naturalmente. Pero son muy escasas.
¿Por qué son así nuestras autoridades? ¿Acaso no sabemos elegir a los mejores para los cargos de más alta responsabilidad? ¿O quizá es que los mejores no se presentan a las elecciones?
Y si no se presentan ¿por qué ocurre eso? ¿Es que la política sólo atrae a los mediocres? ¿Es el único camino que tienen algunos para el éxito? ¿El fallo está en la estructura de los propios partidos? ¿Para ascender en su seno no son necesarias cualidades como inteligencia, integridad, prudencia y experiencia? ¿Se prefieren otras como imagen, compadreo, conspiración y compra de voluntades?
¿Por qué cada vez parece mayor la distancia entre lo que preocupa a nuestros políticos y lo que interesa a los ciudadanos corrientes? ¿Por qué se parecen cada vez más a los charlatanes de feria?
¿Por qué son así? ¿Nacen o se hacen?

lunes, 30 de marzo de 2009

El mundo justo

La “hipótesis del mundo justo” es una creencia muy extendida que consiste en pensar que de alguna forma todo el mundo obtiene antes o después el premio o el castigo que merece por sus acciones. Se expresa a menudo con la afirmación: “el tiempo pone a cada uno en su lugar”, y tras esa creencia –que nadie ha podido demostrar aún- se esconde quizá el deseo de pensar que lo natural es que el mundo sea un lugar justo. Se trata de una de tantas creencias irracionales con las que millones de personas construyen su visión del mundo (Albert Ellis describió algunas de ellas).
Pero basta echar una mirada a nuestro alrededor para darnos cuenta de que el mundo no es –ni ha sido, ni probablemente será- un lugar justo. Es un lugar en el que seres vivos de distintas especies compiten permanentemente por un territorio y un sustento que son necesariamente limitados. Los gorriones se alimentan de lombrices, y eso no es nada justo para las lombrices. Pero sin duda a los gorriones les parece que es lo más justo.
Los seres humanos no somos ni gorriones ni lombrices (aunque dicen que algunos son lobos, burros, hienas, buitres, águilas, zorros o cerdos). Pero seguimos siendo seres vivos que compiten entre sí por unos territorios y un sustento necesariamente limitado. Por lo tanto, el concepto de lo que es justo o no dependerá siempre del punto de vista de los implicados. Y como es natural, esos puntos de vista pueden ser muy diferentes, y a menudo opuestos.
Reconocer que el mundo no es justo sería más funcional que soñar con un mundo justo y lamentarse de todas las “injusticias” que observamos. A pesar de la opinión del Jesús y de Rousseau, el mundo no es un lugar idílico en el que impera el amor y la armonía. Nunca lo ha sido. Es bueno intentar reducir los abusos, pero es absurdo llorar por un quimérico mundo justo.
Un mundo justo… es justo lo que no es el mundo.

sábado, 28 de marzo de 2009

Dime algo bueno de mí

Las personas que nos rodean tienen una forma de pensar y de comportarse diferente de la nuestra. A veces aprobamos lo que hacen, y a veces nos produce un gran desagrado. Teniendo en cuenta que nadie es idéntico a nosotros, es más fácil que hagan cosas que nos disgusten, pero es muy poco probable que alguien haga todo mal (desde nuestro punto de vista).
Sin embargo, solemos tener tendencia a mostrarnos críticos con lo que nos desagrada, y a dar por supuesto lo que nos complace. Esto no tiene mayor importancia cuando se trata de personas lejanas a nosotros: es normal que critiquemos lo que no nos gusta de un alcalde, o de un personaje público, y que no le enviemos cartas reconociendo lo que hace bien (siempre desde nuestro punto de vista).
En cambio, esa diferente manera de actuar respecto a lo bueno y a lo malo de otros, puede resultar muy destructiva cuando se trata de nuestro círculo más íntimo. En la pareja, con los hijos, con los familiares, con amigos y compañeros de trabajo, el excesivo recurso a la crítica y al reproche va levantando una barrera de malestar y de resentimiento en los demás.
Puede que nos moleste mucho que nuestra pareja se olvide siempre de bajar la tapa del WC, y es bueno que se lo hagamos saber. Pero también sería muy bueno que le hiciéramos saber lo mucho que nos gustan otras cosas suyas.
Si alguien sólo recibe críticas, es natural que no se sienta especialmente a gusto junto al hipercrítico. Y lo que es peor: cuando sólo transmitimos juicios negativos a alguien, es muy probable que termine asumiendo que es un desastre, y comportándose como tal.
¿Por qué nos cuesta tanto decirles a los demás algo bueno de ellos?

viernes, 27 de marzo de 2009

Guìa para delincuentes

Emilio Calatayud es juez de menores en Granada. Se ha hecho famoso por no limitarse a ejercer de burócrata de la Justicia, y por sus sentencias innovadoras, siempre tratando de rescatar a los menores para la sociedad, aplicando grandes dosis de sentido común.
Aunque es muy conocido, reproduzco su famoso “Decálogo para formar a un delincuente”:

1: Comience desde la infancia dando a su hijo todo lo que pida. Así crecerá convencido de que el mundo entero le pertenece.
2: No se preocupe por su educación ética o espiritual. Espere a que alcance la mayoría de edad para que pueda decidir libremente.
3: Cuando diga palabrotas, ríaselas. Esto lo animará a hacer cosas más graciosas.4: No le regañe ni le diga que está mal algo de lo que hace. Podría crearle complejos de culpabilidad.
5: Recoja todo lo que él deja tirado: libros, zapatos, ropa, juguetes. Así se acostumbrará a cargar la responsabilidad sobre los demás.
6: Déjele leer todo lo que caiga en sus manos. Cuide de que sus platos, cubiertos y vasos estén esterilizados, pero no de que su mente se llene de basura.
7: Riña a menudo con su cónyuge en presencia del niño, así a él no le dolerá demasiado el día en que la familia, quizá por su propia conducta, quede destrozada para siempre.
8: Dele todo el dinero que quiera gastar. No vaya a sospechar que para disponer del mismo es necesario trabajar.
9: Satisfaga todos sus deseos, apetitos, comodidades y placeres. El sacrificio y la austeridad podrían producirle frustraciones.
10: Póngase de su parte en cualquier conflicto que tenga con sus profesores y vecinos. Piense que todos ellos tienen prejuicios contra su hijo y que de verdad quieren fastidiarlo

