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jueves, 8 de enero de 2015

Molestar a la UVA


El atentado de ayer contra la revista satírica Charlie Hebdo es otra patada en las gónadas de la libertad. Hay una parte no desdeñable de la humanidad que está empeñada en decapitar la libertad, y sin libertad no hay democracia. A los fanáticos de la UVA (Única Verdad Absoluta) no les gustan ni la democracia ni la libertad, y les trae sin cuidado lo que podamos pensar los demás al respecto. La UVA es su única regla, su brújula, su carril. Lo demás no existe, y si existe, hay que destruirlo.

Por desgracia para los que amamos la libertad, muchos de los nuestros son de la opinión de que no hay que molestar a los fanáticos de la UVA, para no incitarles a mostrar su locura de manera violenta,   causando el sufrimiento o la muerte de inocentes. Pero están equivocados. En los años 30, las potencias democráticas cerraron los ojos ante la anexión del territorio de los Sudetes para no molestar a Hítler, y hubo que sacrificar a millones de personas en una guerra para recuperar la libertad. En 1978 los partidos democráticos redactaron una constitución para no molestar a los nacionalistas, y ahora los nacionalistas están a punto de romper la unidad de España. Son acontecimientos que no tienen nada que ver entre sí, excepto que confirman que a veces lo acertado es molestar.

Cuando se produjeron los trágicos atentados del 11 de marzo en Madrid, una buena parte de la sociedad culpó al gobierno por haber alentado la invasión de Irak. Cuando se produjeron airadas protestas por la publicación de viñetas de Mahoma por un diario danés, los mismos volvieron a decir que la culpa era del diario por molestar a los islamistas.

Pero no es así. A los fanáticos enloquecidos, tanto si son religiosos, como nacionalistas, de extrema derecha o de extrema izquierda hay que molestarlos permanentemente. Hay que hacer que se sientan incómodos. Hay que presentar batalla contra ellos, y demostrarles que a nosotros sí nos importan la libertad y la democracia. Ellos interpretan nuestra comprensión como debilidad, nuestra prudencia como cobardía. Y la UVA les da alas para adueñarse de cada centímetro que nosotros retrocedemos. Tenemos que mostrarnos tan firmes y tan decididos como ellos. Con la única diferencia de que nosotros nos servimos de la ley y no de la barbarie. Pero tenemos que aplicar la ley sin titubeos. O promulgar las leyes que sea necesario, con la legitimidad que nos da esa libertad y esa democracia que ellos desprecian.



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