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miércoles, 13 de julio de 2011

Robin Hood en Lavapiés

El pasado día 5, una multitud salió a la calle en el barrio de Lavapiés, de Madrid, gritando airadamente. ¿Pedían trabajo? No. ¿Protestaban contra la crisis? Tampoco. ¿Contra las listas de espera en Sanidad? Pues no. Salieron para echar a la policía de “su” barrio.

Al parecer la policía había retenido a un inmigrante que se había colado en el Metro. Alguien lanzó en Twitter el mensaje de que se estaba realizando una redada racista, y la multitud se fue acumulando en la calle, la policía pidió refuerzos, pero ante las imprecaciones se fueron retirando y se marcharon del barrio, ante el entusiasmo de la gente.

Una semana después se ha vuelto a repetir el suceso. Esta vez la policía iba a detener a un individuo sospechoso de traficar con drogas, y nuevamente los vecinos volvieron a impedirlo, y los policías volvieron a retirarse con la porra entre las piernas.

El suceso ha quedado casi como una nota pintoresca. Incluso muchos estarán orgullosos del protagonismo directo “del pueblo”. En cambio, a mí me parece que se trata de hechos muy preocupantes. Un Estado de Derecho se fundamenta en la legitimidad democrática y en el imperio de la ley. El Estado ostenta el monopolio del uso de la violencia, que sólo ejerce para garantizar el cumplimiento de las leyes. Si abandona esa función entregando el poder a cualquier grupo desorganizado y vociferante, habremos dado un impresionante paso atrás, desde el Estado de Derecho hacia los tiempos de Robin Hood. Se puede prever que los hechos se repetirán en más barrios y en más ciudades, en la medida que se va comprobando que la policía tiene órdenes de replegarse ante la presión popular. Mal asunto.

La epopeya de Robin Hood resulta muy bonita en un libro. Pero no conviene olvidar que en aquél tiempo la gente vivía infinitamente peor, y ni siquiera hubiera soñado con disfrutar de los derechos y libertades que tenemos hoy.

1 comentario:

  1. Pues si que es preocupante. Las nuevas tecnologias van "a la velocidad de la luz", y da la impresion de que muchos se toman por salvadores de cualquier cosa, sin pensar mas.
    Si no somos capaces de respetar ni las instituciones, ni las leyes que nosotros mismos nos hemos dado, no se donde vamos! Se nos olvida que en un Estado de Derecho....las leyes son las que son, porque asi lo HEMOS QUERIDO.

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