jueves, 26 de marzo de 2009

NIños mimados, niños de la calle

Lo de “trabajadores autónomos” no deja de ser un eufemismo para denominar a los “trabajadores por cuenta ajena, sin empresario reconocido”. Son como los niños de la calle: huérfanos sin hogar, que cada día tienen que encontrar algo que llevarse a la boca, mientras ven como otros niños exigen a su padre-empresario aumentos salariales, medidas de seguridad, e indemnizaciones por despido.
El autónomo mira con una mezcla de envidia y menosprecio a esos niños malcriados que pueden quedarse en casa por un resfriado, que pueden estar dos años cobrando sin trabajar si pierden el empleo (o pactan el despido con su padre-empresario), y a los que apoyan organizaciones pagadas con los impuestos de todos, llamadas sindicatos.
Pero no tener un padre protector y una casa calentita tiene sus ventajas: a ellos nadie les manda; organizan su tiempo según su criterio; y el saber que nada está garantizado les mantiene alertas, y les hace más luchadores, avispados, y eficientes.
Hoy se manifiestan en Madrid para pedir al gobierno medidas que alivien su situación. Transportistas, representantes, taxistas, periodistas, electricistas, pintores, comerciantes, etc. Son los apátridas de la concertación social. Los empresarios no los reconocen como suyos, y los sindicatos dicen que son empresarios. El papá-Estado, tan dispuesto a “proteger” a todo el mundo, les mira con desconfianza. Son autónomos. Es decir: menos dispuestos a comer sumisamente del pesebre del gobierno de turno.Pero son, quizá, el sector más emprendedor de la sociedad. El que con más ahínco trabaja cada día, y el que antes ve las nuevas oportunidades. Con la crisis lo van a pasar también muy mal. Pero serán los primeros en salir de ella, si el gobierno no deja que se ahoguen, mientras destina miles de millones a ayudar a bancos, grandes empresas y niños mimados.

miércoles, 25 de marzo de 2009

Verdugos en libertad

Amnistía Internacional ha presentado su informe anual sobre la pena de muerte. Se indica que hay 59 países en los que existe la pena de muerte. En 2008 fueron ejecutadas 2390 personas en 25 países, aunque estos son sólo los datos oficiales. El ranking de ejecuciones lo encabeza China (1.718 ejecuciones); Irán (346); Arabia Saudí (102); EE.UU. (37); y Pakistán (36). Entre los cinco países ejecutaron al 95% del total.
Si vemos las ejecuciones por millón de habitantes, el orden cambia: Irán (4,87); Arabia Saudí (3,64); China (1,30); Pakistán (0,21); y EE.UU. (0,12).
Uno puede entender que países dictatoriales y fanáticos de la religión sean los que más condenas de muerte aplican. Incluso que una dictadura atea también tenga altos niveles. Pero cuesta entender cómo una nación civilizada como EE.UU. mantiene en algunos estados la pena de muerte. Aunque sólo afecte a uno de cada diez millones de sus habitantes, no deja de ser un método bárbaro, que además no sirve para reducir el número de delitos graves.
En España lo políticamente correcto es decir pestes de EE.UU. A mí, en cambio, me parece un gran país, formado por unos ciudadanos ejemplares –en términos generales. Una gente que se considera protagonista de su destino, que ama la libertad, y asume los riesgos que esta tiene. Una nación en la que conviven docenas de etnias y culturas, y en la que los medios de comunicación no se casan con el poder. Una nación en la que un presidente tuvo que dimitir por decir mentiras.Y sin embargo… en algunos estados se mantiene la pena de muerte. Es así porque así lo quieren sus ciudadanos.
Yo soy contrario a la pena de muerte. Pero me tengo que resignar a admitir la libertad que ellos tienen para disponer esa pena. Después de todo, es un castigo que les afecta a ellos. A mí nadie me obliga a viajar a EE.UU.

martes, 24 de marzo de 2009

Ser, decir, hacer

Las personas “somos” de una determinada manera. Pero los demás no pueden conocer esa manera esencial, ya que no perciben nuestro interior, sino sólo lo que sale de él. Es decir: lo que decimos o lo que hacemos. Sólo eso es observable, y comprobable. Sólo eso es objetivo.
Lo que hacemos y decimos está relacionado con lo que somos. Pero los vínculos entre lo uno y lo otro pueden ser tremendamente laberínticos, y nadie puede conocerlos. A menudo, nosotros mismos los desconocemos.
Si yo me tumbo en el banco de un parque, eso sería un hecho incuestionable. Pero sería muy aventurado que alguien afirmara por ello que “soy” un vago, o un vagabundo, o un borracho. Podría haberme tumbado allí por ser un vago, o un vagabundo, o un borracho, pero también por una infinidad de otras razones.
Por lo tanto, podemos asegurar que cuando alguien relata verazmente un hecho o dicho de otra persona, nos está facilitando información. En cambio, cuando alguien pone el énfasis en decirnos de otro “cómo es” en lugar de “qué ha hecho o dicho”, podemos asegurar que el que habla carece de rigor, y no podemos fiarnos mucho de él. Esto podemos aplicarlo en el ámbito familiar, laboral o social. En muchas ocasiones podemos sospechar con mucho fundamento que nos intenta ocultar algo, o que pretende manipularnos por completo.
Es interesante aplicar esta reflexión al observar las declaraciones de los líderes políticos, y sus intervenciones parlamentarias. cuando se refieren a sus adversarios.
Fijarse en quién dice “ustedes han hecho…” (o “ustedes han dicho…”), y en quién dice “ustedes son…” nos da una buena pista sobre de quién podemos fiarnos y de quién no.

