Cuando nació, a las 21:05 del 19 de febrero de 1987, yo estaba tomando una caña con el ginecólogo que había seguido el embarazo, en la cafetería de la clínica. Nos separaban unos pocos metros, pero yo no estaba allí.
Después ha habido infinidad de ocasiones para compensar aquella ausencia inicial.
A los siete u ocho meses manteníamos nuestras primeras conversaciones. Parloteaba sonidos sin significado alguno, mirándome mientras yo le escuchaba. Yo respondía en el mismo idioma, y entonces él callaba para escucharme. En cuanto yo terminaba, él volvía a decirme frases, y yo a responderle. Eran nuestras primeras conversaciones. El resto de la familia pensaba que estábamos locos, pero nosotros nos entendíamos.
A punto de cumplir tres años, cada noche me sentaba junto a él en su cama, y le preguntaba que qué prefería: que le contara un cuento, historias de cuando yo era pequeño, o cosas de la naturaleza. Según su elección, le contaba un cuento que inventaba sobre la marcha, le relataba alguna anécdota de mi infancia, o le explicaba lo que es el petróleo o cómo es el sistema solar.
A los seis años iba a un colegio laico, y un buen día me preguntó: “Papá, qué es eso de Dios. Unos niños estaban hablando de eso”. Le expliqueé que muchísima gente cree que hay un ser todopoderoso, que creó el mundo, y que todo lo ve y todo lo puede. También le dije que había otras personas que creían que no existía un ser así. Escuchó la respuesta, se quedó un rato pensando, y al final dijo: “Pues a mí me parece que eso es una chorrada”.
Ya han pasado veintidós años desde aquél 19 de febrero de 1987. No creo que haya aventura más apasionante que haber estado a su lado recorriendo el largo camino hasta hacerse un hombre.
Es el primer cumpleaños en que no estamos juntos. Hoy nos separan 2.021 kilómetros, pero continúa estando tan cerca como siempre. Felicidades, Miguel.
Felicidades Miguel!
ResponderEliminarPara unos existe...para otros no, para unos es una cosa,para otros otra.. para algunos Dios es AMOR Y despues de leer este relato....ese amor y esa complicidad entre padre e hijo...
(Felicidades tambien al padre)
Cuando el niño hizo esa pregunta... el padre le respondió exactamente eso en un tono lo más neutral que pudo. Y nada más. No le dijo lo que pensaba él mismo. El niño no tenía pistas, nunca había oído hablar de Dios, ni de santos, ni de oraciones. Era algo nuevo para él. Y sacó su propia conclusión.
ResponderEliminarEl amor es un sentimiento sublime. Y una bonita palabra. A mí me parece más sencillo llamarlo Llamar al amor Dios me parece una complicación innecesaria.
Gracias por la felicitación.
Yo tampoco sé si existe Dios , no pertenezco a ese grupo de ( no sé si llamarlos privilegiados) que lo tienen todo muy claro. Desde luego a mí nunca se me ha aparecido ese Dios del que me hablaron de pequeña en casa y en el colegio. Ese Dios que te ayuda, que todo lo puede, y en el que puedes confiar porque te recompensa tus buenas acciones. No sé si no lo he sabido buscar, o no le inspiro confianza.
ResponderEliminarComo supongo que le ha ocurrido a todo el mundo, hay veces en la vida de uno, que lo pasa mal, que tiene momentos amargos, que todo son obstáculos. En esos momentos, me he llevado alguna grata sorpresa porque de vez en cuando me han sorprendido gratamente, personas que han sabido estar ahí ( y de las que en principio no me esperaba grandes cosas) , que me han apoyado, pero él, o no lo he visto, o como he dicho anteriormente, no lo he sabido buscar, o simplemente, no existe. A veces he tenido envidia de las personas que tienen fe, esa fe que les ayuda en malos momentos porque saben que van a tener recompensa aquí o en esa otra vida en la que creen.
Ya sólo visito las iglesias para admirar su arquitectura, o para acompañar en las bodas o los funerales. Prometo que a veces he tratado de estar con los cinco sentidos puestos en la homilía, en el ritual, en lo que dicen, en lo que tratan de trasmitir. Confieso que lo único que consiguen casi siempre, es aburrirme en la misma forma que lo hacían cuando era pequeña y me obligaban a ir los domingos. Ni siquiera me provocan enfado, como me ocurre cuando he asistido a una charla, o a una reunión de vecinos, o de trabajo, en la que interviene alguien con el que no estoy de acuerdo. Quizá es triste lo que me pasa, pero sólo me aburre, ni siquiera me intranquiliza, ni me pone nerviosa.
Muchas felicidades a Miguel por esos 22 años, aprovecha porque el tiempo ya no vuelve. Hay gente que pretende vivir los veintidós o los quince, a los cuarenta, o a los sesenta, pero ya nada es igual, así que aprovecha para vivirlos, para querer, para aprender, para todo. Y muchas felicidades además de por el cumpleaños, por ese padre que te ha tocado en suerte. Somos muchos los que nos hemos sentido queridos por nuestros padres, a su manera, a su estilo, usando los métodos que conocen, pero no todos tienen la fortuna de que les dediquen unas líneas como estas que destilan tanta complicidad y cariño. Es muy bueno sentirse querido, pero si encima te lo dicen, es mucho mejor.
