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martes, 16 de abril de 2013

El mito de la república

Se acaban de cumplir 82 años de la proclamación de la II República, tras conocerse los resultados parciales de unas elecciones municipales. El debate monarquía o república está plenamente vigente, ya las noticias relativas a miembros de la familia real que vamos conociendo no hacen sino crispar la cuestión. Como ocurre con todo, tanto una monarquía como una república tienen ventajas e inconvenientes. En mi opinión, el componente hereditario de la monarquía chirría mucho en un ámbito geográfico en el que se han consolidado los principios políticos emanados de la Revolución Francesa. A favor, la monarquía presenta la ventaja de la estabilidad, lo que facilita la función simbólico-representativa, y quizá que el heredero recibe una formación adecuada para el cargo que tendrá que desempeñar. Por lo demás, que el sistema de gobierno sea una monarquía o una república no supone ninguna garantía de nada. Varios de los países más democráticos, civilizados y desarrollados del mundo son monarquías, como es el caso de Gran Bretaña, Holanda, Suecia, Noruega o Japón. Y son repúblicas otros países igualmente democráticos, civilizados y desarrollados, como EE.UU. Francia o Alemania. En el otro extremo, Marruecos, Arabia Saudí o Abu Dabi son monarquías, y Corea del Norte, Somalia y Nicaragua son repúblicas. Ninguno de estos países destaca por sus virtudes democráticas, por el respeto a los derechos humanos o por el nivel de desarrollo. Con todo, lo que más me llama la atención es que en España, cuando la gente pide la implantación de la III República, no suele estar penando en EE.UU, en Francia o en Alemania, sino que lo que visualiza es la reencarnación de la II República, aquella que tantas ilusiones despertó, que tantas decepciones produjo, y que terminó ahogada en un baño de sangre. Es el mito de la II República: de izquierdas, proletaria, y anticlerical. Esas características tuvieron mucho peso en su colapso final, porque en ese diseño no tenía cabida la mitad de los españoles. Una república en la que todo el mundo sería honrado, no habría injusticias, ni corrupción, ni pobreza, ni cárceles. Un mito, porque con monarquía o con república, los españoles somos como somos. Es posible que España se transforme algún día en una república, pero tendría que ser otra república, que en nada se pareciera a la de 1931. Una república democrática, en la que fuera tan legítimo y decente ser de derechas como de izquierdas; católico, musulmán o ateo; hombre o mujer; trabajador o empresario; rico o pobre. Los que sueñan con resucitar la II República o no saben de lo que hablan, o no son demócratas, o no viven en el siglo XXI.

2 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo. Todo tiene sus pros, y sus contras. Ni la monarquia ni la republica son garantias de nada. Y tampoco creo que una republica saliera mas barata que una monarquia. Por otra parte, yo no soy partidaria de hacer cambios ahora con la que esta cayendo. Quizas habra que plantearse la cuestion, con la cabeza un poco mas fria, y sin la nostalgia de otros tiempos, o los errores de hoy.

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  2. Hoy en un periodico suizo (24heures) hablan de lo que cuesta la monarquia por ciudadano. En España nos sale a cada uno por 20centimos de euro...es una de las mas baratas. He buscado en internet el articulo, pero no lo he encontrado, pero he caido sobre este que me parece interesante...esta en frances. La republica francesa, sale por 130 millones de euros...
    http://www.contrepoints.org/2012/02/14/69073-lelysee-coute-130-millions-sar-elisabeth-ii-46

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