lunes, 23 de marzo de 2009

sábado, 21 de marzo de 2009

Psicópatas con galones

En Madrid ha tenido lugar el examen para los candidatos a trabajar como portero de discoteca. Un total de 2.529 aspirantes, de los que más del 90% aprobaron la parte teórica del examen. Pero al llegar a la prueba psicotécnica –la que mide sus aptitudes psicológicas y emocionales- el 40% no ha podido superar la prueba.
Se supone que el test no tendría el nivel de exigencia propio para un astronauta, un piloto de línea aérea o un TEDAX. Se trataba de una prueba simple, que podría ser superada por al menos el 80% de la población.
La alta tasa de suspensos apunta hacia que buena parte de estas personas tienen una misión muy diferente de la de “portero”. Quizá la palabra más apropiada sea la de “matón”. Es decir: un individuo cuya labor consiste en imponer “la ley” del establecimiento, y utilizar métodos expeditivos para alejar a clientes indeseados.
Existe un viejo aforismo –bastante cínico- que dice que muchos de los que se dedican a trabajos “de autoridad” (policías, guardias civiles, policías municipales, guardas de seguridad, porteros de discoteca, soldados, etc.) tienen una personalidad muy determinada, y que muchos de ellos estarían en la cárcel si no llevaran el uniforme.
Naturalmente, también hay gran número de personas con esas ocupaciones cuya personalidad no sea agresiva, pendenciera, o dominante. Pero que cuatro de cada diez aspirantes no hayan superado los mínimos psicológicos exigidos… da mucho que pensar sobre el asunto.
Hay muchos psicópatas anónimos, que si le ponen unos galones se convierten en unos peligrosos déspotas con impunidad para hacer lo que les dé la gana.

viernes, 20 de marzo de 2009

Estadisticazos

La Estadística es una rama de las matemáticas que permite medir variables, describir poblaciones, compararlas, y realizar inferencias. Es una herramienta, igual que lo es el lenguaje.
Y al igual que hacen con el lenguaje, los políticos utilizan la estadística a su antojo, dostorsionándola, interpretando los datos a su conveniencia, y extrayendo conclusiones falsas. Fasean la realidad a base de estadisticazos.
Pongamos un ejemplo: Imaginemos que se considera que las personas más bajitas tienen un handicap que les perjudica en su vida, y por ello la sociedad debe darles alguna compensación. Para ello se calcula la medie de la talla de la gente, y se establece una paga mensual de 100 euros para todos los que midan menos de la media. Ese sería el procedimiento lógico.
El feminismo en el poder recurre constantemente al mal uso de la estadística para aprovecharse y conseguir privilegios. El método se parece al anterior, pero introduciendo un sutil cambio que falsea el resultado:
Se calcula la talla media de los hombres y la de las mujeres. El resultado muestra que la media de estatura de las mujeres es 6 cm. inferior a la media de los hombres. Y como consecuencia de esa diferencia estadística se fija un subsidio de 100 euros para todas las mujeres “porque son más bajitas”.
Y parece que nadie es capaz de darse cuenta del engaño: que la media de talla de las mujeres sea inferior a la media de talla de los hombres no significa que cualquier mujer sea más bajita que cualquier hombre. A partir de los datos ciertos de la estadística se ha llegado a una conclusión falsa.
Malos tiempos corren para los hombres bajitos.

jueves, 19 de marzo de 2009

José Luis

José Luis veía la tele junto a su familia después de cenar. Era un buen hombre, amable, bien intencionado, y muy pacífico.
De repente, su hijo pequeño dijo:
– Papá, huele a humo.
– No digas bobadas. Lo que huele es el café –respondió José Luis.
Continuaron viendo la tele en buena armonía. Lo que más le gustaba a José Luis eran esas veladas en calma, con buen talante, sin que nada turbara la tranquilidad familiar. El hijo mayor se levantó para ir al baño, y volvió corriendo.
– Papá: en el pasillo se ve un resplandor. Parecen llamas.
– ¡Cómo va a haber llamas en el pasillo! Calla y siéntate –dijo José Luis, algo molesto.
– Y sigue oliendo a humo –añadió el pequeño.
– Ya vale de decir tonterías, que no me dejáis ver la película. No os preocupéis. Será el vecino que está quemando algo en el jardín. Además –concluyó sonriendo- tenemos un buen seguro contra incendios.
La madre recogió los platos para llevarlos a la cocina. Salió de la sala, y se oyó un gran estrépito, seguido de un grito. La mujer volvió a entrar, pálida.
– ¡José Luis! Los niños tenían razón: la cocina está ardiendo.
José Luis se levantó sin perder la calma, y sin creerse del todo lo que decía su mujer.
– ¡Sois unos catastrofistas! ¡Unos cenizos! Y os voy a decir una cosa: el pesimismo no apaga incendios. Voy a buscar agua.
Salió al garaje exterior para recoger un bidón de agua. A los dos minutos volvió a entrar arrastrando a duras penas el pesado recipiente.
– Ayudadme un poco. Este bidón pesa una tonelada.
Ante su sorpresa, sus hijos y su mujer no se movieron.
– ¡Queréis ayudarme! Yo no puedo hacerlo todo solo. Tenéis que arrimar el hombro. ¡Venid a echarme una mano!
– Pero, papá… es que…
– ¡Nada de peros! Tenéis que ser responsables y apoyarme.
– José Luis… yo creo que es mejor que dejes el bidón –intervino la madre.
– ¡Sois unos aguafiestas! A todo le ponéis pegas. No os importa nuestra casa. Preferís que se queme con tal de dejarme mal. Deberíais ayudarme en vez de llevarme la contraria –insistió José Luis, sudoroso por el peso del bidón, y sin entender por qué su familia se negaba a colaborar con él- ¿Qué os pasa?
– Papá… es que… -respondió tímidamente el hijo menor- ¡Has cogido el bidón de la gasolina y no el del agua!

miércoles, 18 de marzo de 2009

Igual da

La Iglesia ha puesto en marcha una campaña contra la ampliación del aborto.. Uno puede estar de acuerdo o no, pero hay que reconer dos cosas: a) la Iglesia tiene toda la libertad de expresar sus opiniones; b) no deja de suscitar cierta perplejidad que esté penado destruir un huevo de quebrantahuesos, y no ocurra lo mismo con un embrión o un feto humano.
Frente a la opinión de la Iglesia está el gobierno, con la ministra de Igualdad en primera línea. Y es en esto en lo que me quería detener: la cuestión del aborto ¿no sería más propia del Ministerio de Justicia, o del de Sanidad? ¿qué pinta una ministra de Igualdad en este asunto? ¿acaso hombres y mujeres pueden abortar por igual? ¿se pretende establecer cuotas de abortos por sexos?
Plantearse estas cuestiones nos desvela una de las características de este gobierno: por primera vez en la Historia de España, el feminismo ha alcanzado el poder. Su presidente admitió públicamente ser feminista; ha promovido varias leyes de indudable corte feminista; y finalmente ha creado un ministerio feminista, que por algún extraño pudor ha preferido denominar “de igualdad”.
Pero es mentira –otra más-. Es el ministerio feminista, y lo demuestra el hecho de que sea el que haya tomado la iniciativa para la reforma de la ley del aborto. Por mucho que se retuerza alguien…. de momento sólo abortan las mujeres. No me parece del todo mal que sea ese ministerio el que se ocupe del asunto. Si se midiera la tasa de despilfarro poniendo en relación la actividad de un ministerio con lo que cuesta mantenerlo, este sería sin duda el más despilfarrador. Así que de este modo se ganan una parte del dinero que nos cuestan. Lo que me parece mal es la permanente trampa conceptual, el constante engaño en los conceptos, el recurso a maquillar la realidad falseando el lenguaje. ¿Por qué no llaman Ministerio Feminista a lo que es un ministerio feminista?

