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miércoles, 9 de marzo de 2016

El día de la polla

Una de las formas de disolver la capacidad crítica individual –y por ende la libertad- consiste en sumergir a las personas en una categoría cerrada. “El pueblo de Dios”, “la raza blanca”, “el proletariado”, y “el pueblo alemán” son algunos ejemplos históricos de esta manipulación. En todos los casos se observan tres pasos en la construcción del mito: primero se inventa la categoría, después se establecen las características comunes a todos sus miembros -siempre nobles y superiores-, y por último se designa un enemigo común. En los movimientos religiosos el enemigo son los infieles. En el pensamiento racista son los negros. Para la doctrina leninista, los capitalistas. Para la ideología nazi, los judíos.

Ayer asistimos en España al climax de una de estas categorizaciones faleaes: el día de “la mujer”. Nótese que no hablan de las mujeres, sino de “la mujer”. Es el segundo paso, el destinado a hacer creer que todas las mujeres piensan igual, sienten lo mismo, tienen las mismas necesidades, y tienen –no falta el tercer paso- un enemigo común: los hombres. Tomen nota del matiz: “la mujer”, en singular, enfrentada a “los hombres”, en plural.

Todas la especies presentan diferencias según su sexo. Además de los órganos genitales, existen diferencias en cuanto a tamaño, o apariencia externa. También existen diferencias de comportamiento relacionadas con la reproducción y con el cuidado y la protección de las crías. Por lo demás, un conejo es idéntIco a una coneja, un burro a una burra, un pato a una pata, y un pollo a una polla.

La fiesta feminista de ayer se fundamenta entre otras cosas en una deliberada tergiversación estadística. Se afirma que “las mujeres cobran por su trabajo un 25% menos que los hombres”, y sobre esa base se construye una interminable cadena de agravios. El truco es simple, pero eficaz. Se toma el total de sueldos percibidos por todos los hombres y todas las mujeres, se divide entre el número de hombres y mujeres, y el resultado es una cantidad inferior. Pero no se tiene en cuenta el número de horas trabajadas, el tipo de trabajo, ni ningún otro factor de los que influyen en el salario.

España se escandaliza porque todos los medios de comunicación repiten como loritos que “una mujer tiene que trabajar dos meses más que un hombre para cobrar el mismo sueldo”. Y esto a pesar de que casi nadie conoce un caso concreto en que una mujer cobre menos que un hombre en la misma empresa y en el mismo puesto de trabajo, y con la misma cualificación, antigüedad, horario, disponibilidad, experiencia y responsabilidad.


Pero no hay que preocuparse. El año que viene volveremos a escuchar lo mismo. Aunque las mujeres –en plural- que trabajan dieciséis horas diarias en casa y en la oficina, y las que padecen la convivencia con un energúmeno que se cree su amo sólo obtengan el consuelo de unos semáforos transexuales y el discurso soporífero de “todos y todas”, “vascos y vascas”, “diputados y diputadas” y “pollos y pollas”.

6 comentarios:

  1. https://dsanchezfabra.wordpress.com/2016/03/09/a-proposito-del-dia-de-la-mujer-trabajadora-la-mujer-medico/

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  2. Es un Ud. un ILUSTRE IGNORANTE. De verdad qué artículo más vergonzoso y pueril. ASCO.

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  3. La constestacion dice mas de Ud, que de la persona a la que llama ignorante. Para empezar es Ud un COBARDE, y no solo por publicar como anonimo. Todo se puede defender con argumentos, los insultos son el arma de quien se quedo sin argumentos...si es que una vez los tuvo.

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    1. ¿Todo se puede defender con argumentos y sin insultar...? Pilar, tome nota de sus "argumentos" y no insulte...Ni siquiera a un anónimo. Bona nit.

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  4. ¿Evolución...? Con "feministas" como Vd. las mujeres tenemos el camino "allanado". ¡Vaya una forma más ambigüa -estoy con éllas, pero no estoy-, degradante y falsa de catalogarnos en una sociedad de hombres/hombras -más bien sombras, según su opinión-! Por favor, no nos "defienda" las hombras sabemos defendernos por nosotras mismas. Un saludo.

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  5. Muchas gracias por su amable comentario, señor Anónimo (o señor Asco, que no sé si esa palabra representa lo que siente o si es su firma).
    Tiene mucha razón en lo de "ignorante", pero se equivoca en lo de "ilustre".
    Y también puede que tenga razón en que el artículo es vergonzoso y pueril. Pero no todos sabemos exponer argumentos tan sólidos y maduros como los suyos.

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