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jueves, 20 de junio de 2013

La escayola mental

Los que seguimos la actividad política en España, vemos como en debates y comparecencias los líderes políticos se suelen amparar en su ideología para defender sus posiciones. “Esto es una cuestión de ideología”; “No podemos estar de acuerdo por ideología”; “Nuestra ideología no nos permite…”; “Tenemos una ideología deferente”.

Por otra parte, tanto los políticos como mucha gente de a pie intenta averiguar cuál es la ideología de los otros: “Ese es de derechas”; “Fulano es del PP”; “Yo siempre he sido de izquierdas”. “Mengano es nacionalista”.

En nuestra sociedad las ideas han sido suplantadas por las ideologías, dando como resultado una permanente batalla “ideológica”, en la que nadie escucha a nadie para conocer sus ideas, y todos inrentan hacer valer los dogmas de su ideología. Las ideas son individuales, libres, frescas y sujetas a la evolución. Por el contrario, las ideologías son de grupos, vienen impuestas por un catecismo doctrinario, arrastran el olor a rancio de un origen remoto, y no admiten cambios.


Las ideas son el producto de la mente. Pueden ser geniales o descabelladas; posibles o quiméricas; lógicas o absurdas; beneficiosas o dañinas. Pero del contraste de ideas surge el entendimiento, el acuerdo y la cooperación. En cambio, las ideologías funcionan como una escayola mental: no hay posibilidad de entendimiento; si se alcanzan acuerdos es sobre la base de un intercambio interesado; y la cooperación nunca es leal, sino interesada y provisional.

1 comentario:

  1. Pues estoy totalmente de acuerdo. Por eso es necesario una democracia DIRECTA. Que pueda votar "cosas concretas", unas veces estare de acuerdo con lo que piensan los que dicen tener una determinada ideologia, y otras con los de la opuesta.

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