martes, 17 de marzo de 2009

Mirar el mal de frente

Comienza el juicio de Amstetten. un hombre septuagenario acusado de mantener encerrada a su hija durante años, de violarla repetidamente, y de haber asesinado a uno de los siete hijos que tuvo con ella.
Los hechos cometidos por este hombre producen asombro, horror, incredulidad, asco, y nos obligan a enfrentarnos con la verdadera naturaleza humana. Porque el ser humano es capaz, tanto de las más sublimes acciones altruistas y heroicas, como de los más espeluznantes crímenes. La Historia y las hemerotecas nos muestran miles de ejemplos de lo uno y de lo otro. Casi todas las religiones recogen esa dualidad desde tiempos remotos, y la plasman en espíritus benignos y malignos. Ángeles y demonios. Los cuentos infantiles, la narrativa, el cine, también recurren al mismo tópico, y una y otra vez plasman los hechos que oponen esas dos caras de la moneda humana: polis y ladrones, buenos y malos, héroes y villanos.
Esa es la realidad pasada, presente y futura del hombre. Una realidad dolorosa y escasamente compatible con la vanidosa creencia de que somos la élite de la naturaleza. Habrá que seguir trabajando en común para prevenir y evitar dentro de lo posible muchos casos como el de este monstruo austriaco.
Pero no se previene absolutamente nada impulsando a la sociedad hacia una concepción bobalicona y quimérica de la realidad. Desde hace unos años, en España ha cobrado fuerza el “buenismo”. Una doctrina que consiste simplemente en creer que todo el mundo tiene que ser bueno, y que así será si todos pensamos que lo es.
Siguiendo la estela de un gobernante de mentalidad adolescente, una gran parte de la sociedad se ha dejado seducir complaciente con ese cuento de hadas. Cuando aparecen casos como el de este hombre, o cualquier otro que contradice la estúpida creencia, el desconcierto es la ùnica respuesta posible. Un desconcierto que ni previene y ayuda a nadie: "Eso no venía en el cuento".
Para combatir la maldad, primero hay que reconocer su existencia. Sólo así se puede estar alerta ante sus manifestaciones. Sólo así se puede uno proteger de ella. Sólo así se pueden prevenir sus efectos.Vivir con mentalidad de cuento de hadas puede estar bien para niños de seis años, porque ellos tienen unos padres que se ocupan de la realidad y les protegen del lobo. Vivir en un cuento de hadas siendo adultos es lo mejor que le puede pasar al lobo. Nada más fácil que devorar a las abuelitas cuando éstas creen que los lobos no existen.

lunes, 16 de marzo de 2009

El timo de la delincuencia sin fronteras

El Delegado del Gobierno en Aragón ha presentado su informe sobre la delincuencia en 2008. Al hacerlo ha insistido repetidamente sobre la falsedad de la percepción ciudadana de que muchos delitos como robos y atracos son protagonizados por personas procedentes de otros países.
Para demostrar su afirmación dijo: “los inmigrantes no son los que más delinquen, como demuestra el hecho de que el 62% de los presos en las cárceles son esapañoles”.
¡Y se quedó tan ancho!
Es ya habitual el recurso de los gobernantes a tomarnos a todos por lelos. Nos cuentan toda clase de embustes, nos presentan datos maquillados, nos hacen falsos silogismos… En una palabra se han convertido en los grandes expertos del timo. El gran timo español del siglo XXI ya no es el de la estampita, sino el del político. Y como en todo timo, se necesita un timador “listo” y un incauto que hace de víctima.
En este caso el timo es bastante burdo. Consiste en la muy habitual manipulación engañosa de los datos estadísticos. Porque da la casualidad de que si el 63% de los presos son españoles, eso significa que el 37% son extranjeros. Y por otra parte, resulta que como la población extranjera en España es de alrededor del 11%, si la tasa de delitos de los inmigrantes fuera la misma que la de los españoles… en las cárceles debería haber un 11% de inmigrantes ¡y no un 37%. En consecuencia, con los datos del señor Delegado del Gobierno, queda evidenciado que la proporción de inmigrantes que comete delitos es tres veces mayor que la de los españoles.
Por supuesto, eso no significa que “los inmigrantes” cometan más delitos. Los inmigrantes que no cometen delitos son tan honrados como los españoles que no cometen delitos. No es mi intención criminalizar a los inmigrantes, la inmensa mayoría de los cuales viven y trabajan entre nosotros dentro de la ley.
Pero podemos sacar dos conclusiones demostradas:
a) En proporción a la población, el número de delincuentes inmigrantes triplica al de españoles.
b) El Delegado del Gobierno en Aragón nos quiere timar.
Muchos timos están contemplados en el Código Penal. Lamentablemente… esta clase de timos, no.

