El psicólogo estadounidense Albert Ellis introdujo el concepto de “creencias irracionales”, que son una serie de postulados que condicionan los pensamientos y las conductas de la mayoría de la gente, al menos en el ámbito de Occidente. Éstas son alguna de ellas:
- Uno debería ser querido y aceptado por cualquier persona de su entorno.
- Las cosas deberían ser como uno espera que sean, y es un desastre cuando no es así.
- La felicidad o la desgracia dependen sobre todo de factores externos.
- La conducta de alguien depende invariablemente de hechos del pasado.
- Uno debe sentirse fuertemente afectado por los problemas de los demás.
Estas creencias no se basan en ninguna realidad, y contribuyen a generar malestar, infelicidad, y problemas relacionales. Afectan negativamente al equilibrio emocional y al comportamiento individual.
Junto a esas creencias sobre uno mismo, existen otras que podríamos denominar creencias irracionales sociales.
- La sociedad debería ser justa. Es dramático cuando no lo es.
- La sociedad tiene una evolución predeterminada, que supone un avance ininterrumpido hacia mejores niveles en todos los campos.
- Mis costumbres y mis estilos de vida son mejores que los de otras gentes.
- En cualquier conflicto social hay unos que son intrínsecamente malos y otros que tienen toda la razón.
- A uno no debería ocurrirle nada malo, si no ha hecho nada para merecerlo.
- Si todo el mundo pensara como yo, desaparecerían muchos problemas sociales.
- Antes o después todo el mundo tiene el premio o castigo que merece.
Estas y muchas otras son también creencias infundadas, que sólo contribuyen a la frustración y la infelicidad. Como son falsas, casi todo lo que sucede a nuestro alrededor viola esas presunciones, dando lugar a desasosiego, preocupación, desorientación y tristeza.
Sin embargo, en lugar de sacar las conclusiones lógicas de esa contradicción –revisando las creencias irracionales-, las personas tendemos a mantener las creencias, atribuyendo la infinidad de acontecimientos que las refutan a causas excepcionales.
Contra viento y marea, solemos empeñarnos en mantener nuestro punto de vista. En lugar de reconocer que el mundo –la sociedad- es como es, y no como a nosotros nos gustaría que fuese, persistimos en el autoengaño y preferimos pensar que la sociedad “normal” es como nosotros pensamos, y que todo lo que se sale de ese modelo ideal son anomalías pasajeras, que terminarán por desaparecer.
Desde Platón hasta hoy, pasando por los defensores del socialismo utópico, los seres humanos se empecinan en soñar con un mundo perfecto, que no ha existido ni existirá jamás. Cabe preguntarse si no sería mucho más productivo para las personas y las sociedades que toda la energía empleada en construir quimeras se destinara a aprender a adaptarse al mundo real, y a encontrar mejor acomodo en él.
Soñar con lo que yo haría si me tocara la lotería y entristecerme o enfadarme porque no me toca, no parece una actitud muy inteligente. Sin duda sería mucho más feliz aceptando la realidad de mi escaso sueldo, y organizando mi vida para vivir lo mejor posible con él.
Como estoy de acuerdo totalmente con lo expuesto en el último párrafo, esta noche voy a escribir 1000 veces en una libreta :
ResponderEliminarEs imposible que le caiga bien a todo el mundo, así que lo que opinen de mí, me importa un pimiento, tanto en el ámbito laboral, familiar o social.
Y si no son suficientes 1000 veces, lo repetiré las que haga falta, hasta que se me quede grabado en el cerebro.
¿Voy bien? ¿será suficiente ese método?
¿servirá para todos los ámbitos?
10 de febrero de 2009 21:44
Si a ti no te cae igual de bien todo el munod ¿Por qué regla de tres ibas a ceerle tú bien a todos?
ResponderEliminarPor ninguna regla de tres, por supuesto.
ResponderEliminarPero es que creo que además de que no es mi intención conseguirlo, es imposible, aunque también soy consciente de que todo es muy relativo, y que tienen mucho que ver unas circunstancias u otras.
Me explico:
Si a mí en una reunión de amigos, me presentan a unas personas, soy consciente que todo el mundo hace una especie de selección,de forma inconsciente muchas veces. A mí me pasa, y lo hago.
Yo acabo de conocer a un grupo, y enseguida me quedo con un gesto, una sonrisa, una actitud, una forma de hablar, o una mirada que te indica que esa persona es maja, que puedes sintonizar, que hay feeling, que puedes confiar, y también puede ocurrir lo contrario, claro está. Eso es normal y nada preocupante, no te juegas nada, o mejor dicho, no te juegas mucho . Te puedes permitir incluso ser de lo más pasota . A mí que me importa que en el transcurso de la conversación me esté ignorando el/ la elemento/a ese de turno que debe pensar que soy transparente, o me lanza miradas feas, o le pone pegas a todo lo que digo.
Otra cosa es si eso mismo te pasa en una reunión de trabajo, y es uno de tus jefes quien lo hace. Vale, yo actuo según mi criterio, según mis convicciones, y nada, que me hacen el vacío. No puedo hacer mucho más salvo tirarme a sus pies, o decirle a todo “amén” para tenerlo contento, o pensar que yo lo que opino es lo que he dicho, y de ahí no me mueven. . Es mí opinión, y punto pelota. Pero las consecuencias son distintas, o pueden serlo. Lo mismo piensa que eres alguien con carácter que tiene muy claras sus ideas, o te manda a “escaparrar”
Luego hay otra cosa que se me está ocurriendo mientras escribo, y es que si hacemos caso a esa regla siempre a pies juntillas, si la tomamos al píe de la letra, lo mismo se nos puede ir la mano porque no me parece tan descabellado el tratar a veces de acercar posturas, tratar de agradar, tratar de no tener siempre la última palabra. No siempre uno tiene razón, y para eso es imprescindible escuchar. He conocido a gente que por tener en cuenta esa premisa de que es imposible caerle bien a todo el mundo, se creen los reyes del mambo, y a veces ( y digo a veces) igual es conveniente esforzarse, persuadir, convencer, o que lo hagan contigo, en vez de enrocarnos en una postura determinada.
( ¡ ufff ¡ vaya rollo que he soltao)
Yo creo que siempre es bueno dialogar, exponer, intentar convencer...
ResponderEliminarPero si no se consigue, no es el fin del mundo. Y si alguien confunde "discrepar" con "caer mal"... va despistado. Si a uno sólo le "caen bien" los que le dan la razón... mala cosa. Hay que distinguir a la persona de sus opiniones.
A todos no puedo gustar, y todos no me gustan.... no pasa nada por ello, suelo pensar....
ResponderEliminarEs grato que otros, estén de acuerdo contigo, no lo voy a negar ...pero prefiero casi de forma " pecaminosa", ... jeje que no me adulen, que no estén de acuerdo conmigo, siempre con argumentos ...Aprendo mucho mas, de las críticas constructivas que de los halagos ... Me gusta la gente que defiende sus ideas, y también los que tienen "ideales"...
Con los años he comprendido que nada es blanco ni negro... norte o sur..todo o nada..
No soporto a los "sobrados" que creen saber todo, y nunca cambian de parecer... o a los que solo miran su "ombligo" sin pensar en otros que no tienen las mismas oportunidades...Siento admiración por las humildad de muchas personas que comparten lo que han aprendído para ayudar a otros... . Me gusta la gente!! y la gente somos todos!!!
P.D. El título del blog, "Buscando el norte"... Algo parecído es lo que intento con mi vida... no perder el norte.... o encontrarlo.. ufff mejor para ya.!!.. Un saludito desde Canarias!!