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viernes, 8 de abril de 2011

Cordilleras y desiertos

Esperanza Aguirre ha dado a conocer un plan para crear aulas reservadas para los estudiantes de bachillerato que hayan obtenido las notas más altas durante la ESO, y que así lo deseen. Como era de esperar, la iniciativa ha movido a escándalo a la progresía oficial, mediática, y social. ¡Qué barbaridad! ¡crear guetos! ¡el programa oculto del PP! ¡quieren discriminar a los más desfavorecidos! ¡aumentarán las diferencias!

Y sin embargo a mí me parece una medida de lo más acertada, que tendría tres efectos muy beneficiosos:

1) Permitiría a los alumnos que desean trabajar y esforzarse, obtener una mejor formación sin verse frenados por tener que adaptarse al mediocre ritmo de la mayoría.

2) Estimularía a muchos, que verían que no da igual estudiar que no estudiar, lo que tendría un efecto pedagógico importante, ya que en la vida adulta tampoco es lo mismo esforzarse que tumbarse en el sofá.

3) Supondría el máximo respeto para el principio de la igualdad de oportunidades. Las nuevas aulas no serían para los más ricos o los más guapos, sino que podrían acceder a ellas ricos y pobres por igual, puesto que la inteligencia y el esfuerzo no son patrimonio de ninguno de ellos.

Lamentablemente, la progresía oficial, mediática y social continúa empeñada en hacernos a todos iguales, al precio que sea, y como no es posible hacer que todos seamos mejores, hace lo que puede para que todos seamos peores. No les gustan las cordilleras, en las que coexisten altas cumbres junto a profundos valles. Pero si les dejamos hacer van a convertir España en un magnífico desierto: un lugar muy igualado, en el que no brota nada, y donde la vida es casi imposible.

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