sábado, 14 de marzo de 2009

Un tranvía llamado despilfarro

Hace unos cuatro años el PSOE de Zaragoza empezó a hablar de construir un “metro ligero”, como alternativa al metro. O sea: un metro de superficie, y con muchos menos vagones. O lo que es lo mismo: un tranvía.
Ahora están a punto de comenzar las obras. Durante meses estarán cortadas varias avenidas y calles, como Gran Vía o Fernando el Católico. Cientos de comerciantes verán cómo las obras aumentan los efectos de la crisis; miles de ciudadanos tendrán dificultades para circular en coche o a pie, y varias líneas de autobuses tendrán que realizar importantes desvíos. Al final, tendremos una flamante línea de tranvía, que nos habrá costado sólo unos cuantos cientos de millones de euros. Algo muy apropiado ahora que estamos en crisis general, y que además el Ayuntamiento de Zaragoza está fuertemente endeudado.
Hace 29 años se cerró la última línea de tranvía. Se levantaros kilómetros de vías, y se produjeron las mismas molestias, pero en una ciudad con mucho menos tráfico. ¿Por qué se eliminó el tranvía? Dijeron que era ruidoso, estorbaba al tráfico de vehiculos, y era poco flexible.
Ahora va a volver con todos sus inconvenientes –salvo, quizá, el ruido-. Bastará un accidente de tráfico, una avería, un reventón de cañerías, una manifestación, para que el tranvía quede inmovilizado. En casos así los autobuses pueden tomar otro camino. El tranvía no.
Observo que se están produciendo un gran número de llamadas a la radio de personas en contra de ese dispendio insensato. Escucho una tras otra, en la cadena SER, las llamadas de oyentes indignados por la ocurrencia de gastar semejante dinero para un capricho que nadie ve necesario. Llueven las críticas al alcalde.
Pero… el PSOE llevaba en su programa el proyecto del tranvía. No han engañado a nadie. Es más: cuando lo propusieron mucha gente parecía encantada con la idea. Probablemente porque no se pararon a pensar en los inconvenientes –de las obras y del propio tranvía-, y menos aún en el coste económico.Un buen ejemplo de la falta de coherencia de muchos votantes: votan a un partido que dice que va a construir un tranvía, y después ponen a caer de un burro al mismo partido cuando va a empezar las obras.
¿De quién es la culpa? ¿de los políticos insensatos? ¿o de los votantes insensatos?

viernes, 13 de marzo de 2009

Hablando, hablando

El gobierno de Aragón ya ha redactado un par de borradores de una futura “ley de lenguas”. Siguiendo el ejemplo de Cataluña, y presionados por la Chunta, el PSOE de Aragón se dispone a legislar sobre el asunto. En la futura ley se parcelará el territorio para señalar las zonas en las que, además del español, se reconocerá, potenciará, enseñara, y quizá se impondrá otra lengua “propia”.
Será un primer paso. Después vendrán otros: la exigencia de su conocimiento para acceder a la función pública; la necesidad de publicar los documentos oficiales debidamente traducidos a las lenguas; la obligación de rotular establecimientos; la emisión de programas en lenguas “propias” en la televisión y radio aragonesas, etc. Y finalmente, miles de chavales llegarán a la adolescencia sin dominar correctamente el español. ¡Gran favor que les haremos!
Con gran ahínco, nuestros políticos se aplican a caer en los mismos errores que han cometido en comunidades próximas. Muy poco a poco, irán convirtiendo algo tan normal como que mucha gente de Maella hable en catalán, en una cuestión patriótica. Tiempo al tiempo: al final nos dirán que la supervivencia de Aragón dependerá de que todos nos comuniquemos en fabla o en catalán.
¿Alguien cree que a los políticos se les elige y se les paga para que solucionen problemas de la sociedad?. Gran error. Su mayor habilidad acreditada consiste en crear problemas donde no existen.

jueves, 12 de marzo de 2009

Hazte la cena, Manolo

Existe un feminismo histórico, que ha luchado para conseguir que las mujeres tuvieran en la sociedad el mismo papel que los hombres. Ese feminismo merece todo mi respeto y admiración.
Y existe un feminismo histérico que se dedica a reclamar privilegios, leyes sexistas, y compensaciones diversas por las supuestas vejaciones que sufrieron sus abuelas. Todo ello en 2009, año en el que, en España, hombres y mujeres disfrutan de exactamente los mismos derechos en la sociedad.
Las manifestaciones callejeras son un recurso que tienen los ciudadanos anónimos en los países libres para protestar o reclamar a entidades y organismos impersonales. Se trata de un medio válido para hacer saber a esos entes lo que no pueden comunicarles personalmente. Los destinatarios de las manifestaciones pueden ser gobiernos, iglesias, organismos internacionales, o incluso grandes empresas. Se trata siempre de asuntos públicos.
En la manifestación feminista del pasado 8 de marzo el eslogan más coreado fue el que decía: “Manolo, Manolito, haz la cena tú solito”. Una frase divertida, pero de dudosa utilidad como objetivo de una manifestación.
Porque esa reclamación no va dirigida a ningún ente de los mencionados. No existe la Confederación Nacional de Maridos, ni nada similar. La cuestión de quién hace la cena en cada casa es algo de índole privada, que tienen que decidir los habitantes de esa casa. Y si la señora Matilde quiere que su marido, Manolo, haga la cena, lo que debería hacer es decírselo a él, y no salir a gritarlo a la calle. Porque por mucho que se desgañite, nadie –excepto Manolo y Matilde- pueden decidir quién hace la cena en su casa.
Manifestarse para pedir la igualdad de derechos de las mujeres iraníes tiene bastante sentido (aunque es muy dudoso que tenga la menor repercusión en Irán). Pero salir a gritarle a Manolo que haga la cena es más bien ridículo. Entre las muchas confusiones e incoherencias que manchan el feminismo histérico está esta de confundir interesadamente lo que son las esferas de lo público y de lo privado.

miércoles, 11 de marzo de 2009

Experiencia

“Experiencia es lo que obtienes cuando no obtienes lo que quieres”.
Esta afirmación me ha recordado aquella otra que dice: “Aprendemos a base de golpes”.
Es la dicotomía del éxito y el fracaso. Todos buscamos el éxito, o al menos nadie busca el fracaso. Por otra parte, resulta que la experiencia ayuda a conseguir el éxito; y que los fracasos ayudan a conseguir la experiencia. Entonces ¿habrá que considerar que el fracaso es una buena cosa? Todo un galimatías.
O algo muy simple. La naturaleza funciona en base al método de “prueba y error”. Todos los seres vivos practican esa forma de evolución. Cuando realizan cualquier acción por primera vez, puede ocurrir que tengan éxito en su meta o que no. En el primer caso aprenden algo que les será útil. En el segundo aprenden algo que no tienen que hacer. El único problema en la naturaleza consiste en que a menudo el fracaso les puede costar la vida. Por lo demás, el método funciona a la perfección. La ciencia también se sirve de él. En los laboratorios se realizan miles de experimentos hasta que uno de ellos da lugar al éxito que se buscaba.
En la sociedad actual ¿dejamos los padres que nuestros hijos apliquen ese método?
Con mucha frecuencia, no. Los padres ya tienen una experiencia de la que sus hijos carecen. Y movidos por el deseo de que sean lo más felices posible, tienden a anticiparse a ellos y les dan las soluciones sin que tengan que descubrirlas por sí mismos.
El resultado son unos adolescentes que han conseguido muchas cosas que desean, pero que apenas han podido adquirir experiencia. Pero ¿para qué quieren experiencia si ya tienen lo que necesitan? ¿Merece la pena que sufran fracasos? ¿De qué sirve la experiencia si no tienen lo que quieren? ¿Es inevitable el fracaso para obtener experiencia? ¿Acaso la experiencia ayuda a ser feliz?