Entiendo q hayas disfrutado de ese tiempo junto a tu hijo, yo me lo he pasado bomba con los míos. Y ahora, q tampoco los tengo cerca, es cuando más próximos los siento... Yo los llevé a un cole laico y público, pero rezábamos el “Jesusito de mi vida” antes de dormir, sin excluír cuentos q les leía o me inventaba, historias de tiempo atrás o poemas de Gloria Fuertes. Yo creo en Dios y detesto las religiones, ya veis q paradoja. A lo mejor porq tengo mi propia idea de Dios y no permito q nadie me la desbarate, porq no admito intermediarios ni profetas, porq para mí Dios no es otra cosa q fuerza, energía y amor; y me importa un pito el nombre q se le dé, y me aterran las barbaridades q se han hecho y se hacen en su nombre.
ResponderEliminarCómo es q estoy perorando sobre la fe, si lo q iba a hacer es felicitar a ese hijo y ese padre? Q Dios le bendiga, de corazón, y piensa lo q quieras.
¡Què voy a pensar! Que respeto completamente tu creencia y tu idea de Dios. Yo no creo, pero mi respeto y simpatía hacia la gente no depende de sus creencias, sino de su conducta.
ResponderEliminarDe todas formas... hay muchísma gente -como Pilar o tú- que de alguna manera se crean "su propio Dios". Es decir, rechazan los dogmas y enseñanzas de todas las confesiones, y entonces se ven obligados a dar contenido a Dios a su manera. De hecho, buena parte de los que se definen como "creyentes no practicantes" siguen ese modelo.
Podría argumentar mi convicción sobre la no existencia de ningún Dios, pero creo que no merece la pena. Cada cual lo ve a su manera.
Al hilo del tema...ayer ví la película "Camino", no tenía ningunas ganas de verla pero al final me alegré de haberla visto. Consiguió sacarme de quicio! y eso ya me gusta que me pase cuando veo una película, que me mueva sentimientos de una u otra forma... por San Dustan! algunos fanáticos de la religión no entienden nada de nada! no ven! no escuchan! lo malinterpretan todo! retuercen, complican, reelaboran las cosas que pasan para corroborar su fe!...en fín, creo que la peli muestra el "lado obscuro" de la fe pero también lo sencillo que resulta ser una buena persona, con sentimientos amables y viviendo lo que toca en cada momento de la vida (todo ello encarnado en el papel de la niña, que estoy casi segura creía que el resto eran chorradas!)
ResponderEliminarYo creo en las personas; aunque pensándolo bien, no me disgustaría que en el más allá realmente hubiese algo o alguien que me permitiese seguir compartiendo, soñando, aprendiendo, sonriendo, gruñendo, precupándome...VIVIENDO de nuevo.
Bueno, ya! que no me quiero poner transcendental. Felicidades Miguel!
Gracias por las felicitaciones! Aunque parece que un cumpleaños te atribuye un mérito de dudosa autoría...pero gracias!
ResponderEliminarSobre el tema de Dios y la fe, solo decirle a Arama que una de las pocas cosas que se sobre la fe es acerca de un estudio que analizaba los distintos tipos de mejoría en pacientes con la misma dolencia y distintas creencias. Dividieron el estudio en ocho grupos de análisis, cuatro de gente con creencias religiosas y cuatro de gente no creyente:
1) Grandes devotos a los que se les decía que se iba a rezar por ellos pero no era cierto.
2) Grandes devotos a los que se les decía que se iba a rezar por ellos y SI era cierto.
3) Grandes devotos a los que no se les decía nada pero se rezaba por ellos.
4) Grandes devotos a los que no se les decía nada y tampoco se rezaba por ellos.
Los mismos cuatro grupos para la gente no creyente.
Los resultados fueron que los cuatro grupos de gente no creyente tuvieron una mejoría muy parecida, que fue muy similar a la mejoría experimentada por los grupos 3 y 4 y de la gente creyente. Donde sí hubo una diferencia destacable fue en los grupos 1 y 2 de la gente creyente, que se recuperaron notablemente peor que el resto de grupos.
En las conclusiones se buscaba como explicación que los grupos 1 y 2 delegaban la responsabilidad de mejorar a algo ajeno a ellos, la típica "lucha" de la que se habla en este tipo de enfermedades ellos no la llevaban a cabo porque ya tenían alguien (su Dios) que iba a decidir lo que debía pasar.
No he conseguido encontrarlo por internet el estudio completo y no recuerdo quién lo hizo, así que no se le puede dar más importancia y se puede tomar como una curiosidad más o menos creíble, pero a mí me llamó la atención y me pareció curioso.
Ahora que cada uno delegue las responsabilidades más importantes en quién más confíe, yo suelo hacerlo en mí mismo.