martes, 10 de marzo de 2009

Otro País Vasco

Hace unos días asistí a la proyección del documental de Iñaki Arteta “El infierno vasco”. Docenas de vascos que han tenido que abandonar su tierra por la presión nacionalista relatan su peripecia. El espectador llega a dos conclusiones: a) la falta de libertad y de normalidad democrática en el País Vasco supone quizá la mayor vergüenza nacional; b) en torno a 200.000 vascos han emigrado a otros lugares de España. La consecuencia para ellos es que viven más tranquilos, pero que añoran el paisaje en el que crecieron. La consecuencia para el País Vasco es que hay 200.000 personas que hubieran debido votar allí, pero que no pueden hacerlo.
Me pregunté ¿qué pasaría si esos 200.000 vascos hubieran podido votar en estas elecciones?
Así que he repartido esos 200.000 emigrados sumándolos proporcionalmente a la población de las tres provincias. Como ninguno de ellos iba a votar a partidos nacionalistas, he distribuido su voto en un 45% para el PSOE, otro 45% para el PP, y un 10% para UPyD. Por supuesto, la distribución podría ser diferente, pero no mucho. Después, aplicando la ley D’Hont, han quedado unos resultados apreciablemente distintos de los reales.
Pero por primera vaz, en estas elecciones no ha podido concurrir ningún partido de la órbita de Batasuna. Algunos de sus votantes habrán optado por el PNV u otro partido nacionalista, pero la mayoría han depositado un voto nulo. Así que he hecho un segundo cálculo, que nos da el resultado que se habría obtenido si no hubieran tenido que exiliarse 200.000 personas, y si Batasuna hubiera podido presentarse.
Estos son los escaños que habría obtenido cada partido, según el caso:

Escaños reales Con los exiliados Con exiliados y Batasuna
PNV 30 - 26 - 23
PSOE 25 - 27 - 26
PP 13 - 16 - 15
ARALAR 4 - 4 - 4
UPyD 1 - 1 - 1
EBB 1 - 1 - 1
EA 1 - 0 - 0
BATASUNA 0 - 0 - 5

Los resultados reales han sido de 39 diputados constitucionalistas y 36 nacionalistas.
Si hubieran podido votar los exiliados el resultado habría sido de 45 constitucionalistas y 30 nacionalistas. Una contundente mayoría no nacionalista.
Y con la participación de Batasuna habría seguido habiendo mayoría constitucionalista por 42 contra 33. Incluso con ellos, la mayoría constitucionalista habría sido amplia.
Dos fenómenos atípicos, como el exilio forzado de muchos ciudadanos, y la exclusión de una determinada ideología de la concurrencia electoral han dado lugar a un mapa electoral adulterado.
¿Podrán volver algún día los exiliados a su tierra? ¿Alguna vez podrán presentarse a las elecciones todas las opciones políticas?

lunes, 9 de marzo de 2009

Las mujeres y el feminismo

Algunas corrientes ideológicas y movimientos sociales se atribuyen la exclusividad de la representación de determinados grupos. Los nacionalistas se consideran los únicos con legitimidad para hablar en nombre de los vascos, o los catalanes, o lo que sea. Los comunistas están convencidos de que sólo ellos defienden los intereses de todos los trabajadores. Y los feministas se arrogan la representación genuina de todas las mujeres.
Pues bien, antes de entrar en otras consideraciones sobre la posición de las mujeres en la sociedad, o de la relación entre hombres y mujeres, tanto en el plano general como en el individual de una pareja, me parece que tiene que quedar muy claro que una cosa son las mujeres y otra muy diferente el feminismo. Que el feminismo no representa –ni de lejos- las ideas generales de las mujeres; y que por mucho bombo y platillo que consigan en los medios de comunicación no suponen sino una visión más de estas cuestiones. Una visión respetable, pero que de ninguna manera sienta cátedra, y que además –desde mi punto de vista- tiende a distorsionar la realidad, a enarbolar un victimismo vergonzante, y a aprovecharse descaradamente de unos privilegios frecuentemente injustificados.
Creo que el machismo es una forma de pensar profundamente equivocada, y que repercute en un una larga serie de prejuicios y actitudes que resultan perjudiciales para muchas mujeres. Me parece importante dar pasos sin tregua hacia una desaparición completa de todas las conductas machistas, que aún permanecen en la sociedad. El machismo no es sino una mancha en la sociedad.
Pero cuando hay una mancha en una camisa, lo razonable es lavar bien la prenda hasta que todo resto queda disuelto y la camisa vuelve a tener un aspecto limpio y presentable. Sólo a un insensato se le ocurriría tapar la mancha original con otra más grande. Desde luego, la primera ya no sería visible, pero la camisa continuaría sin estar a punto.
Y el feminismo –especialmente el feminismo radical- no es sino una grosera mancha, con el que muchos pretenden disimular la mancha anterior del machismo. Gran error, ya que así sólo se consigue tener una camisa asquerosa, que presenta dos importantes manchas: la del feminismo que aparece triunfante, pero también la del machismo, que continúa presente, aunque oculta bajo la nueva.Creo que el asunto es importante, así que iré poniendo algún que otro comentario sobre la cuestión de hombres y mujeres. Y como lo único verdaderamente relevante que diferencia a unos de otras es su sexo, colocaré estos comentarios bajo el apartado “Sexos”. Ni “Mujer”, ni “Hombre”, ni “Género”. Creo que hay mucho que debatir sobre hombres y mujeres. Sobre todo si somos capaces de prescindir del fanatismo feminista. A ellos sólo les interesa dibujar un panorama de frentes: hombres enfrentados contra mujeres. A mí me parece que deberíamos ir por otro camino para construir una sociedad en que ser mujer o ser hombre deje de ser un inconveniente o un privilegio.

sábado, 7 de marzo de 2009

¿Mujer?

Un blog es un buen invento para los que nos gusta compartir reflexiones. ¡Hay tantos asuntos interesantes sobre los que profundizar! ¡Son tantas las preguntas sin respuesta clara! La infinita complejidad de la mente humana lo hace más difícil, pero también más apasionante. Hay miles de variables, y de matices dentro de cada variable. Un puzzle interminable, en el que siempre nos falta alguna pieza, aunque sepamos que la pieza está en algún sitio.
Hay días en los que alguna cuestión de la actualidad provoca un destello, y surge el comentario casi automáticamente. Otras veces la actualidad me parece monótona, repetitiva y tediosa. Entonces hay que pararse a escoger un tema. Repaso el índice: comportamiento, comunicación, educación, inmigración, política, cosas. Pero hay mucho más. ¿Por qué no ciencia, tecnología, deportes, literatura, arte, cine, viajes, historia, economía, astronomía, energía, biología, medicina…?
Examino las listas de intereses que se ofrecen en periódicos digitales o listas de suscripción. Están todos los anteriores, y además “juegos”, “informática”, “relaciones”, y más. Me animo: tengo que encontrar algo para escribir hoy.
Observo que existe un epígrafe que se repite a menudo: “Mujer”. El asunto da para mucho, pero me resisto a entrar en él porque me parece que lo coherente sería que existiera otro apartado “Hombre”. Pero ¿acaso “Hombre” no se refiere a la especie humana de los dos sexos? ¿Crear un tema “Mujer” no sería sino contribuir a una guerra de sexos que no comparto?
Me cuesta decidirme… Pero la realidad es que hombres y mujeres son iguales y diferentes, y que la cuestión suscita debates sin fin en todas partes. ¡Está bien! ¡Voy a abordar el tema! Pero para no traicionar mis convicciones, no se llamará “Mujer”. Lo voy a llamar...
Pero tendrá que ser otro día. Hoy ya me ha salido un comentario demasiado largo.

viernes, 6 de marzo de 2009

Presuntos culpables

La culpa es una especie de nubarrón oscuro que planea sobre la existencia de mucha gente ensombreciendo sus vidas.
Unos llevan esa sombra directamente sobre sus cabezas, y tienden a sentirse culpables de todo lo malo que ocurre a su alrededor. Asumen que ellos habrán tenido algo que ver en cualquier desgracia que les suceda a su familia, a sus amigos, a sus amigos o a sus vecinos. Culpables por acción o culpables por omisión, se atormentan por el hambre que padecen muchas personas en África, o por haber comprado una camiseta confeccionada por menores chinos. Están completamente incapacitados para ser felices, y su reacción ante esa culpa imaginaria suele estar más orientada hacia el lamento y la autoflagelación que hacia la búsqueda de soluciones efectivas.
Otros, en cambio, hacen todo lo contrario, y reparten la culpa de todo lo malo que les ocurre a ellos recaiga siempre sobre los demás. Desde el estudiante que suspende porque el profesor le tiene manía, hasta el trabajador que no prospera en su trabajo porque los compañeros conspiran contra él, pasando por el borracho que tropieza por culpa del pavimento. Éstos pueden ser más felices, ya que no reconocen sus propios fallos, pero jamás serán capaces de aprender, y repetirán una y mil veces sus errores.
La combinación más penosa es la que se da en aquellos que reúnen en sí las dos tendencias: asumen la culpa de todo lo que les es ajeno, y sobre lo que no pueden influir, y echan a otros la culpa de todo lo que les es propio, y que sólo ellos podrían cambiar. Es la combinación ideal para convertirse en una persona infeliz y angustiada por las inexistentes culpas propias, y al mismo tiempo amargada y resentida por las imaginarias culpas ajenas.
Quizá las mejores armas para combatir esos molestos nubarrones sean la modestia y la valentía. Modestia para reconocer que uno no puede controlarlo todo, y valentía para admitir la responsabilidad en su propia vida.

jueves, 5 de marzo de 2009

El nacionalismo como religión

Tras las elecciones vascas se abre la posibilidad de formar un gobierno sin los nacionalistas. El PNV se ha apresurado a avisar –o a amenazar- de que un gobierno así sería anti-natura, y el candidato del PSOE ha replicado que el PNV “no es el régimen ni la religión de Euskadi”.
Sin embargo, el PNV –como todos los nacionalismos- sí que es una religión, o al menos posee los principales componentes de una religión. En el caso del PNV su Dios es Euskalerría –un ente ficticio que ni existe ni ha existido nunca-. Su profeta es Sabino Arana –un iluminado intolerante que se inventó un pueblo “elegido”-. Su clero es la burocracia del partido, cuya principal misión es catequizar a los vascos desde las consejerías y la televisión autonómica.
La religión nacionalista dispone también de sus demonios –en este caso España- contra los que hay que estar siempre prevenidos. Pone el acento en el pasado –en míticas leyendas ancestrales-, exalta el primitivismo de la raza, figuras como el gudari –algo así como un samurai, pero sin el sentido del honor que lleva a estos a hacerse el hara-kiri-. No tienen votantes, sino adeptos. Viven tan desfasados del mundo moderno que hasta la palabra “patriota”, tan devaluada hoy en día en el mundo, mantiene para ellos el mismo valor sagrado que tuvo durante el franquismo: todo lo abertzale es sublime.
El nacionalismo es una religión. Y tendríamos que acostumbrarnos a reconocerlo así. Sólo de esta forma podremos entender que funciona en base a principios emocionales y atávicos; que se sitúa en una dimensión alejada de la realidad y de la racionalidad; y que es una cuestión de fe. Y como todo el mundo sabe, la fe supone un infranqueable muro para el debate sosegado y el diálogo sereno.Si el PNV se ve obligado a abandonar el poder en el País Vasco, tendremos que hacernos a la idea de que puede refugiarse en las catacumbas. Va a ser necesario que los constitucionalistas hagan gala de gran altura de miras y de un fuerte sentido de Estado para afrontar la próxima etapa. Si así lo hacen, esta puede ser la oportunidad de que el País Vasco entre por fin a formar parte de la normalidad democrática, tras treinta años de anómla excepcionalidad en Europa.

miércoles, 4 de marzo de 2009

El susto de marzo

Estaba yo tan contento porque por fin ha entrado el mes de marzo. Y no por la proximidad de la primavera, ni porque estuviera ansiando ir a llenarme de ruido en la cincomarzada. La razón era la promesa que hizo Zapatero hace un par de meses de que el escalofriante drama del desempleo iba para corto, y que a partir de este mes empezaríamos a notar la recuperación.
Ya sé que las previsiones de la OCDE decían algo muy diferente, al igual que el servicio de estudios del Banco de España, y el gabinete económico del BBVA. Pero ya se sabe que todos estos son unos agoreros, unos cenizos profesionales que disfrutan fastidiando el final del invierno al personal.
Yo prefiero escuchar al presidente del gobierno, que para eso es un hombre muy importante, muy simpático, y muy listo. Y si él aseguró con vehemencia que el paro empezaría a mejorar en marzo, es que iba a mejorar en marzo.
Por eso me he sobresaltado cuando hoy he escuchado la noticia de que durante el mes de febrero ha habido 154.058 personas más que se han ido a rellenar su ficha al INEM. ¡Imposible! Algo debía estar mal. Quizá un error del locutor de la radio, quizá quiso decir 15.405, o incluso 1.540. Después de todo, es muy fácil equivocarse al leer una noticia.
Después lo he visto en otros medios. Era verdad. 154.058, ni uno más, ni uno menos. Me he quedado de piedra, casi sin respiración. Me parecía inconcebible que el presidente se hubirera equivocado tanto, y ni por un momento me podía pasar por la mente que hubiera mentido deliberadamente. Eso no es propio de un hombre tan sensato, prudente, y serio.Por fin, tras pasar unos minutos bastante malos, he encontrado dónde estaba el fallo: los datos eran del mes de febrero, aunque se hayan publicado en marzo. ¡Qué alivio! Ya sabía yo que el presidente era de fiar. Ahora ya puedo estar tranquilo de nuevo. Con toda seguridad, cuando conozcamos los datos de marzo comprobaremos que Zapatero había dicho la verdad, como siempre: por fin se producirá un notable descenso en el desempleo.

martes, 3 de marzo de 2009

Credulidad contra credibilidad

La credibilidad es una cualidad que unas personas tienen y otras no. No se nace con ella, sino que se va adquiriendo o no en la medida en que uno se lo gana. Conductas como que lo que uno hace se corresponda con lo que dice; cumplir las promesas; respetar los compromisos; asumir las responsabilidades; reconocer los errores; o ajustarse a la verdad contribuyen a crear un halo de credibilidad.
Pero aunque depende de los méritos propios, la credibilidad sólo existe cuando otros la otorgan. No tiene sentido la credibilidad hacia sí mismo. El hombre más íntegro, veraz y responsable no tendría credibilidad alguna si viviera en una isla desierta. Por eso, junto a los requisitos del sujeto también hay otros requisitos para los que conceden o no la credibilidad.
La credulidad es otra cualidad, que consiste en la facilidad para creer casi cualquier cosa, por absurda, inverosímil o fantástica que sea. Y actúa respecto a la credibilidad como un ácido que disuelve por completo las virtudes de ésta. Todo el largo proceso que conduce a la obtención de credibilidad resulta completamente superfluo cuando los que tienen que otorgar esa credibilidad son fundamentalmente crédulos.
España está dejando de ser creyente, pero todo indica que se está volviendo peligrosamente crédula. Basta comprobar la facilidad con que se aceptan todo tipo de noticias descabelladas que circulan a miles por internet. Lo mismo ocurre respecto a rumores, infundios, y afirmaciones gratuitas. Hemos pasado de creer sólo en Dios a creer cualquier cosa.
Ese clima general es el principal responsable del hundimiento de la credibilidad de gran parte de los políticos. Cuando no es necesario acreditar la fiabilidad la tentación de deslizarse por la mentira, la falacia, el sofisma, la trampa es demasiado fuerte. ¿Podemos culpar a los políticos por su creciente falta de credibilidad? ¿O más bien deberíamos culparnos a nosotros mismos por aceptar sin análisis alguno todo lo que nos cuentan y todo lo que nos prometen?

lunes, 2 de marzo de 2009

Brindis por la esperanza

Por segunda vez en 30 años, el resultado de las elecciones vascas permite el establecimiento de un gobierno no nacinalista. En la anterior ocasión el PSOE, a pesar de haber tenido más votos, cedió la presidencia del gobierno al PNV, formando un gobierno de coalición de ambos partidos.
Ahora se abre el periodo de cálculos y negociaciones entre los partidos, y varias alternativas son posibles. Una de ella es la de un gobierno del PSOE con el apoyo o la abstención del PP y de UPyD. Si eso se produce, supondría la salida del gobierno del País Vasco de los nacionalistas.
30 años de nacionalismo has supuesto 30 años de educación de niños y jóvenes en las doctrinas victimistas y en el rechazo hacia España. También han sido tres décadas de ambigüedad respecto al terrorismo: junto a una inequívoca condena verbal se ha mantenido una actitud de relativa comprensión hacia los asesinos, y una tibia actuación de la policía autónoma dependiente de los gobiernos nacionalistas.
Felicito a Patxi López por el resultado obtenido. Y le propongo un brindis por la esperanza. Por la posibilidad –por fin- de que la normalidad entre en el País Vasco, 30 años después de haber entrado en el resto de España. Por la ilusión de una democracia sin vigilantes armados con bombas y pistolas. Por la expectativa de una sociedad en la que no haya que bajar la voz para hablar de política.
La alternancia en el poder es una cuestión de higiene democrática. En el caso del País Vasco, además de eso, es una cuestión de homologación con los países democráticos de Europa. O lo que es lo mismo: de homologación con la España democrática, de la que el País Vasco ha venido siendo una dolorosa excepción.Ahora sólo falta que el PSE tenga el valor de dar el paso adelante. Sería hermoso ver un País Vasco en el que no haya un gobierno que otorgue los certificados de “buen vasco”.